viernes, 6 de abril de 2007

En Malvinas profanaron tumbas del cementerio de c...

 

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EL FARO DEL FIN DEL MUNDO

En Malvinas profanaron tumbas del cementerio de combatientes argentinos caidos en la guerra


 
MALVINAS, 25 AÑOS DESPUES : REACCIONES POR EL ACTO DEL 2 DE ABRIL DE EXCOMBATIENTES EN MALVINAS

Malestar kelper por la Bandera argentina que flameó en Darwin

Alegan que fue un acto político y no un homenaje. El desagrado de las autoridades y de los isleños fue claro: desaparecieron del cementerio las placas que dejaron los visitantes. Dicen que fue la policía local.
PUERTO ARGENTINO. LOS VETERANOS DE MALVINAS EN LA CAPITAL. LOS KELPERS REPUDIARON QUE HAYAN DESPLEGADO UNA BANDERA EN EL CEMENTERIO DE DARWIN.
 

Fernando González PUERTO ARGENTINO. ENVIADO ESPECIAL
fgonzalez@clarin.com


El límite fue esa Bandera celeste y blanca flameando al viento en el cementerio de Darwin, el lunes 2 de abril, a 25 años del desembarco argentino en Malvinas. La receptividad del gobernador británico, Alan Huckle; la disposición de los consejeros legislativos de las Islas y el tono amable de sus habitantes cambió ayer por un desagrado general evidente y un clima de frialdad, a tono con los siete grados y el fuerte viento que ayer volvieron desapacible a Puerto Argentino.

La primera señal que tuvieron los cinco veteranos argentinos de la guerra de 1982, de que su gesto de desplegar la Bandera en Darwin no había sido bien recibido fue la desaparición de las diez placas con dedicatorias que les dejaron a algunos de sus compañeros caídos en la acción. Eran rectángulos de plástico blanco, sobre los que había frases de recuerdo; los nombres de los batallones y un mapa de las Islas sobreimpreso como fondo. Todo había desaparecido ayer a la mañana del cementerio de Darwin y aunque nadie se adjudicaba el hecho, los excombatientes creían que había sido la policía local la que los había retirado.

Dos de los ex soldados argentinos, los bonaerenses Daniel Marini (dueño de la Bandera que flameó en Darwin) y Eduardo Conde, fueron hasta la residencia del gobernador Huckle, quien les hizo saber que debían pedir audiencia para ser recibidos.

No fue ése el único gesto duro del gobernador. También intentó evitar que la prensa argentina participara de una rueda de prensa con el dirigente conservador británico William Hague, que ayer llegó a Malvinas para una visita de un solo día. Después de la gestión de un periodista del Daily Telegraph, se accedió a que hablara cinco minutos con un solo colega llegado de la Argentina.

Los consejeros legislativos de las Islas también hicieron saber su malestar por el episodio en Darwin. "Fue un error; creo que algún ciudadano podría sentirse afectado en forma individual por lo que ocurrió y reaccionar", dijo ayer el consejero Michael Summers, un experimentado legislador que ya lleva 12 años en el cuerpo y que integra la línea más dura hacia la Argentina.

En la misma dirección se expresó otra consejera, en este caso Andrea Clausen, una británica que vive desde los tres años en las Islas y que conserva muy frescos los recuerdos de una guerra que estalló cuando tenía apenas diez.

"Fue muy triste que hubiera una muestra política en el cementerio de Darwin, donde deben descansar los muertos...", explicó Clausen a Clarín, en una oficina del pequeño consejo legislativo que funciona junto al mar. "Los veteranos de guerra son bienvenidos aquí, pero no queremos demostraciones políticas sino humanitarias", completa.

Tanto Summers como Clausen y las autoridades isleñas en general aseguran que la exhibición de la Bandera argentina en Darwin no es un delito penado por la ley, pero que a los autores del hecho podría caberles lo que la ley británica denomina "breach of peace" (ruptura de la paz), una regla que se aplica ante la queja de cualquier ciudadano y obliga a actuar a la fuerza pública. Por ello, incluso, la consejera admitió que, en este caso, la Bandera de los argentinos "podría ser confiscada".

Pero también hubo reacciones a nivel social. El despliegue de la Bandera argentina fue el principal tema de conversación en los bares de los dos principales hoteles (El Malvinas House y el Upland Goose), donde muchos isleños se reúnen a almorzar y a tomar unas copas por la tarde. Hubo comentarios en las radios locales e intercambios intensos de mails pasando la voz de la novedad.

En Puerto Argentino se creía ayer que la cosa podía complicarse mañana, cuando el único medio escrito local (el semanario Penguin News) publicara la noticia en su primera plana. Una de sus editoras —Jenny Cockwell— relativizó el tema ante la consulta de este diario. "La gente podría haberlo interpretado como algo provocativo, pero nadie está demasiado consternado. En definitiva, era una Bandera argentina; eran veteranos argentinos y fue en el cementerio argentino. Por eso no creo que haya más reacciones", sentenció.


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MALVINAS, 25 AÑOS DESPUES : DIARIO DE VIAJE

Insultos para un columnista




Eran insultos. No hacía falta haber estudiado en la universidad de Oxford para leer los labios de algunos británicos que ayer, en las Islas Malvinas, insultaban al compatriota Richard Gott, el columnista del diario The Guardian que publicó un editorial diciendo que las islas eran "robadas" y que Gran Bretaña alguna vez debía devolverlas a la Argentina.

Los periodistas del semanario isleño, el Penguin News, sonreían crispados y recordaban algunos antecedentes incomprobables del pobre Gott. En el bar del hotel Malvinas House, alguien de acento londinense aseguraba —aún diecisiete años después de la caída del muro de Berlin— que el columnista era conocido como posible agente de la KGB. Y a esa tendencia le adjudicaba ciertos estudios de Gott sobre Cuba y el venezolano Hugo Chávez.

También lo criticó el escocés Brian Donaldson, el ex combatiente que tocó la gaita el domingo en un homenaje de los isleños y que se preguntaba cómo alguien puede querer devolver un territorio por el que peleó.

"Lo único bueno que se puede decir de Gott es que es coherente", decía la consejera Andrea Clausen, quien aseguraba conocer las opiniones del columnista sobre la conveniencia británica de devolver las islas desde los años 70, cuando ella no tenía más de 10 años.

Gott jamás debe haber imaginado que su columna lo había convertido en el personaje más mentado de Malvinas. Aunque es probable que le hayan ardido sus orejas bien rojas y bien británicas.



MALVINAS, 25 AÑOS DESPUES : ENTRE EL FRIO DEL CLIMA Y EL DE LOS ISLEÑOS, TRAS EL EPISODIO DE LA BANDERA

Ex combatientes, en la mira de los kelpers




PUERTO ARGENTINO. ENVIADO ESPECIAL


El 2 de abril fue un día de sol, pero el de ayer fue un día más complicado para los cinco ex combatientes argentinos que están en Malvinas. Después de haber desplegado una bandera en el cementerio de Darwin, volvieron a Puerto Argentino para cruzarse con la indiferencia y, a veces, hasta algún gesto malhumorado de los habitantes de las islas.

Para colmo hacía frío. A la mañana la temperatura no pasaba de los cinco grados y el viento soplaba con furia sobre la bahía de la capital malvinense. Los cuatro veteranos bonaerenses, Daniel Marini, Eduardo Conde, Ramón Robles y Guillermo Vélez, aprovecharon para sacarse una foto en el monumento que los isleños le hicieron a las tropas británicas, en medio de la ciudad.

Pero la desaparición de las diez placas que les dejaron a los compañeros entre las tumbas de Darwin los tenía desolados. Hubo un intento de gestión ante el gobernador, que tiene una lujosa residencia frente al mar, la misma donde murió el capitán Pedro Giachino hace 25 años cuando comenzó el desembarco argentino. Pero no va ser fácil que los reciban. Alguien —ellos creen que fue la Policía local— se llevó los recordatorios del cementerio, con las inscripciones que recordaban los nombres de los caídos y los de sus regimientos. Con poca plata en los bolsillos y el frío entrándoles a pesar de las camperas, los cuatro veteranos de las colinas que rodean a Puerto Argentino tuvieron un bálsamo al final de la tarde cuando alguien les gritó desde una camioneta.

—Muchachos, ¿quieren tomar unos mates...?

Era un argentino, Carlos Rodríguez, que vive en las islas desde hace seis años. De San Miguel, provincia de Buenos Aires, Rodríguez se los llevó un rato para mostrarles que hasta en el lugar más inesperado un argentino puede encontrar alguien que lo invite con unos mates.

El otro ex combatiente que anda por estas tierras, el abogado correntino Mario Oscar Núñez, también deambuló por las calles de la ciudad malvinera todavía vestido con el pantalón de combate con el que se lo vio el 2 de abril en Darwin. La obsesión de Núñez es recorrer las tierras cercanas al cementerio, entre Darwin y Pradera del Ganso, donde participó del combate clave contra las tropas de elite de paracaidistas británicos.

Y es posible que hoy se le cumpla el sueño. Si todo sale bien, Núñez compartirá la recorrida de aquellos campos de batalla con Garry Clement, el comando británico que desembarcó en esas lomas verdes de las islas para iniciar una marcha que no se detuvo hasta el 14 de junio.
(Fuente: Clarin 4/4/07)

Banderazo
Alberto Amato
aamato@clarin.com

En el cementerio alemán de Normandía flamean las banderas de los países que se destrozaron en la Segunda Guerra Mundial. La británica también. La furia kelper por la decisión de un grupo de veteranos de desplegar la Bandera argentina para entibiar a los caídos en Malvinas, está teñida de hipocresía. La guerra ha terminado. Y un soldado muerto lejos de casa no tiene más abrigo que su bandera. Los británicos bien lo saben, porque tienen a miles de sus súbditos enterrados en los suelos ajenos de sus guerras coloniales. El descaro kelper exige raciocinio a la emoción pura, frialdad a la pasión. Es casi una tontería. Esas cosas no se piden ni en las guerras.


Publicado en la ed. impresa: Política
Viernes 6 de abril de 2007
 

A 25 años de la guerra / Se reaviva la polémica por la actitud de ex combatientes

 

Confiscan las placas colocadas en Darwin

 

El gobierno isleño admitió que ordenó que se removieran las ofrendas del cementerio y que tres de ellas son reivindicatorias

 

Las tres placas de acrílico que el gobierno de las islas decidió confiscar del cementerio de Darwin
 

PUERTO ARGENTINO.- El inspector Len McGill, jefe de la policía de Malvinas, entró en el cementerio de Darwin el lunes 2 del actual apenas se fueron los ex combatientes que habían desplegado allí una bandera argentina. Recorrió los senderos entre las 237 tumbas, tomó fotos y retiró las 10 placas de acrílico colocadas allí por los veteranos en homenaje a sus amigos muertos en la guerra.

Cruzó los 100 kilómetros de ripio de Darwin a la capital y entregó los cuadritos en el consejo de gobierno isleño. Después de traducirlos, el Poder Ejecutivo local anunció ayer que tres de esas plaquetas serán confiscadas y "enviadas a desechar" porque son "de contenido político".

A las otras siete volverán a ubicarlas en el lugar donde estaban, confirmó el consejero y vocero oficial Mike Summers. Las fotos que sacó McGill servirán para no confundir la tumba sobre la que estaban apoyadas. El trámite se cumplirá en las próximas horas.

Los veteranos Daniel Marini, Eduardo Conde, Guillermo Vélez y Ramón Robles habían llevado las placas al cementerio el día en que hicieron su ceremonia con la bandera y el himno.

Al día siguiente, descubrieron la desaparición de los objetos. Culparon a la policía porque vieron que una patrulla vigilaba de lejos.

Siete de los cuadritos los había traído Marini, el dueño de la bandera. Recuerdan a sus seis amigos del Escuadrón 10 de Caballería muertos en combate. Había encontrado el nombre de dos, Alberto Chávez y Mario Cañete, entre las tumbas identificadas. Otros cuatro los dejó debajo de cruces marcadas como "soldado argentino sólo conocido por Dios". Y uno más grande lo apoyó contra el cenotafio.

Según pudo saber LA NACION, las inscripciones consideradas ofensivas eran otras: una que decía "en reconocimiento de quienes dieron su vida por la Patria en una causa justa"; otra que honraba la memoria de los "camaradas caídos en la lucha por estas tierras", y una tercera en homenaje a "quienes regaron con su sangre estas tierras". Todas con el mapa de las islas sobre fondo azul.

Las había traído Robles, un dirigente de veteranos de La Matanza.

Ninguna autoridad contactó a los veteranos. Marini se enteró anoche por LA NACION de que sus placas volverían a Darwin: "Me da una gran alegría saber que las volverán a poner. En parte este viaje tenía el sentido de homenajear a mis amigos".

Los otros cuadros los ex combatientes esperan recuperarlos en Buenos Aires. Según cuentan, cada tanto los isleños remueven objetos del cementerio y los envían a la Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas.

El consejo difundió la noticia de lo ocurrido esa tarde en la edición de ayer de The Penguin News , el único semanario local, que adelantó un día su edición debido a la Pascua.

El dato aparece en un artículo de tapa que refleja el fuerte malestar que causó aquí el episodio de la bandera. Se revela también la reacción de isleños contra las autoridades, a las que piden más firmeza.

Las críticas apuntaron a Summers, que integra el triunvirato ejecutivo. Fue él quien había dicho que el banderazo "no fue ilegal" y que por eso se había optado por no intervenir en el acto.

Pero también él anunció la confiscación de las plaquetas. "Se juzgó que seis de las placas pequeñas y una grande no eran ofensivas y serán retornadas por la policía al lugar original. Sin embargo, tres de ellas eran de contenido político y serán enviadas a la casa del gobernador para ser desechadas", fueron sus palabras.

En diálogo con LA NACION, la consejera Janet Robertson matizó la decisión: "Se buscó prevenir que tuvieran un mensaje ofensivo, que pudiera alterar a alguna gente". Añadió que "no se pretende destruirlas"; quedarán en custodia hasta su devolución.

El gobernador británico de las islas, Alan Huckle, apoyó a los consejeros. Dijo que desplegar la bandera "no fue la mejor cosa", pero le restó gravedad. Y advirtió tras este hecho que la Comisión de Familiares, que organiza un viaje de cientos de deudos para este año, deberá "acordar ciertas reglas y parámetros" para asegurar que no vuelva a ocurrir algo así.

Para el gobernador ahora sólo queda esperar que los veteranos que causaron el revuelo se vayan de una vez. "Esperemos que no hagan nada malo de aquí al sábado", rogó. Mañana saldrá el avión que se llevará a todos los argentinos que, por una razón u otra, vivieron aquí un aniversario que entre los isleños despierta el dolor de los malos recuerdos.

Por Martín Rodríguez Yebra
Enviado especial

Sin restricciones

  • PUERTO ARGENTINO.- La consejera isleña Janet Robertson dijo ayer a periodistas argentinos que el gobierno local "no está analizando" la posibilidad de restringir los viajes de ex combatientes o familiares pese a las quejas que provocó el despliegue de una bandera en el cementerio de Darwin. "Respetamos el dolor y sólo pedimos que no haya demostraciones que puedan alterar a alguna gente", explicó. Robertson es de descendencia isleña, nacida en Santa Cruz. Estudió en Córdoba, donde la sorprendió la guerra de 1982. "Es un momento de recuerdos duros para nosotros, y sabemos que para muchos en la Argentina", añadió.


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