sábado, 24 de noviembre de 2018

Una visita al Madrid islámico



Dom 18 de noviembre de 2018
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Una visita al Madrid islámico


Los orígenes de Madrid son difusos para muchos de sus habitantes. Algunos madrileños se sorprenderían si supieran que la ciudad es la única capital europea de fundación islámica y que nació entre los años 852 y 871, con el objetivo de proteger la frontera entre los musulmanes y los reinos españoles que quedaban.










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Los orígenes de Madrid son difusos para muchos de sus habitantes. Algunos madrileños se sorprenderían si supieran que la ciudad es la única capital europea de fundación islámica y que nació entre los años 852 y 871, con el objetivo de proteger la frontera entre los musulmanes y los reinos españoles que quedaban.


Uno de los motivos principales por el cual gran parte de su historia se haya perdido en los ecos del tiempo es que no quedan apenas vestigios de aquel pasado. “Realmente quedan muy pocos restos del Madrid islámico, ya que fueron destruidos cuando la ciudad se convirtió en capital con Felipe II. Cuando los Austrias intentaron erigir una urbe a medida de su imperio, destruyeron todo aquello que a su juicio descuadraba”, explica Daniel Gil-Benumeya, coordinador científico del centro de estudios del Madrid islámico y autor de ‘Madrid Árabe’, a idealista news. “Lo poco que queda es gracias un poco a un milagro y un poco a casualidad”, añade.


Un poco de historia


Para conocer la historia de Madrid hay que retroceder hasta el emirato de Mohamed I de Córdoba. Este emir, perteneciente a la dinastía Omeya, ordenó construir una fortaleza junto al río Manzanares -lugar en el que hoy se encuentran la catedral de la Almudena y el comienzo de la calle Mayor-, con la misión de proteger Toledo.


“Según las fuentes árabes, Mohamed I de Córdoba comenzó su emirato en el año 852 y en el año 871 ya se había construido Madrid. En esos 19 años se sitúa la horquilla temporal en la que nació Madrid”, explica Gil-Benumeya.


Tiempo después de la construcción de la muralla, en los terrenos colindantes fue brotando un pequeño asentamiento al que se le bautizó como ‘Mayrit’, que significa ‘tierra rica en agua’, y que acabó transformándose en lo que hoy conocemos como Madrid, tanto a nivel lingüístico como geográfico. Cuando el califato de Córdoba desaparece, Madrid se une al reino taifa de Toledo.


Con la rendición de Toledo a Alfonso VI, entre 1083 y 1085, Madrid pasa a ser cristiana. “Los 500 años posteriores a la conquista, la ciudad tuvo una minoría musulmana bastante importante, no en términos numéricos, pero sí en profesionales, ya que controlaban las profesiones ‘importantes’, por ejemplo, alarife (arquitecto) o herrero”, señala el arabista. “De esta época, todavía siguen en pie varios de estos edificios, que pertenecen al arte mudéjar, que es un híbrido entre los estilos arquitectónicos musulmanes y los cristianos (románico y gótico) de la época. Por ejemplo, la iglesia de San Nicolás, la iglesia de San Pedro el Viejo o la ermita de Santa María la Antigua”.


En términos generales, la historia de Madrid se resume en la milenaria frase que hoy se encuentra plasmada en un grafiti sobre un edificio de la plaza Puerta cerrada: “Fui sobre agua edificada, mis muros de fuego son”. Para comprender este lema hay que separarlo en dos partes. Por un lado, “fui sobre agua edificada” alude que los árabes fundaron la ciudad en esta zona por la abundancia de acuíferos, aguas subterráneas y el arroyo que cruzaba la actual calle Segovia.


Por el otro lado, “mis muros de fuego son” hace referencia a las murallas del Madrid primitivo, que estaban hechas de sílex, lo que provocaba que cada vez que una flecha impactara contra la roca saltaran chispas y pareciese que era una fortaleza de llamas.


El agua, elemento esencial


Como se ha mencionado unas líneas más arriba, el agua fue el recurso que provocó que ‘Mayrit’ se construyera aquí y que propició su crecimiento, auge y que, finalmente, se constituyera como capital hasta nuestros días.


Esto sucedió gracias a una innovación que trajeron los musulmanes, que a su vez habían aprendido de los persas: los viajes de agua. “Los viajes de agua consisten en unas larguísimas galerías que transportaban el agua desde las capas freáticas situadas en las afueras de Madrid hasta la ciudad”, explica Gil-Benumeya.


Este sistema de obtención de recursos hídricos, que se estima que mide alrededor de 124 kilómetros, lo importaron los andalusíes, pero realmente se desarrolló y mejoró en los siglos venideros. “Hoy Madrid está alimentado por el Canal de Isabel II, pero hasta su construcción, a mediados siglo XIX, se seguían utilizando estos viajes de agua, llegando incluso a utilizarse hasta los años 60 o 70 del siglo pasado”, señala el arabista. “Hay barrios de Madrid que reciben su nombre directamente de estos canales de agua como Canillas o Canillejas”, añade.


Ruta por el Madrid islámico


estás interesado en este aspecto de la historia de Madrid, debes saber que actualmente se realizan visitas guiadas a través de la Casa Árabe o de la Fundación de Cultura Islámica. Hagamos un recorrido a través de la historia.


Ya que el antiguo Madrid fue fundado por el emir Mohamed I de Córdoba, empezaremos el recorrido por el parque que lleva su nombre. En este lugar, justo debajo de la Catedral de la Almudena, se encuentran 100 metros de restos de la muralla islámica de la capital. “Madrid tiene varios círculos concéntricos de murallas de distintas épocas. La primera es la musulmana, que era bastante ‘pequeña’, abarcaba unos 40.000 m2. La población, en la época islámica, se situaba alrededor de esa fortaleza. Cuando Alfonso VI conquista la ciudad lo primero que hace es construir otra muralla rodeando los arrabales”, explica Gil-Benumeya.


El siguiente trozo de muralla se encuentra debajo del Museo de Colecciones Reales, pero no visible al público, ya que el museo no ha abierto sus puertas aún. “Se piensa que bajo la sede del Consejo de Estado hay otro trozo de muralla, pero debido al carácter de dicha institución nadie ha podido comprobarlo. Luego continuaría por la calle del Factor, que podría haber sido el foso de la muralla”, narra el arabista.


Todos estos lugares conforman lo que se denomina la ‘Almudaina’, que significa la pequeña ciudad o ciudadela. De esta palabra se derivó a Almudena, que curiosamente es la patrona de Madrid.


“Existe una hipótesis que teoriza que puede existir una muralla de la época del Madrid musulmán o posterior a la época del emir Mohamed I llamada la ‘Medinilla’, cuyos restos visibles están en dos bares: Korgui (calle del Rollo, 8) y Casa a la Malicia (calle de Segovia, 16).


Aunque la ubicación sea poco glamurosa, la siguiente parada debe hacerse en el parking de la plaza de Oriente, así que, si alguna vez tienes que buscar aparcamiento por la zona puedes aparcar allí y contemplar la Torre de los Huesos, una atalaya defensiva que data del siglo XI. Con un nombre digno de Juego de Tronos, la edificación fue bautizada así dada su proximidad con el antiguo cementerio islámico de la Huesa del Raf.


Si continuas la travesía del Madrid árabe, llegarás hasta la Plaza de Ramales. Allí se encuentra uno de los silos que dejaron para la posteridad. “En Madrid se conservan varios de los silos de principios de la época andalusí. Estos silos son los restos que más información proporcionan sobre aquel periodo de la historia de la capital, ya que muestran que almacenaban, comían, etc.”, explica el arabista.


Un legado desconocido


Muchos de los hitos de la creación de Madrid son desconocidos por sus habitantes como que el eje principal de Madrid, la Calle Mayor es origen andalusí. “Creo que los madrileños no tienen conocimiento de estas raíces musulmanas de la ciudad. Una de las causas que puede que haya propiciado esto es que la historia de Madrid era demasiado pobre para Felipe II, es decir, para los Austrias, así que se inventaron una historia incluso llegando a fechar la creación de Madrid antes de la fundación de Roma. Hasta inventan un héroe mitológico griego que fundó la ciudad. Aunque eso no tiene ninguna base científica, sí que ha creado un poso en el imaginario colectivo de los madrileños”, expone Gil-Benumeya.


Para acabar el reportaje, Gil-Benumeya relata una escalofriante anécdota. “En 2006, al excavar en la planta baja del número 68 de la calle Toledo, se encontraron más de 60 tumbas de los siglos XI y XV. Estas pertenecían cementerio musulmán, el más antiguo y desconocido de Madrid. Al contrario que otros camposantos, cuyos restos han sido desplazados en algún momento, en el caso del cementerio musulmán simplemente se construyó encima. Todas las manzanas entre la calle Toledo y Humilladero constituyen hoy el cementerio musulmán. Debajo de todas las casas siguen estando todos los cadáveres”.


Fuente: Mundoislam

viernes, 16 de noviembre de 2018

Al-Kindi: "El filósofo de los árabes"

Vie 21 de septiembre de 2018Conocer Más

Al-Kindi: "El filósofo de los árabes"


Al Kindi. Filósofo árabe, astrólogo, matemático y médico, fundador de la filosofía aristotélica árabe; se le distinguió con el honroso nombre de «filósofo de los árabes».




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Escribió comentarios a las obras de Aristóteles («Órganon» y otras) así como varios trabajos sobre cuestiones de metafísica. En la base de su concepción del mundo, puso Alkindi la idea de la concatenación causal universal, mediante la cual se explica que cada cosa, si es comprendida hasta el fin, permite llegar a conocer en ella, como en un espejo, al universo todo. Los partidarios ortodoxos del Corán veían en Alkindi un hereje. De sus numerosas obras se han conservado tan sólo algunos fragmentos.[1]

Fue un prolífico escritor; el número total de libros escritos por él es de 241. Muchos de sus libros fueron traducidos al latín. Los trabajos de Al-Kindi inspiraron a Roger Bacon. Cayó en desgracia a consecuencia de sus relaciones con los mutazilíes.
Síntesis biográfica

Nace en Kufa (actualmente Iraq), alrededor del año 800 C.E. Su padre fue oficial del califa Haroon al-Rashid. De familia aristocrática, gozó del mecenazgo de califas abasíes.
Trayectoria
Matemático

Escribió 4 libros sobre el sistema numérico, y se considera el fundador de una gran parte de la aritmética moderna. Contribuyó a la geometría esférica que necesitaba para sus estudios en astronomía.
Médico

Fue el primer médico que sistemáticamente determinó la dosificación de los medicamentos o drogasconocidas en aquel momento. Ayudó a establecer la dosis estándar para los pacientes.
Como químico

Discutió sobre la imposibilidad de que los metales se convirtieran en metales preciosos y que las reacciones químicas, en contra de las ideas alquímicas del momento, no pueden producir transformaciones en los elementos básicos.
Físico

Escribió un libro sobre la óptica geométrica.
Músico

Investigó sobre los aspectos científicos de la música, sobre lo cual se conocía muy poco en su época. Señaló que las diferentes notas que se combinan para producir armonía tenían tonos específicos, y que los grados de armonía depende de la frecuencia de las notas.

Estableció un método para la determinación de los tonos, y planteó que cuando un sonido se produce se generan ondas en el aire, las cuales golpean el tímpano.
Como filósofo

Su pensamiento evolucionó hacia una constante búsqueda de armonización entre filosofía y religión. Defendió el libre albedrío entre sus coetáneos, le llevo a considerar la necesidad de crear una doctrina filosófica capaz de agrupar los distintos conocimientos humanos.
Popularidad

Se le conocía popularmente en la Edad Media como el Filósofo de los Árabes. Cardano consideró a Al-Kindi como una de las 12 mentes más grandes del Medioevo. Hizo contribuciones a muchos aspectos de la ciencia y la cultura.
Muerte

Muere en 873 C.E. durante el reinado de al-M'utamid.

jueves, 15 de noviembre de 2018

MORISCOS EN AMÉRICA

Hace ya unos posteos que venimos hablando de los moriscos y la incidencia sociocultural y étnica que tuvieron en la forja del gaucherío primitivo. Ahora bien, ¿quiénes fueron esos "moriscos"? Un poco de historia:
La Tradición Islámica ingresa en la península Ibérica hacia el año 711 a través de la figura legendaria de Táriq ibn Ziyad, general amazigh del por entonces gobernador del Califato Omeya en el norte de África, Musa ibn Nusair. Los gobernadores del Califato Omeya eran de origen árabe, quienes, partiendo desde Arabia se asentaron en Damasco (capital del califato en lo que hoy es Siria) para luego gobernar sobre el norte de África. En aquel entonces el norte de África estaba habitado por diversas etnias Imazighen (también llamadas ‘bereberes’) como los Cabileños, Chleuh, Tuaregs, etc. Imazighen (en singular ‘amazigh’) quiere decir ‘hombres libres’, como se llaman a sí mismos, denominación común en Marruecos y Argelia.
‘Bereber’ procede de la adaptación árabe de ‘barbr’ del término griego ‘barbaros’ (atención a la dicotomía que luego establecerá Sarmiento). En la antigüedad los griegos conocían a los bereberes como Libios y los romanos los llamaban ‘numidios’ o ‘mauritanos’. Los europeos medievales los incluyeron en los ‘moros’, palabra procedente de ‘mauro’, es decir, ‘de piel oscura’ (de aquí ‘moreno’), nombre que aplicaban a todos los musulmanes del norte de África. A este respecto es importante lo que el antropólogo francés Atgier señala: “Si entre griegos y romanos ‘moro’ equivalía a ‘negro’, en la lengua bereber ‘negro’ se decía y se dice ‘berik’. En varios dialectos de estas gentes el masculino plural se forma del prefijo ‘iberik’, pues significa ‘los negros’. En otros dialectos se prescinde del prefijo y ‘berik’ es lo mismo en plural. Si en este vocablo suprimimos la terminación ‘ik'’, que adjetiva así como ‘ico’ en ‘ibérico’, y se dobla la radical ‘ber’ -lo que es bastante común en los idiomas del norte de África- obtenemos la voz ‘berber’. Resulta, pues, que ‘moro’, ‘íbero’ y ‘bereber’ indican un pueblo primitivamente de piel oscura, que se ha ido modificando por mezcla con otros que sucesivamente fueron ingresando al país.” Es decir, estos moros y bereberes de ancestro musulmán serán los encargados de poblar Al-Ándalus y de llevar su cultura heredera del oriente.
Como Al-Ándalus se conocerá entonces al territorio de dominio islámico en la Península Ibérica.
Hacia mediados del siglo XIII, al-Ándalus quedará reducido al reino nazarí de Granada, el cual capitula ante los Reyes Católicos en el año 1492.
Se llamó Mudéjares a los musulmanes que permanecieron viviendo en territorio conquistado por los cristianos y bajo su control político. El término deriva de la palabra árabe Mudayyan que significa ‘los que se quedaron’, de donde ‘doméstico’ o ‘domesticado’. En su gran mayoría, de condición social humilde, eran campesinos con una especial vinculación con las tareas rurales o artesanos especializados (y estos son datos a tener en cuenta para la posterior incidencia que aquellas tareas tuvieron en la forja de las culturas ecuestres y rurales en Sudamérica).
En un principio, las condiciones de la rendición del reino nazarí de Granada permitían a los musulmanes la continuidad y el ejercicio de la religión y la cultura islámica; sin embargo hubo un rotundo incumplimiento de lo pactado ya que se formaron misiones que intentaron convertir a los musulmanes al cristianismo, lo que motivó los primeros conflictos.
En el año 1499 se le encomienda al Cardenal Cisneros la tarea de persuadir con más dureza la conversión de mudéjares al cristianismo. Este hombre no dudará en emplear métodos represivos para lograr su objetivo, lo que lo llevó a cometer actos tan desafortunados como la quema de librerías islámicas en diciembre del mismo año. Más de ochenta mil manuscritos de la España islámica se perdieron para siempre tras el afán inquisidor de borrar la identidad islámica.
En el año 1500, y debido a la persecución incesante de que eran objeto los mudéjares, se produce el levantamiento popular del barrio de Albaicín. Debido a este, en febrero de 1502 se emite una Pragmática que ordenaba la conversión de los musulmanes o su expulsión. A partir de estas conversiones forzadas, los mudéjares pasaron a ser denominados ‘moriscos’, diminutivo despectivo de ‘moro’. Los moriscos también fueron conocidos como ‘cristianos nuevos’, denominación que sentará una distinción racial discriminativa entre los descendientes de moros y los cristianos viejos.
En 1566 Felipe II prohíbe el uso de la lengua árabe, de vestimentas y ceremonias de origen musulmán. Esto desata la rebelión de las Alpujarras (1568-1571). Tras esta fracasada rebelión, la nobleza española, cegada por un furor racista, presiona al Rey para que proceda a la expulsión masiva de los moriscos. Esta se llevó a cabo entre los años 1609 y 1614. Los moriscos entonces se asentaron en el norte de África. Algunos se quedaron en España y Portugal, fingiendo ser cristianos nuevos o gitanos, pero permaneciendo fieles a la fe islámica. El resto emigró a América en similares condiciones de clandestinidad.
Hacia finales del siglo XVI se estima que la población morisca en los reinos peninsulares podía oscilar entre las 300.000 y 500.000 personas. Se concentraban fundamentalmente en el Reino de Valencia y en Extremadura, Murcia y Andalucía. Odiados por los cristianos viejos, rechazados por la corona y detestados por la Iglesia, que dudaba de la sinceridad de su conversión, los moriscos devinieron en una masa objeto de toda clase de sospechas y de imposible integración por cuanto suponía la pervivencia dentro de España de un pueblo inasimilable y hostil.
De los colonizadores venidos de España a tierras americanas, sabido es que el grupo más numeroso procedía de Andalucía, la región cuyo pasado nombre, al-Ándalus, como dijimos, fue el dado por los musulmanes al territorio peninsular conquistado por ellos a partir de 711. El índice geobiográfico de cuarenta mil pobladores españoles de América reunido por Peter Boyd-Bowman, prueba que el continente andaluz fue mayoritario en los primeros tiempos del período antillano, al formarse el sedimento inicial de la sociedad colonial americana; después, aunque no mayoritario, fue doble o triple que el de cualquiera de las regiones más aportadoras.
Ahora bien, desde el hecho de encontrar voces y modismos de procedencia árabe en el primitivo lenguaje colonial, voces que pervivieron en el idioma de América y que sin embargo no se hallan en el castellano de España, y notables pautas culturales que arraigaron en suelo americano y que no se deben confundir con el exiguo legado transmitido por los españoles del sector cristiano europeo, nos permite inferir la presencia del elemento humano morisco que se encontró afianzado desde un principio de la sociedad colonial americana, y esto tiene que ver con la huida de este elemento humano de condiciones de vida difíciles y hostiles. El historiador español Antonio Dominguez Ortíz afirma que venir a América para el europeo normal se presentaba como una empresa muy arriesgada, que sólo intentarían aventureros, perseguidos políticos y religiosos y otras categorías excepcionales. Los moriscos, descendientes de musulmanes, serán los más necesitados de abandonar España luego del decreto de expulsión decretado en 1609 contra su comunidad. Al mismo tiempo, el movimiento humano que supone la colonización del Nuevo Mundo brindaría la ocasión de que estos moriscos, disimulando su origen, aprovecharan las ventajas de radicarse en América.
El historiador mejicano Hernán G. H. Taboada explica que luego de la conquista de Granada, entre los cristianos viejos se veía favorablemente el envío de moriscos hacia otras tierras ya que temían su crecimiento demográfico en la Península debido a que ni la censura religiosa ni la emigración voluntaria impedían su aumento. Ante lo cual, entre la gran cantidad de soluciones propuestas figuran las de enviarlos a regiones americanas, como por ejemplo a la inhóspita Terranova o como Bernardino de Escalante aconsejaba a Felipe II, en una carta del año 1596, que “aunque sea disimuladamente, debe su Majestad mandar que todos los años se saquen con este nombre de pobladores cantidad de moriscos con sus mujeres e hijos, de los lugares donde habitan que más a propósito pareciere, sin respetar a ricos ni a pobres, y llevarlos a embarcar a los puertos cuando se ofrecieren flotas que partan a Tierra Firme, Honduras y Nueva España” y repartirlos en poblaciones de españoles e indios, dándoles tierras y ocupaciones, aislándolos y ocupándolos en expediciones de conquista.
Igualmente la conocida laboriosidad de los moriscos hizo que en ocasiones se los requiriese en América, por ejemplo, para instalar obrajes de seda en Nueva España sugirió su envío el obispo Zumirraga hacia 1540; un pedido semejante hacía el arquitecto italiano Juan Bautista Antonelli para las obras de fortificación en Cuba. A pesar que estas sugerencias no fueron atendidas, los moriscos bien pudieron ingresar a América hasta el año 1578, momento en que se les hizo extensivo el cierre al Nuevo Mundo: los que ya habían llegado deberían ser devueltos a España. Sin embargo siguieron llegando y los ecos de su presencia resuenan hasta el fin de la Colonia. La Inquisición los creía descubrir con frecuencia y les atribuía creencias y conjuras.
A pesar de las prohibiciones y las persecuciones, la presencia de moriscos en el Nuevo Mundo se encuentra significativamente mencionada; Taboada cita: los cronistas del Perú, la obra en verso de Juan de Castellanos, la Crónica del Potosí de Arzáns de Orsúa y Vela, los archivos protocolares y los procesos de la Inquisición dan nombres y ejemplos; soldados, guardaespaldas, artesanos, esclavos, concubinas de origen morisco, que a veces llevan como sobrenombre la marca de su origen, practican sortilegios y curaciones o interpretan sueños, lo que ya en España era típico de su grupo. Taboada hace notar que también es posible que hubiera moriscas esclavas o libres llevadas a Indias para ejercer la prostitución, aunque también se habla de un morisco que llegó a cacique de un grupo de nativos de Venezuela, lo que debemos tener en cuenta al momento de considerar el carácter de ciertas sublevaciones y el atributo libertario y emancipatorio del morisco plasmado luego en el código de conducta de los criollos marginales, que el historiador argentino Hugo Chumbita ha dado en llamar bandoleros rurales.
Los moriscos que se aventuraban al Nuevo Mundo debían llegar con un permiso especial, que será sistemáticamente anulado a partir de 1578, lo que, a pesar de los datos suministrados por Taboada, nos puede permitir inferir erróneamente una escasa presencia morisca en América, como manifiestan, por ejemplo, el tribunal inquisitorial de Lima que entre 1570 y 1600 procesó a 78 criptojudíos y sólo a dos moriscos, o como en el virreinato de Méjico que los moriscos no son señalados como puntos neurálgicos, es decir, de consideración. Sin embargo hubo una serie de causas y factores que favorecieron una cierta invisibilidad del morisco en el Nuevo Mundo. La investigadora M. E. Sagarzazu enumera cuatro causas razonablemente posibles: 1) la frecuente inmigración ilegal; 2) la pobreza de informes y procesos encausados por la Inquisición del Nuevo Mundo; 3) el escaso número de criptomusulmanes que entre los moriscos llegaban, y 4) la falta de idoneidad de quienes debían detectar las herejías, entre las que figuraba el criptoislamismo. Dentro de los ingresos ilegales se incluyen náufragos, desertores y desterrados que dependiendo de las condiciones anteriores de vida acabaron encontrando en tierras americanas un lugar de delicias. La historiadora española R. Sánchez Rubio apunta que la compraventa de licencias permitió el paso de prohibidos a las Indias y la profesora portorriqueña Luce Lopez-Baralt, sobre la presencia morisca en Puerto Rico, acota lo siguiente: “ya sabemos que aunque el paso de moriscos y judeoconversos estaba prohibido, por lo dudoso de su ortodoxia, estas disposiciones se burlaron repetidamente. La presencia de descendientes de moriscos y aún de criptomusulmanes es, no cabe duda, una realidad documentada en los albores de nuestra historia nacional”. Esta afirmación sirve de conclusión a una investigación sobre la existencia de otros conversos de moro en la isla de Puerto Rico. Otro ejemplo notable lo aporta Rodríguez Molas en su Historia Social del Gaucho, cuando informa que a pesar de las estrictas disposiciones prohibiendo el ingreso de penitenciados por la Inquisición -moros y judíos, al igual que sus descendientes- una información de limpieza de sangre autorizándolo a hacerlo era lo más simple y fácil de obtener, y muchas veces, como ocurre con los acompañantes del colonizador español Juan Ortiz de Zárate, tampoco lo exigen. Rodríguez Molas dice que el hecho era tan corriente, tan popular, que hasta cierto personaje de una novela española del siglo XVII se burlaba de la disposición oficial con inusitado desparpajo: “Fácil negocio es eso... porque si hay en Sevilla testigos para decir mal quitando la fama, honra y crédito de quien no conocieron ni oyeron decir, mejor los hallará para decir y acreditar a quien se lo pague... Y yo, que tanto deseaba ver el Nuevo Mundo... salí de la posada en busca de algunos amigos para mi abono y nueva información, deparándome mi buena suerte cuatro que a pretender hábito de Alcántara, por sus dichos no lo perdiera (de obtener)” (Jerónimo de Alcalá, El donado hablador, en Novelistas posteriores a Cervantes, Madrid, 1946). Sobre la facilidad de obtener en expediente de limpieza de sangre Rodríguez Molas recuerda que fray José de Madrid, nieto del comerciante sefardí portugués Diego Luis de Lisboa, demuestra ser ‘cristiano viejo’ sin antecedentes judíos (en Palacio de Madrid, Archivo de la Real Capilla, Pruebas de Predicadores, legajo 7).
Sagarzazu apunta que otra vía de ingreso imposible de ser detectada la proporcionaban las naves sin licencia que transportaban a quien estuviera en condiciones de pagar el traslado, fueran o no prohibidos. Otra circunstancia que facilitó el paso de los moriscos a las colonias de América se infiere que las naves destinadas al Brasil y al Río de la Plata paraban en Canarias, y como hace notar el prof. Manuel Lobo Cabrera, estas islas habían quedado como la única porción del territorio español de la que los moriscos no fueron expulsados.
Ahora bien, existió un indudable rigor de carácter fundamentalista que consideró al morisco, por su ascendiente musulmán, como alguien de sangre impura, prohibida, lo que favoreció a la ilegalidad del mismo en el Nuevo Mundo. Sin embargo, la atribución de ilicitud e ilegalidad al ingreso de moriscos a América, no significa que los miembros de aquel colectivo tuviesen una inclinación a los actos delictivos, sino que era la consideración de que a ellos les estaba prohibido lo que a otros no, o que explícitamente llevaban un estilo de vida y costumbres censurados o mal vistos por los cristianos viejos. Estos aspectos convergen para crear una imagen negativa de algunos primitivos pobladores llegados de la Península, es decir, que no eran gente de buena estirpe. Por ejemplo, según los catálogos de Pasajeros a Indias, Ortiz de Zárate, luego de insistentes requerimientos y bandos, reúne aproximadamente trescientos voluntarios que según el decir del tesorero Montalvo eran la “escoria de Andalucía”, desplazados (prohibidos) a los que se agregan cientos de campesinos hambrientos y soldados sin esperanza... El cronista Fernández de Oviedo ya antes había escrito lo que luego se transformaría en tendencia general: “En aquellos principios si pasaba un hombre noble y de clara sangre, venían diez descomedidos y de otros linajes oscuros y bajos”. Juan Friede observa que de 13.000 pasajeros que emigran entre 1509 y 1550 sólo se mencionan a 36 hidalgos, es decir, de buena sangre (citado por Rodríguez Molas, pág 33).
En las colonias, la escasa capacidad de los agentes encargados en descubrir al cristiano nuevo de moros o de judíos, facilitó al morisco velar costumbres de ancestro musulmán, sobre todo la negativa de consumir carne porcina. Así mismo, como apunta Sagarzazu, el tipo de vida de muchos de los primeros españoles, al unirse con mujeres indígenas, fue rural, lo que a propósito de las costumbres los favorecía triplemente, ya que dentro del matrimonio era entonces el varón (un morisco, en este caso) el que a través de su supremacía como conquistador y como hombre imponía su voluntad y sus costumbres, y porque el alejamiento de los centros urbanos les permitía reproducir sin testigos las tradiciones que traía (costumbres más tarde encargadas de originar el código de conducta gauchesco, sobre todo en los criollos de la zona comprendida por lo que hoy es Argentina, Uruguay y sur de Brasil). El campo, entonces, resultó ser el ámbito propicio para que los moriscos encontraran la tranquilidad de una vida en relativa libertad. Los obispos deban la razón de no poder llegar a estos pobladores porque se encontraban diseminados en territorios demasiado extensos, razón que también conspiró contra la autoridad inquisitorial encargada de detectar a posibles criptomusulmanes. Así la marginalidad podía prosperar en las Indias con facilidad y, como dice Sagarzazu, ese fue el motivo por el que la clandestinidad ofreció un marco adecuado para obviar una presencia tan esquiva como la morisca en América. La ausencia de controles institucionales favoreció así un estado de cosas que sería aprovechado por quienes buscaban una grieta para escapar de una situación agobiante como en la que se encontraban los miembros de los colectivos marginalizados de la sociedad colonial española.
(continuará...)
Autor: Federico Mustafa Alassino
15/11/2018

miércoles, 7 de noviembre de 2018

El día que Ensenada casi desaparece

El día que Ensenada casi desaparece

Especiales 29 de septiembre de 2018 Por 
Hay un mito extendido en La Plata, Berisso y Ensenada: dice que si explota la refinería de YPF las tres ciudades quedarían hechas trizas en cuestión de segundos. Esa idea narrada a través de los años por grandes y chicos, sin lugar a dudas tiene su hito fundacional el 16 de Septiembre de 1955, cuando fuerzas militares anunciaron un bombardeo que estuvo a punto de reventarlo todo. Historia de éxodos familiares, y del Flaco Ortiz, quien perdió a su papá en aquellos días de grieta de veras. El misterioso cuadro de Perón, que resistió las bombas.

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Por Federico Tártara
“No habiendo terminado las hostilidades, puede producirse el bombardeo de las Destilerías de La Plata en cualquier momento. El comandante de las fuerzas de tarea N° 7 de las Fuerzas de Mar pide a los vecinos de la zona mantenerla desalojada para evitar pérdidas de vida, hasta nueva orden”, estas palabras provocaron un pánico tan grande que no solo los vecinos de Ensenada rajaron para La Plata en medio de la lluvia, sino que también se sumaron los de Berisso. Todos los medios de transporte fueron desbordados por las personas que finalmente desistieron y decidieron continuar a pie. Este fue el segundo éxodo-el 19 de Septiembre-, el primero se había dado apenas dos días antes cuando también se informó, aunque por radio, que “la población civil se alejara de las instalaciones de La Plata, ya que serían atacadas a las 13”.
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Más allá de los comunicados amenazantes y más que precisos en los horarios, el hecho de que ese misma mañana con unos pocos disparos certeros se habían destruido los depósitos petroleros en Mar del Plata y una larga columna de humo había despertado el pánico en la ciudad balnearia, las acciones eran contundentes para entender que las tropas militares estaban dispuestas a todo para acabar con el gobierno democrático del General Perón. También hubo combates en Sierra de la Ventana y Bahía Blanca, en Córdoba y en Curuzú Cuatiá. Además, el 16 de Junio del mismo año, en un hecho único en la historia de los enfrentamientos bélicos mundiales la propia aviación de un país bombardeo su plaza principal, causando más de 300 muertos y millares de heridos, entre ellos niños que se desplazaban en un trolebús.    
En Ensenada, las tropas pretendían en un principio llegar a la por demás simbólica Ciudad “Eva Perón”- hoy, La Plata- por eso en principio a la medianoche los contraalmirantes Isacc Rojas y Alberto Toranzo ocuparon la estación de trenes “Río Santiago”, pero las fuerzas leales, la policía de la Provincia de Buenos Aires y los vecinos de Ensenada, los detuvieron. Algunos hasta mencionan que participaron los estudiantes de la UES. Todo sucedía, ya el  viernes 17 de Septiembre de 1955, y luego, alrededor de las 10 de la mañana, ya empezaron los combates y el sobrevuelo de aviones por la zona.
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Los soldados se parapetaron en la Plaza de Manuel Belgrano, más precisamente sobre la calle La Merced, y en ese lugar se desató un tiroteo infernal. Se calcula que murieron 6 personas: 2 policías, 2 soldados del Regimiento 7, un trabajador ferroviario y un vecino, de un paro cardíaco. Sin embargo, por la intensidad de los combates siempre se estima que las víctimas fueron muchísimas más pero que el número fue borrado de la historia; así como esta historia de la que hace pocos años que se comenzó a investigar y difundir.
Durante esos días, pasó de todo: se juntaron en tan sólo un día 60 litros de sangre para donar a los posibles heridos, la Fragata Libertad tuvo su bautismo de fuego durante esa trágica jornada, ya que recibió un bombazo mientras estaba anclada a la espera de ser terminada en el astillero Río Santiago, y las poblaciones de Berisso y Ensenada en dos oportunidades marcharon al éxodo bajo una intensa lluvia. Por si los destacados fueran pocos, también aparecía el apellido Brown, integrando las tropas leales: era Izquierdo, familiar del héroe de la Batalla de Vuelta del Obligado.

El hombre del bienestar 

“A mi viejo lo mató una bomba”, dice Rodolfo “El Flaco” Ortiz y extiende el certificado de defunción donde en uno de los renglones se lee “muerto por esquirlas de bomba”. El hombre se queda en silencio, se mueve despacio por la carpeta de archivos que tiene en su notebook. Todo perfectamente indicado: fechas, años, y, por supuesto, razones. Vive, en Ensenada, a unos 200 metros de donde su papá perdió la vida.
Su vida fue una hasta el año 2007. Ahí, dijo basta al silencio que su familia le había impuesto a su historia familiar. Tenía, desde hacía décadas, una sola historia en su cabeza que le habían contado cuando él preguntaba, de niño, por su papá: “vino un avión, tiró una bomba y lo mató”.  
El Flaco continúa buceando en su carpeta y prende un video de su mamá que está en Youtube. Su mamá habla a cámara, muy dolida. “Es muy dolorosa recordar esto para mí”, dice. Su hijo le hace preguntas una y otra vez, sacándole sílaba por sílaba la historia de su familia, y la historia de un país también. Porque claro, la historia de un país es aquello que no se cuenta, también. “Ese día estábamos todos debajo de una mesa, con mi mamá y mis dos hermanos. Cayeron las bombas, y nosotros también estábamos debajo de colchones”.   
Tipo canoso, flaquísimo, con lentes al pecho. Ese es Ortiz, un hombre que está cortado entre 1955 y 1992. Todos los Ortiz son ferroviarios, cuatro generaciones. Con orgullo relata que fue uno de los líderes de la facción rebelde que protagonizó un paro de más de 40 días en el año 1992 y que cerró las medidas de fuerza con una mística movilización a Plaza de Mayo. La privatización avanzó igual, por las traiciones. Pero la facción quedó en la memoria histórica de lucha.  
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Ahora, Ortiz recorre el lugar donde sólo queda una casa de las históricas en pie. Las otras fueron barridas por un bombardeo criminal. Desde ahí señala el ingreso de las tropas desde el área militar al área civil. Extiende su brazo largo y señala las fechas de las placas que hay en uno de los rincones de la casa. Recorre la historia. “Tengo la historia de ese puente”, dice y esta vez y flanqueado por un sol de la siesta aparece el puente flotante ferroviario, una joya arquitectónica macerada por ingenieros británicos. Mi abuelo, Celedonio Ortiz, fue uno de los últimos que lo manejó.
Cuando se recorre la ciudad de Ensenada aparece una idea de que en este lugar ha pasado de todo. Podría haber sido una ciudad más, a las sombras de la gran metropolí, de sus edificios, de sus parques y jardines, pero el protagonismo, al igual que su homónima y vecina Berisso, aparece en el protagonismo de sus trabajadores y trabajadoras. “El ensenadazo” en el 2001 y las recientes luchas por la continuidad del Astillero “Río Santiago”, completan un mapa que se extiende hacia el futuro marcado por espíritus rebeldes y tozudos.  
Cada año, el padre del Flaco es homenajeado donde una bomba lo ultimara.

El cuadro de Perón

 “Una tía me contó el tema del cuadro de Perón, incluso antes de que yo encuentre la foto. Ella me decía que una vez que las bombas barren la cuadra, hay una casa donde queda el cuadro de Perón: ´se torció un poquito, pero ni las bombas pudieron con él´, decía mi tía”, cuenta el Flaco Ortiz.  
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La fotografía que acompaña la nota publicada por el diario “El Día”, narra el hecho inédito. Tiene un título: “Más allá de la destrucción sigue incolumne su figura” y un epígrafe:
“La circunstancia de que las bombas no hayan conseguido derrumbar la efigie del Conductor, parece significar una alegoría, en sentido de que vive siempre en el corazón de su pueblo”.   
En ese entonces, antes de la persecución y la proscripción que pasó los 18 años, era más que común los altares de Perón y Evita en cada cocina de la Argentina. Bueno, en el barrio “Campamento”, también existían.
La ex presidenta, Cristina Fernández de Kirchner también recuerda lo que le contaron de esos días, cuando vivía en 4 y 32, ciudad “Eva Perón”: “Mi abuelo trabajaba en un frigorífico en Ensenada y después trabajó, durante el gobierno peronista, como despachante de aduana. Le tocó estar en Río Santiago la noche que amenazaron con bombardear la destilería de YPF”, dijo en un acto en Ensenada, junto al Intendente Mario Secco.   
Y ahora hay más. “Ensenada, una memoria” de Leopoldo Brizuela, narra los hechos desde la óptica de la familia del escritor y “todo lo que escuchó de niño” y el documental “Ensenada 55”, en proceso, de Hugo Crexell, cuenta los sucesos desde la mirada de un aviador peronista, su padre.

Los hechos y los muertos

Todo sucedió en apenas una semana, del viernes al jueves. Los primeros que reciben “el alerta” de la sublevación de la Escuela Naval de Río Santiago es la Policía de la Provincia de Buenos Aires. El dato se lo pasa inteligencia militar. Son los primeros en llegar, y en los primeros enfrentamientos mueren dos policías:Juan Altamirano y Héctor Zenón Juárez. Durante la evacuación, el vecino Luis Ghidini sufre un paro cardíaco.
Luego, alrededor de las 15 hs, ya con las bombas, muere Rodolfo Celedonio “cholo” Ortiz, en la vereda de su casa del Barrio Campamento.  
Y una vez que llega el Regimiento de Infantería Número 7, en ese entonces con base en la plaza Islas Malvinas, perecen combatiendo los soldados y, también, obreros José Luis Vitali y Raúl Di Paolo, quienes a su vez eran grandes amigos. El primero de ellos trabajaba como tipografista en Diario El Día –el periódico publicó una sentida nota-, y el segundo en el Astillero Río Santiago.
La facción antiperonista movilizó los Barcos KING y MURATORE, que estuvieron listos para atacar el continente y las destilerías de YPF, pero al tiempo decidieron moverlos hacia Uruguay. Y desde allí regresaron victoriosos y con exiliados. 
El 19 de Septiembre de 1955, cerca del mediodía, renuncia el General Perón, mediante el envío de una misiva.   
13.55, el Teniente General Franklin Lucero lee por radio la carta de Perón. En ella, el General dice: "Yo que amo profundamente al pueblo, sufro un tremendo desgarramiento en mi alma presenciando su lucha y su martirio. No quisiera morir sin hacer el último intento por su tranquilidad y felicidad. Ante la amenaza de bombardeo de los bienes inestimables de la Nación y sus poblaciones inocentes, creo que nadie puede dejar de deponer intereses o pasiones". Luego, confusiones mediante, partirá hacia Paraguay.
17.45, Lucero renuncia. Y argumenta que tomó la decisión “cuando se amenazó con destruir con bombas la Ciudad de Buenos Aires y también las destilerías de Eva Perón”.
Al otro día la tapa del diario “La Prensa” lo dice todo: reunión de la junta militar. Ya el jueves asumen Lonardi y Rojas. El primer decreto que firma Lonardi, desde Córdoba, es el que les cambia el nombre a dos provincias. Eva Perón, vuelve a llamarse La Pampa, y Juan Domingo Perón pasa a llamarse Chaco.
Para no ser menos, el Almirante Issac Rojas toma una decisión gorila y proclama que el crucero “17 de Octubre” dejará de llamarse así para pasar a denominarse “Crucero General Belgrano”, que décadas más tarde será hundido por los ingleses en la Guerra de Malvinas. 
 “Mi viejo no se fue porque se quedó apoyando a los soldados. Era ferroviario y hablaba a La Plata, no se quiso ir porque decía que venía un tren con soldados desde La Plata. Al final el 7 de Infantería vino caminando”. Rodolfo Celedonio Ortiz tenía para ese entonces 36 años, amaba a su mujer y a sus dos hijos. Y murió defendiendo la democracia y a Perón, y su pueblo. 
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domingo, 4 de noviembre de 2018

Los bombardeos químicos con los que España quiso civilizar el Rif

Los bombardeos químicos con los que España quiso civilizar el Rif


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Bombardero de Havilland listo para entrar en acción (1921)
España bombardeo el Rif con armas químicas desde 1921 hasta 1927. Se trata de un armamento que estaba prohibido en el tratado de Versalles y por el Protocolo de Ginebra  firmado tras la primera Guerra Mundial. Este hecho nunca ha sido reconocido oficialmente y España siempre ha contado con el silencio y la complicidad de Marruecos, que entre 1956 y 1959 utilizó Napalm contra la población rifeña.
La guerra del Rif fue de una gran crueldad y supuso la ante sala de lo que serían más tarde las guerras en el mundo, basadas en la destrucción total del enemigo.
Diversas asociaciones y agrupaciones rifeñas exigen todavía a España reconocer la autoría de estos ataques y la reparación del daño causado por los elevados casos de cáncer que siguen azotando la zona del Rif en comparación con el resto de Marruecos. Tanto para los familiares de las víctimas, como el resto de la población se trata de una deuda histórica y moral. Recuperar la historia del Rif que ha quedado en el olvido.
La venganza de Alfonso XIII
Con la expulsión de los españoles del Rif el 15 de julio del 1921 tras la batalla de Annual, que costó la vida a cerca de 13.000 soldados (españoles e indígenas) los rifeños proclamaron la Yemauría Rifia (República del Rif). Hecho que supuso la expulsión de una potencia europea a manos de una guerrilla “tribal”. Alfonso XIII con sed de venganza y de resarcirse de la cruel y humillante victoria ante los cabileños ordenó el bombardeo con armas químicas. Los aviones españoles gasearon los poblados con fosgeno, cloropicrina, difosgeno e hiperita (gas mostaza). España se convertía así en una de las primeras potencias en utilizar armas químicas contra población civil.
Alfonso XIII con sed de venganza y de resarcirse de la humillante victoria ante los cabileños ordenó el bombardeo en 1925 con armas químicas.
La guerra del Rif se encuadra entre los años 1921 y 1927, sin embargo en un conflicto bélico que se remonta años atrás. En 1906 la Conferencia de Algeciras supuso un reparto de Marruecos establecido por Francia e Inglaterra, a España no le quedó más que aceptar los designios de estas dos potencias ya que de alguna forma su presencia como potencia colonizadora mejoraba la imagen exterior y permitía explotar el sentimiento patriótico tras la pérdida unos años atrás de la últimas colonias en Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Además, la presencia española permitía proteger los intereses económicos en la zona ocupada, el Rif era una zona con unos recursos minerales de mayor calidad que los de la península.
En este contexto en 1909 se inicia la conocida como la Guerra de Melilla que supuso una derrota española en Abarrán y Monte Arruit, y que culminaría en 1921 con Annual. Los españoles habían colonizado la zona oriental de Marruecos y los rifeños no aceptaban que una potencia extranjera usurpara su independencia.
La población rifeña, dirigida por el carismático líder Mohammed Abd El Krim El Jattabi, decidió combatir a la potencia ocupante, al contrario que sultán de Marruecos Moulay Yúsuf que aceptó el protectorado y subió al poder tras abdicar su hermano Abd al-Hafid en 1912. El protectorado que repartía Marruecos como si de un pastel se tratara quedó consumado en 1912 con el tratado de Fez y otorgaba el montañoso terreno del Rif a España, mientras que Francia se apoderaba del resto del país.
En el año 1924 España se convirtió en la primera potencia en rociar con gas mostaza sobre población civil, violando el Protocolo de Ginebra que prohibía el uso de gases asfixiantes tóxicos o similares durante la guerra.
Sería durante la guerra del Rif, cuando tendría lugar una de las épocas más negras de la historia de España, un hecho sin precedentes que ha quedado en el olvido con el paso de los años. El Ejército Español utilizó agentes químicos ante una desesperada acción de acabar con los rifeños.
En el año 1924 España se convirtió en la primera potencia en rociar con gas mostaza sobre población civil, violando el Protocolo de Ginebra que prohibía el uso de gases asfixiantes tóxicos o similares durante la guerra. El gas utilizado se producía en el complejo militar de los Cerros de la Malasoña, al suroeste de Madrid. Una planta construida en 1923 por Alfonso XIII para la elaboración de de estas sustancias, la fábrica fue creada con el apoyo de la inteligencia alemana y francesa.
El Ejército colonial español bombardeó de manera sistemática los poblados del Rif para acabar con la lucha independentista de Abdelkrim. Un crimen contra la humanidad que fue denunciado por prestigiosos historiadores de todo el mundo como así lo recoge el alemán Sebastian Balfour en su libro Dedly Embrace (Abrazo mortal).
Balfour, que estudió abundante documentación española, francesa y británica, sostiene que se lanzaron estas bombas de forma masiva entre 1924 y 1925 en los souks (mercados) y los poblados. La estrategia empleada por los militares coloniales españoles consistía en escoger las zonas más pobladas del Rif y convertirlas en el objetivo de las bombas tóxicas. Explica Balfour que fue posible bombardear a las tropas enemigas porque “los españoles habían retrocedido prácticamente hasta Ceuta y Melilla” tras la batalla de Annual.
Balfour: “Se aludió por parte de España a que no era lo mismo utilizar armas químicas sobre pueblos civilizados que sobre pueblos incivilizados como lo era el Rif”
Annual desencadenó un sentimiento de odio y venganza azuzado por la prensa española. Según Balfour “para justificarse ante el tratado de versalles que impedía la utilización de estas armas, se aludió por parte de España a que no era lo mismo utilizar armas químicas sobre pueblos civilizados que sobre pueblos incivilizados como lo era el Rif”. Para este historiador “el objetivo era la población civil porque los guerrilleros eran difícil de alcanzar, era una guerrilla móvil”.
La periodista e historiadora María Rosa de Madariaga defiende que la primera vez que se usaron los gases tóxicos fue durante la batalla de Tizzi Azza el 5 de junio de 1923. Unos bombardeos que según la historiadora durarían hasta 1927, pues el parte de fin de la guerra dado por el Teniente general José Sanjurjo el 10 de julio de 1927 exponía que pocos días antes se seguía bombardeando con gases tóxicos.
El historiador español Juan Pando reconoció el uso de gas mostaza a partir del año 1923. Una postura que comparte Carlos Lázaro Ávila que sostienen que España utilizó gases tóxicos durante la guerra del Rif, mientras que Francia lo hizo en 1925 en los alrededores de Fez.
Pedro Tonda Bueno, aviador militar español, dejó escrito en su autobiografía La vida y yo diversas referencias al lanzamiento de gases tóxicos que produjeron envenenamiento de los manantiales rifeños. Mientras que Ignacio Hidalgo de Cisneros, en su obra biográfica Cambio de rumbo se muestra protagonista de bombardeos con gases tóxicos al reconocer ser el primer piloto que arrojó 100 kilogramos de bombas de gas mostaza desde su Farman F60 Goliath, en el verano de 1924.
En un telegrama enviado por Dámaso Berenguer, el entonces Alto Comisario del protectorado español (figura de máximo poder en el Marruecos colonial), con fecha del 12 de agosto de 1921 y dirigido al entonces ministro de la Guerra español, Luis Marichalar y Monreal, Berenguer expone:
Siempre fui refractario al empleo de gases asfixiantes contra estos indígenas, pero después de lo que han hecho, y de su traidora y falaz conducta, he de emplearlos con verdadera fruición.
En otro telegrama del comandante General firmado durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera a fecha de 22 de marzo de 1925, propone:
En el zoco el arba de tauirirt de Beni Urriagel, se reúnen los miércoles gran cantidad de enemigos confiados en que nunca se ha bombardeado dicho zoco, ruego a vuestra excelencia me autorice a utilizar 100 bombas C5 (hiperita de 20kg) en el bombardeo que ordenaré para el primer miércoles bueno y con el cual seguramente se conseguirá hacer mucho daño al enemigo.
 En el año 2005 la Asociación para la Defensa de las Víctimas de la Guerra del Rif emitió un informe en el que explicaba que todavía se seguían sintiendo los efectos de las armas químicas utilizadas, estableciendo una relación con el elevado número de casos de cáncer que se dan en la región del Rif. Algo que no se ha podido demostrar por la falta de estudios.
En el año 2007, Esquerra Republicana de Catalunya expuso una proposición no de ley al Congreso de los Diputados, para que el estado español reconociese el uso de armas químicas contra la población del Rif. Un proyecto que fue rechazado con el voto en contra del PP y del PSOE.
Arrhas: veneno
Ochenta años después un periodista rifeño Tariq El Idrissi y el madrileño Javier Rada, rescataron en “Arrhas” los testimonios de los últimos supervivientes de aquellos ataques. Tariq en una entrevista a TVE explicó que “en su época los rifeños no eran conscientes del hecho sin precedentes que había supuesto este ataque, sin embargo, hoy día somos conscientes que quisieron exterminarnos”.
Se ha demostrado científicamente que la hiperita es una sustancia cancerígena y que causa irritación en la piel, quemaduras, ceguera, e inhalado en grandes cantidades provoca la muerte. Así lo explican en el documental los supervivientes entrevistados por Tariq.
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Mohammed Salah Faragi gaseado con gas mostaza explica: “se pegaba a la piel, era de un color amarillo y negro, parecido al azufre”.
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Laarbi Mohamed Chouaib “el manco” comenta que les Bombardearon desde el Peñon de Alhucema “nos rociaron con veneno en 1925”.
509347.jpgMohmmed “Santiago” recuerda cómo sus hermanas quedaron ciegas “tosían y tosían hasta que murieron, mi madre corrió la misma suerte”. Explica que también fueron contaminadas las aguas y las fuentes de donde había caído el armamento “quemaban la piel al entrar en contacto con el agua, corroía la piel. Mi hermano bebió de la fuente y murió al instante. Desde entonces la  tierra es infértil. El líquido tenía un olor fuerte y era amarillo”.
Elevado número de casos de cáncer
Entre los testimonios recogidos en el documental, Balfour comenta que la incidencia de cáncer en las zonas bombardeadas es mayor que el resto de lugares, “se ha establecido científicamente que el gas mostaza afecta genéticamente al genoma en ratas y conejos,  y que se transmite de generación en generación, no obstante, no se ha demostrado en los humanos”, añade.
Abdesslam Boutayeb del Foro Hispano Marroquí por la Memoria Común y el Porvenir denuncia que la mayoría de los casos de cáncer en Marruecos se encuentran en la zona del Rif. Explica Boutayeb que: “España cometió dos crímenes de estado, por un lado la coloniación, por el otro, la guerra química”.
Said Aichir de la Asociación Memoria del Rif denuncia que no es casual que “tengamos datos sobre que el 80% de los casos de cáncer que hay en el hospital oncológico de Rabat procedan del Rif”.
Según Madariaga no hubo un seguimiento de los afectados mantenido en el tiempo, por ello es peligroso establecer esa relación causa efecto. “Sin embargo”, añade Madariaga, “es evidente que España tiene una responsabilidad y que debe realizar un reconocimiento de que esto se llevó a cabo”, opina.
España marcaría un precedente histórico por el que nunca ha rendido cuentas, el pueblo rifeño lejos de recibir apoyo por parte de Marruecos sería de nuevo objetivo de armas prohibidas, sucedió durante las revueltas rifeñas en 1958, cuando el ejército marroquí utilizó napalm contra la población rifeña. España y Marruecos nunca han reconocido estos crímenes de guerra.
 Fuente: https://ymouled.wordpress.com/