LA ALJAMÍA O EL MESTIZAJE LINGÜÍSTICO EN AL-ANDALUS ®
Artículo: Milagros Soler Cervantes
El término aljamía o alyamía es una palabra de origen árabe عجمية agamiyah o Aŷamī (en plural, Aŷam y A ̉āŷim). Significa extranjero haciendo referencia a lo que no es árabe. Se aplica por lo tanto a todas las lenguas que no tienen origen musulmán aunque éstas no deriven del latín. En Hispania se utilizará el término para designar la simbiosis que conformaron el árabe y las lenguas romances que se hablaban en la Península. Consiste en una mezcla singular del idioma musulmán y el latín vulgar (romance), también conocido como latiní. Se habla de texto aljamiado si la fonética latina se transcribe con el alfabeto árabe. Es posible que la idea se fundamentara en soluciones parecidas aportadas por fenicios y púnicos antes y durante la romanización, teniendo en común sus fundamentos semíticos.
La aljamía es pues, una lengua romance derivada del latín que tenía la singularidad de ser escrita con signos árabes. Al producirse la diáspora del siglo VII en la Península Arábiga, cada una de las tribus que iniciaron la expansión tenía sus propios dialectos. Acabó imponiéndose como lengua común la de la tribu de Quraysh en la que El Corán fue revelado a Mahoma. Llegará a consolidarse como el árabe clásico y se extenderá por todas las tierras que fueron conquistadas por el Islam, donde llegará a implantarse. La palabra A ̉ŷamī la veremos escrita varias veces en el libro sagrado de los musulmanes.
Las tribus de Arabia tenían sus propios dialectos. Se impondrá la lengua de la tribu de Quraysh, en la que El Corán fue revelado a Mahoma.
Desde el siglo VIII hasta el siglo X se fue forjando en las tierras del sur (al-Andalus) lo que será el andalusí, contemporáneo al latín vulgar que se hablaba en la Bética romana. Existió durante algún tiempo una suerte de bilingüismo generalizado. Pronto se terminará imponiendo el árabe, sobre todo en Valencia y el Reino de Granada. Para comunicarse en las relaciones cotidianas, sobre todo en las transacciones comerciales con judíos y cristianos, los árabes empezaron a utilizar el aljamiado. Por otra parte, la palabra aljama era usada en España durante la Edad Media para designar la comunidad de judíos y cristianos por lo que seguramente el término aljamía vendría a referenciar principalmente a una parte de la lengua española aculturada.
En la aljamía o latiní se incorporarán palabras del árabe culto y se arabizarán otras de origen latino. En muchos casos, esta trasformación se produce añadiendo terminaciones o artículos (al). De la utilización de la aljamía se tienen noticias desde el siglo IX en un tratado anónimo de botánica. Sin embargo, las obras mas consolidadas vendrán de la mano de los llamados diwanes. Estos consistían en poemas de exaltación y alabanzas a Dios, al Profeta o al Sultán, aunque su temática llegó a ser muy variada. Para Ben Yemia el carácter simbólico religioso de la lengua árabe asumía connotaciones de grafías sagradas ya que en ella se había transmitido y revelado escrito El Corán. Dejar de usarlo suponía someterse a costumbres paganas y renunciar por lo tanto a su Dios y a sus raíces culturales, entendiéndose así como un gesto de debilidad.
La convivencia de cristianos, moros y judíos en las ciudades medievales potenció el uso del aljamiado. Tratado de botánica en aljamiado.
Esta simbiosis lingüística se ha venido produciendo en diferentes momentos de expansión semítica, fruto de la necesidad de tener que escribir con signos conocidos (árabes y hebreos) un idioma del que sólo se dominaba la fonética. Tal es el caso del turco, el persa o el serbocroata. Durante la Edad Media, el mozárabe (musulmán) y el ladino (judío) serán dialectos totalmente aljamiados. También fue usado por los moriscos terminada la reconquista, una vez que los Reyes Católicos rindieron el Reino de Granada (1492). En España, según Epalza, la aparición de la aljamia tendrá lugar en Castilla la Vieja hacia el año 1460 teniendo mucho que ver con ello la caída de Constantinopla en manos musulmanas (1453). Este hecho dio lugar a que el turco se escribiera con signos árabes. Los moros españoles adoptaron la aljamía definitivamente en el siglo XV. Para Epalza el origen es consecuencia de la fuga de alfaquíes que se produce a partir del siglo XIII.
Caída de Constantinopla (1453) y bautizo masivo de moriscos tras la conquista de Granada por los Reyes Católicos.
Rendición de Granada. Boabdil entrega las llaves de la ciudad a los Reyes Católicos, Isabel y Fernando. Año 1492
Patrick Harvey cree que Juan de Segovia (1393-1458) contribuirá notablemente en la vinculación de las lenguas latina y árabe. Pretende con sus escritos llegar a un entendimiento dialogado entre ambas culturas. En 1453, año de la caída de Constantinopla, dedicará todo su empeño a escribir su obra De mittendo gladio Divini Spiritus in corda sarracenorum. Desde el Concilio de Basilea se interesa por El Corán, los ritos y tradiciones de los moros con la intención de buscar la mejor manera de convertir a los mudéjares al cristianismo. Llegará a conseguir una versión de El Corán en latín escrito por Pedro de Cluny del siglo XII. Su interés por los problemas islámicos se remonta incluso antes de Basilea ya que en el año 1431 participó en una célebre disputa en Medina del Campo con un embajador enviado por el rey de Granada.
El fiqh o derecho islámico también necesitó de la escritura aljamiada. En 1462 un alfaquí de la mezquita de Segovia escribió un breviario en lengua romance con caracteres árabes. Este Breviario Sunní atribuido a Iça Gideli estaba dirigido fundamentalmente a la población mudéjar que se había apartado del conocimiento de sus mayores. Sin embargo, Epalza afirma que no hay ningún texto anterior a 1462. Un puesto relevante en la escritura aljamiada lo ocupa el Mancebo de Arévalo. Morisco abulense de gran creatividad literaria, fue obligado a convertirse al cristianismo. A principios del siglo XII viajó con frecuencia a Granada después de la conquista por parte de los Reyes Católicos. Harvey nos informa que el Mancebo de Arévalo llevó el aljamiado desde Castilla hasta Aragón, aportando a esta lengua bastantes aragonesismos. Vemos como esta forma de lenguaje pasa por distintas etapas de aceptación y expansión iniciándose en Castilla entre los años 1462 y 1501 con la primera tradición de El Corán al castellano ( Içe De Gebir) y trasmitiéndose a Aragón gracias a la obra del Mancebo de Arévalo.
Texto aljamiado del Mancebo de Arévalo
Esta etapa aragonesa se inicia a partir del año 1501 en un contexto de mudéjares muy adaptados a la cultura castellana llegando al momento de la cristianización obligada. Finalmente, cuando se decreta la expulsión de los moriscos el aljamiado deja de tener sentido en España y los cristianos nuevos utilizan el castellano sin posibilidad de otra opción. El fuerte arraigo de esta forma de adaptar los signos a la oralización latina es para muchos la prueba de que no hubo tal invasión de hordas guerreras sarracenas, sino una llegada progresiva de pueblos norteafricanos a través del estrecho y las costas andaluzas. Una fuerte invasión habría terminado imponiendo su idioma, como ocurre en todos los casos de colonizaciones violentas. La escritura con caracteres árabes de fonética y significado romance fue el idioma más utilizado en al-Andalus hasta el final de la reconquista. Su influencia llegará también hasta los dominios de Aragón y Castilla donde la nobleza, menos interesada en las formas literarias, había encerrado en sus monasterios el arte de los manuscritos. En la mayoría de la población los signos latinos apenas eran conocidos.
Salida de la familia de Boabdil de la Alhambra de Granada. Pintura de Gómez Moreno.
Aunque el árabe era la lengua oficial de al-Andalus, el latín vulgar arraigado durante la dominación romana nunca dejará de hablarse. Incluso en aquellos territorios conquistados por los cristianos, los mudéjares (mudayyan, que significa sometido, al que se le permite quedarse) continuaron durante mucho tiempo viviendo en barrios exclusivos llamados morerias en los que mantenían, con ciertas limitaciones, sus costumbres y tradiciones. De ese término, se pasó al de morisco, es decir, musulmán cristianizado que había sido bautizado en la fe católica, muchas veces para salvar la vida. La aljamía puede considerarse una lengua vulgar, mezcla del árabe y el latín. Tanto en un caso como en otro, el aspecto culto de ambas formas se conserva casi exclusivamente en rezos y composiciones literarias utilizadas por minorías aristocráticas. Nos dice Coloma Lleal en La Formación de las lenguas romances peninsulares:
“En el periodo inicial, el romance andalusí se caracterizaba por su mayor fidelidad al latín, lo cual se refleja en la presencia de abundantes arcaísmos léxicos y la conservación prácticamente inalterada de la forma fonética latina”
Según algunos especialistas, la aljamía puede considerarse como una lengua romance más de la península ibérica, comparable a las que se formaron en Galicia, León, Asturias y Castilla durante los siglos VIII a XI, pero con la singularidad de sustituir los signos romanos por las grafías árabes. Ateniéndonos a la afirmación de Coloma Lleal, en la que asegura que el romance andalusí conserva abundantes arcaísmos, podría explicarse que en Andalucía existan topónimos como Castril, Castell de Ferro, Poqueira, Ferreira. Se habían pretendido justificar con repoblamientos y emigraciones de los habitantes del norte, después de la conquista cristiana. Pero estos presuntos flujos de población, si existieron, no debieron ser tan importantes como para considerarlos colonizadores de nuevos territorios en al-Andalus.
Diferentes tipos de vestimentas árabes
La semejanza y paralelismo entre lenguas de geografías tan distanciadas como Galicia y Andalucía deben entenderse, según Menéndez Pidal, como consecuencia de la homogeneidad territorial que llevó consigo la dominación visigoda. Menos plausible resulta el hecho en el que se hace fuerte Coloma Lleal cuando mantiene que estas semejanzas tienen que ver con la preferencia de los andalusíes por las esclavas gallegas. Por mucha que fuera la influencia de las mismas, no terminaría de dejar bien explicadas tales similitudes. Ni siquiera la emigración de contingentes andaluces a esos territorios del norte dejaría claro que, al regresar a su tierra, adoptaran para ellas nombres extranjeros. Puede entenderse como normal que un emigrante designe con el nombre de su patria un territorio nuevo conquistado, pero es extraño que aquellos que vuelvan a sus lugares de origen, den nombres foráneos a la región que ocuparon sus ancestros.
Expulsión de los moriscos. Hasta el último momento el idioma árabe estuvo vivo entre ellos.
El idioma arábigo no dejó de usarse en Andalucía tras la toma de Granada, como muchos han creído demostrar. Cuando los Reyes Católicos visitaron en 1491 la ciudad vieron, con desagradable sorpresa, que sus gentes se mantenían fieles a los usos y costumbres nazaríes. Hasta tal punto fue así, que encargaron al cardenal Cisneros la “cristianización” inmediata de la provincia, con toda la fuerza y los medios que tuviera a su alcance. Juan Martínez Ruiz, citando a Miguel Griffin, asegura que:
“…Hasta el último día de estancia de los moriscos en Granada, el árabe fue la lengua viva única de gran cantidad de vecinos de pueblos granadinos, como por ejemplo los de las Alpujarras”
Carmen Barceló y Ana Labarta coinciden con estos investigadores al aseverar que en el Reino de Valencia, el árabe se habló hasta el mismo momento de la expulsión de los moriscos y que nunca llegó a estar censurado. Fue en 1566 cuando Felipe II prohibió el uso de la lengua árabe, criminalizando su utilización. Tres años dio de plazo a los moriscos para aprender el castellano, si bien gran número de ellos ya dominaban cierto bilingüismo, como ya hemos señalado antes. Antonio Domingo Ortiz observa que:
“Los mudéjares castellanos debieron olvidar completamente el árabe, pues en 1462 el alfaquí mayor de Segovia hubo de redactar en castellano la Suma de los principales mandamientos de la lay Alcoránica”
Conviene señalar que la existencia de la aljamía no excluyó el uso de la lengua árabe en Andalucía. En el Reino de Granada, en Aragón y en el de Valencia, también se utilizaba de forma cotidiana, tanto en sus aspectos cultos como populares y en documentos escritos oficiales y literarios (siglos XII – XVI).No era extraño el bilingüismo en mudéjares y moriscos. Algunos manuscritos medievales gallegos y castellanos tienen anotados en sus márgenes palabras aljamiadas. De hecho, en el paisaje de las lenguas medievales se daban complejas combinaciones que podrían enmarcarse, a grandes rasgos, en territorios en los que:
- se hablaba y se escribía en árabe
- se hablaba y se escribía en latín vulgar
- se escribía latín vulgar con grafía árabe (aljamiado)
- se hablaba en árabe y se escribía con signos latinos.
Utilizando la escritura aljamiada se realizaron obras muy variadas y de excelente calidad. Luis Bernabé (Op. 1994b 322-323), atendiendo a los temas tratados y al estilo en el que éstos se exponen, establece la siguiente clasificación:
A).- TEXTOS RELIGIOSOS :
1.- Ciencias coránicas
1.1. - El Corán
1.2. - Comentarios
1.3. - Lecturas coránicas
2.- Ciencia de los Hadices
2.1. - Colecciones
2.2. - Crítica interna
3.- Gramática y lexicografía
4.- Sermones
5.- Polémicas
6.- Textos jurídicos
6.1.- Textos jurídicos doctrinales
6.1.1. - Compendios
6.1.2. -Capítulos
6.2. - Formularios notariales
6.3. - Formularios de contratos
6.4. - Cuestiones resueltas
7.- Literatura piadosa
7.1. - Normas ascético morales
7.2. - Plegarias
7.3. - Profecías
7.4. - Autobiografías y viajes
7.5. - Gestas expansionistas
7.6. - Relatos morales ejemplarizantes
7.7. - Relatos escatológicos
7.8. - Poesía religiosa
B).- TEXTOS NO RELIGIOSOS
1. - Escritos supersticiosos
2. - Recetas médicas e higiénicas
3. - Cuentas particulares
4. - Itinerarios
5. - Literatura profana
En lo que respecta a Andalucía, la represión seguida a la Rebelión de las Alpujarras hizo imposible la pervivencia del árabe en esa parte de la Península. Las sangrientas persecuciones y la pragmática de los Reyes Católicos contribuyeron a la desaparición del aljaimí. Poco después de abandonar su oralización, los escritos dejaron definitivamente de producirse. Por sus características en la forma de plasmar la fonética, los textos aljamiados dan un valioso testimonio de las formas de pronunciación del castellano medieval.
En la actualidad, algunos grupos de tendencias nacionalistas, propugnan la aljamía como idioma característico del pueblo andaluz. Sin embargo la realidad socio-cultural de la época en la que surgió esta forma de lenguaje escrito nada tiene que ver con la identidad de quienes ocupan en nuestro presente ese entorno geográfico. Forma parte, eso sí, de su riquísimo legado cultural, fruto de un histórico pasado de mestizaje. Desde el principio, la escritura aljamiada ha sido símbolo del esfuerzo por la integración cultural, al mismo tiempo que la resistencia a olvidar sus orígenes del pueblo musulmán andalusí.
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