martes, 26 de junio de 2018

Todos tenemos razón

Todos tenemos razón. Pero las razones de unos son diferentes de las de los otros, por el simple hecho de que la razón se enraíza en la subjetividad humana, es inseparable del punto de vista del observador que se sitúa frente al mundo y lo analiza.

Pero, por suerte, también tenemos corazón.
La razón mide, calcula, reflexiona y, finalmente, trata de imponerse mediante argumentos, lo cual implica debates, discusiones, en confrontación con otros argumentos y razones. El corazón siente, medita, piensa, sintoniza. No se sitúa frente al mundo sino en el mundo, no frente a los demás sino con ellos, junto a ellos, desde la empatía y la conciencia de nuestro origen común y compartido.
El islam es el sometimiento de la razón al corazón. Por eso en la postración -el acto de adoración por excelencia: poner la frente sobre el suelo en señal de sometimiento al Creador de los cielos y la tierra- el corazón se pone por encima de la cabeza.
Esto no implica renunciar a la razón, sino darle su lugar. Invita a relativizar el propio punto de vista, desde la humildad, y a tratar de armonizar nuestra razón con un criterio superior, por ser más abarcador. Pues el hombre no se reduce a su cabeza, no es un ego situado frente al mundo, sino un ser creado y acabable, una pasión creativa, hermanado con el resto de las criaturas por su origen en el Uno.
Abdenur Prado

Seyyed Hossein Nasr, el libro sagrado de la Naturaleza

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“Aunque la naturaleza sea explotada y destruida por el hombre, es ella la que tendrá la última palabra”.
Seyyed Hossein Nasr, actualmente catedrático de Estudios Islámicos en George Washington University, es hoy uno de los más importantes académicos de religiones comparadas y sabiduría islámica. Autor de más de cincuenta libros que han sido traducidos a numerosas lenguas y elocuente conferenciante de carismática presencia, el Dr. Nasr es frecuentemente invitado en los más importantes foros internacionales como la ONU o la Tenenos Academy. Tras graduarse en Física en la Universidad de M.I.T., Nasr obtuvo su master en Geología y Geofísica en Harvard University y se doctoró en Historia de la Ciencia.
En 1966, cuando pocos se preocupaban de los problemas ecológicos, el Dr. Nasr escribió “El hombre y la naturaleza: la crisis espiritual del hombre moderno”, una profunda meditación sobre las raíces filosóficas y espirituales de la crítica situación medioambiental y uno de los primeros libros en predecir la grave crisis que se avecinaba. En 1979, a raíz de la Revolución Islámica en Irán, Nasr se trasladó a EE.UU para convertirse en la actualidad en uno de los más importantes portavoces de la intelectualidad tradicional islámica, muy alejada de la característica estrechez que, en mayor o menor grado, afecta a la interpretación de la religión hoy día.
Con esta entrevista nos hemos querido acercar a una visión tradicional que se ha convertido en marginal para los círculos académicos y las organizaciones medioambientales. Las tesis del Dr. Nasr sobre el carácter sagrado de la naturaleza y la vinculación entre la pérdida de la inteligencia espiritual del hombre moderno y la crisis del equilibrio ecológico son temas de primer orden para cualquiera que pretenda tener una perspectiva completa sobre este grave problema.
¿Qué es la naturaleza para usted?
Todo lo que no está hecho por los seres humanos ni es efecto de las actividades humanas es naturaleza (en el contexto empleado aquí), desde las cumbres de las montañas hasta el océano, desde las algas hasta el elefante. En cierto sentido, también el hombre forma parte de la naturaleza en el aspecto de que su cuerpo sigue las mismas leyes naturales y físicas que los demás animales del mundo natural. Pero puesto que el hombre ha recibido la libertad de rebelarse ante Dios y profanar la naturaleza, desde cierto punto de vista el hombre no es técnicamente lo mismo que los otros seres naturales. En todo caso, la naturaleza la defino aquí como aquello que no es humano y no es efecto de la actividad humana. Claro, en las sociedades tradicionales esas actividades solían estar en armonía con la naturaleza, y en el caso de las sociedades industrializadas no está en armonía con la naturaleza ni lo más mínimo. Ni que decir tiene que incluso en nuestro mundo de hoy, la naturaleza y los entornos hechos por el hombre también se interpenetran de muchos modos.
¿Cómo describiría el estado actual en que se encuentra la naturaleza y nuestra relación con ella?
El hombre moderno y postmoderno ha destruido mucha naturaleza, desde los bosques hasta los arrecifes de coral, y amenaza a lo que queda de ella. La situación es crítica y, con la difusión global del paradigma del modernismo, que es inseparable de la idea de poder y dominación sobre la naturaleza para satisfacer las “necesidades” humanas que nunca cesan de crecer (y que en muchos casos son necesidades artificiales, en modo alguno necesidades reales), las cosas están empeorando. Pero durante los decenios más recientes también en Occidente, y recientemente en el mundo no occidental, hay personas en las que ha despertado la consciencia por lo que se refiere a la precariedad del estado en que se encuentra el mundo natural y la necesidad de cultivar la actitud correcta para con la naturaleza, de modo que no se destruya lo que queda de ella. Convendría recordar, de todos modos, que por más que la naturaleza sea explotada y destruida por el hombre, la que tendrá la última palabra será la naturaleza.
La crisis espiritual de la modernidad
En uno de sus libros usted hace una correspondencia entre la crisis actual del hombre y la naturaleza por una parte y la crisis espiritual del hombre moderno por otra. ¿Puede desarrollarnos dicha correspondencia?
La crisis en la relación entre los seres humanos y la naturaleza empezó en el Occidente moderno a partir de dos errores: la incomprensión de la naturaleza más profunda del hombre y la incomprensión de la realidad sagrada de la naturaleza. Y como consecuencia de una crisis espiritual durante el Renacimiento y el siglo XVII, el hombre moderno –en la medida en que se convertía en “moderno”–  pasó a concebirse a sí mismo como ser puramente terreno, sin responsabilidad ni con respecto a Dios ni con respecto a su creación. Y además, como resultado de aquella crisis espiritual e intelectual, se desechó la realidad sagrada de la naturaleza y ésta se pasó a ver desde el punto de vista puramente cuantitativo y mecánico, como podemos ver en la física clásica. Y aquella crisis espiritual interior cada vez se fue reflejando más exteriormente a partir de la época de la Revolución industrial.
Dentro del movimiento ecologista se dice que el hombre es el gran enemigo de la naturaleza  y que su existencia es prescindible en este planeta que destruye. ¿Qué piensa usted de esa afirmación?
No es que todo ser humano sea el mayor enemigo de la naturaleza, sino tan sólo el hombre moderno. Los aborígenes australianos han estado viviendo en Australia durante unos 40.000 años y, si no hubieran sido en gran medida destruidos por el hombre blanco y sus modos tradicionales de vida no hubiesen sido alterados de tantos modos, hubieran podido seguir viviendo en Australia en medio de una naturaleza hermosa e inmaculada otros 40.000 años o más. Eso no puede decirse de los habitantes de las zonas urbanas de Sidney o Melbourne o, de hecho, cualquier otra ciudad moderna, desde Seúl a Nueva York. La existencia del hombre moderno no es necesaria para la naturaleza, y de hecho no puede continuar mucho tiempo haciendo lo mismo que hasta ahora.
Pero el hombre es una realidad perenne, es decir, el hombre tradicional era –y sigue siendo, en la medida en que sigue existiendo ese tipo de ser– una fuente de gracia para la naturaleza, y su propia presencia en la Tierra permitía y sigue permitiendo a la naturaleza respirar el aire del mundo espiritual. Hay razones esotéricas, cosmológicas y metafísicas por las que la naturaleza no podría existir sin el hombre. No puedo entrar en ellas aquí, pero las he expuesto en varios libros míos, especialmente “El hombre y la naturaleza”, “La religión y el orden de la naturaleza” y “El conocimiento y lo sagrado”.
El libro cósmico
¿Por qué dice usted que el cosmos es un libro de múltiples significados?
¿Qué es un libro? Es cierta cantidad de pedazos de papel, o un rollo, donde se han escrito ciertas formas con algún tipo de tinta, formas que poseen significado más allá de su figura externa. Para comprender ese significado debe uno conocer el lenguaje en el que está escrito ese libro. Pues bien, el cosmos es como un libro en el sentido de que cada uno de sus fenómenos tiene significado más allá de –al mismo tiempo que en– su forma exterior y de las características del fenómeno en cuestión. Aunque uno no conozca el lenguaje en el que está escrito un libro, aun así puede pesarlo y medir su altura y su anchura. Las ciencias cuantitativas de la naturaleza han hecho precisamente eso con respecto al libro cósmico. Han estudiado los aspectos cuantitativos de los fenómenos naturales, pero han olvidado la lengua en la que estaba escrito el libro de la naturaleza, o el libro cósmico, y por ello no pueden entender el mensaje contenido en él.
¿Cómo se puede aprender a leer los signos de la naturaleza para comprender su mensaje?
Sí, es posible dominar el lenguaje de modo que se pueda volver a leer el libro cósmico como lo hacía la gente de antaño. Sin embargo, para lograr esta proeza, debe uno comprender antes que nada lo indispensable de metafísica y de cosmología, y ser capaz de vivir de nuevo en el universo tradicional, que es intelectual y espiritual; únicamente en ese universo puede dominarse este lenguaje.
Ciencia y caminos de conocimiento
¿Cuáles de las ciencias actuales se aproximan con mayor penetración al conocimiento del hombre y la naturaleza?
Ninguna ciencia moderna está cerca de lo que es comprender verdaderamente la relación entre hombre y naturaleza, porque todas ellas tienen como base el hacer caso omiso de los estados superiores del ser, incluida la realidad espiritual. Pero puesto que hace usted la pregunta, de modo comparativo yo diría que, desde el punto de vista de la comprensión de la notable armonía de la naturaleza y nuestra relación con ella, la más cercana sería la ecología. En cambio, desde el punto de vista de acercarse a la comprensión de la metafísica, creo que la mecánica cuántica es de la mayor importancia si consigue liberarse de esa prisión que es la bifurcación cartesiana.
¿Qué pueden aportar las ciencias orientales a la comprensión que tiene la ciencia occidental sobre la naturaleza?
Las ciencias orientales tradicionales de la naturaleza, sean chinas, indias, islámicas u otras, están basadas en una cosmología que continúa ligada a la metafísica. Estudian la naturaleza a la luz de los principios espirituales e intelectuales que van más allá de la naturaleza física y que están basados en la correspondencia profunda entre el hombre y la naturaleza, más allá de lo simplemente cuantitativo y material. Eso es lo que se denomina antropomorfismo en el pensamiento del Extremo Oriente. Ahora bien, si estas ciencias orientales tradicionales se estudian en profundidad en Occidente –no como fases rudimentarias de la ciencia occidental moderna, sino como modos independientes de conocer la naturaleza–, pueden revelar aspectos fundamentales de la naturaleza y de la relación del hombre con ella; aspectos que permanecen ocultos para la perspectiva de aquellos cuyos horizontes se limitan a la ciencia moderna. Por lo demás, estas ciencias tradicionales pueden ayudar a resucitar un serio interés por ese tipo de ciencias (como ciencia y no como historia) tal como se las encuentra en Occidente mismo, como por ejemplo las ciencias herméticas.
¿Considera que las religiones tienen algo que aportar al debate medioambiental?
– Las religiones pueden aportarlo todo a la crisis medioambiental, y donde más se debate sobre ella es sobre todo en las partes del mundo que todavía son mayoritariamente religiosas en contraste con los europeos occidentales. En primer lugar, fue la religión en su sentido más amplio la que proporcionó un enfoque espiritual de la existencia, incluida la naturaleza, en todas las civilizaciones tradicionales. Como he dicho antes, si no se hubiera secularizado la naturaleza en Occidente, las ciencias modernas seculares y puramente cuantitativas no se habrían desarrollado, ni se habría desarrollado la tecnología, que ha causado tantos daños al entorno. En segundo lugar, tanto las religiones mundiales más importantes como –especialmente– las religiones primitivas, poseen todas una ética religiosa que atañe tanto al mundo de la naturaleza como al de los seres humanos. Eso es cierto incluso del cristianismo, pese a que este aspecto de la tradición cristiana ha quedado eclipsado en los tiempos modernos y únicamente en los últimos decenios los teólogos y eticistas cristianos le han prestado su atención y San Francisco de Asís ha sido declarado santo patrón de la ecología.
Se necesita decididamente lo que ahora llaman el “reverdecimiento” de la religión, es decir, reavivar los aspectos de sus enseñanzas que tienen que ver con el entorno natural y la responsabilidad del hombre para con la creación de Dios. ¿Se imagina usted lo distinta que habría sido la conservación del entorno natural si los predicadores cristianos y musulmanes y los maestros hindúes y budistas, en sus sermones de todos los días, hubieran seguido recordando a cristianos, musulmanes, hindúes y budistas el deber religioso de ser administrador de la creación de Dios en vez de ser su enemigo?
Usted se ha preguntado: ¿quién sabe más sobre el coyote, el zoólogo que es capaz de analizar sus hábitos externos y diseccionar su cadáver o el hombre-medicina indio que se identifica con el «espíritu» del coyote? ¿Cuál es su respuesta?
Mi opinión es que conocer la esencia de un animal, su arquetipo, es una forma más elevada de conocimiento que conocer su peso, su anatomía y sus hábitos de apareamiento. Hay que saber que lo segundo, ciertamente, no es insignificante y es valioso y legítimo en su propio nivel, pero que eso no agota toda la realidad del animal. Conocer al animal en su realidad esencial es sin lugar a dudas tener un conocimiento más profundo. De eso es de lo que estaba hablando cuando escribí sobre el hombre que se identifica con el coyote, tal como lo vemos en las tradiciones de los nativos americanos.
¿Extinción o esperanza?
En estos momentos, si en algo se ponen de acuerdo las distintas religiones y los científicos es en anunciar las primeras el fin de los tiempos, y los segundos la extinción de la especie humana a través de terribles catástrofes ambientales. ¿Cuál es la correspondencia?
Las religiones hablan del final de la historia y de los acontecimientos escatológicos, como vemos de forma tan explícita en fuentes hindúes, cristianas e islámicas. También hablan de los “signos de los tiempos”, los signos que caracterizan el fin de la historia tal como la conocemos. Lo que dicen los científicos sobre los desastres medioambientales inminentes corresponde en muchos casos a los “signos de los tiempos” profetizados. No obstante, hablando desde el punto de vista teológico, es un gran pecado continuar destruyendo la naturaleza por las creencias escatológicas que uno tiene. Eso es el mayor de lo insultos, porque uno debería seguir sus enseñanzas mientras a nuestro alrededor siga estando el mundo. ¿Acaso si fuésemos practicantes sinceros de la religión iríamos en contra de las enseñanzas de los fundadores de nuestras religiones, incluido Cristo, y dejaríamos de ayudar a los pobres con el argumento de que la Tierra va a quedar destruida dentro de poco y que por tanto no serviría de nada paliar el sufrimiento de los demás? Nadie más que Dios conoce cuándo llegará lo que los musulmanes llaman “la Hora”. Dijo el Profeta del Islam que es un acto bendito el plantar un árbol incluso si mañana tuviese que acabarse el mundo.
¿Hay esperanza aún de que el hombre se reconcilie con la naturaleza y ocupe su auténtico lugar en el mundo?
Por supuesto que siempre hay esperanza, que es una virtud teológica, como decía San Agustín. Pero al cabo de casi medio siglo de preocuparme por la crisis ambiental y de estudiarla, he llegado a la conclusión de que, si no media una intervención divina, la única esperanza que hay para la presente humanidad sería una gran catástrofe que fuese lo bastante amplia como para cambiar el paradigma que domina el pensamiento y el modo de acción del hombre moderno, lo que rompería sus hábitos corrientes de necesitar y consumir cada vez más sin ninguna consideración para con los derechos del mundo no humano. No me gusta nada decir una cosa así, pero, para ser realista, puesto que la humanidad moderna se niega a cambiar su línea de conducta de modo significativo mediante la educación en la escala de tiempo que tenemos y en el marco de oportunidad de que disponemos, el que ocurra una calamidad significativa que haga que todos nosotros nos enteremos sería mejor que no que todos los hombres y muchas otras criaturas experimenten una muerte lenta o un cataclismo natural devastador. Ojalá me equivoque en mi evaluación. En todo caso, deseo que entremos en razón por propia iniciativa antes de que nos obliguen a hacerlo los cataclismos naturales.
Pero estemos seguros de que, le hagamos lo que le hagamos a la naturaleza y por convencidos que estemos –debido a nuestro orgullo desmesurado– de que tenemos completo dominio sobre ella, es la naturaleza, como he dicho antes, la que dirá la última palabra. Por último, recordemos que en última instancia las cosas están en las manos de Dios. Nosotros debemos hacer lo que podamos y confiar en Dios con todo nuestro ser. Y Dios lo sabe mejor.
Entrevista realizada por Beatriz Calvo para AgendaViva. F. Félix Rodríguez de la Fuente
Bibliografía del Dr. Nasr en español:
Ciencia y civilización en el Islam, 1968
Sufismo vivo. Ensayos sobre la dimensión esotérica del Islam. Ed. Herder, 1985.
Vida y Pensamiento en el Islam. Ed. Herder, 1985
El hombre y la naturaleza, Ed Kier.
La Naturaleza y el Espíritu. Nasr y otros autores. Ed. Olañeta, 2006.

lunes, 25 de junio de 2018

LA ALJAMÍA O EL MESTIZAJE LINGÜÍSTICO EN AL-ANDALUS ®

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LA ALJAMÍA O EL MESTIZAJE LINGÜÍSTICO EN AL-ANDALUS ® 
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 Artículo: Milagros Soler Cervantes

El término aljamía o alyamía es una palabra de origen árabe  عجمية   agamiyah o Aŷamī (en plural, Aŷam A ̉āŷim). Significa extranjero haciendo referencia a lo que no es árabe. Se aplica por lo tanto a todas las lenguas que no tienen origen musulmán aunque éstas no deriven del latín. En Hispania se utilizará el término para designar la simbiosis que conformaron el árabe y las lenguas romances que se hablaban en la Península. Consiste en una mezcla singular del idioma musulmán y el latín vulgar (romance), también conocido como latiní. Se habla de texto aljamiado si la fonética latina se transcribe con el alfabeto árabe. Es posible que la idea se fundamentara en soluciones parecidas aportadas por fenicios y púnicos antes y durante la romanización, teniendo en común sus fundamentos semíticos.

La aljamía es pues, una lengua romance derivada del latín que tenía la singularidad de ser escrita con signos árabes.  Al producirse la diáspora del siglo VII en la Península Arábiga, cada una de las tribus que iniciaron la expansión tenía sus propios dialectos. Acabó imponiéndose como lengua común la de la tribu de Quraysh en la que El Corán fue revelado a Mahoma. Llegará  a consolidarse como el árabe clásico y se extenderá por todas las tierras que fueron conquistadas por el Islam, donde llegará a implantarse. La palabra A ̉ŷamī  la veremos escrita varias veces en el libro sagrado de los musulmanes.

Tribus árabes en el desierto.   
Las tribus de Arabia tenían sus propios dialectos. Se impondrá la lengua de la tribu de Quraysh, en la que El Corán fue revelado a Mahoma.

Desde el siglo VIII hasta el siglo X se fue forjando en las tierras del sur (al-Andalus) lo que será el andalusí, contemporáneo al latín vulgar que se hablaba en la Bética romana. Existió durante algún tiempo una suerte de bilingüismo generalizado. Pronto se terminará imponiendo el árabe, sobre todo en Valencia y el Reino de Granada. Para comunicarse   en las relaciones cotidianas, sobre todo en las transacciones comerciales con judíos y cristianos, los árabes  empezaron a utilizar el aljamiado. Por otra parte, la palabra aljama era usada en España durante la Edad Media para designar la comunidad de judíos y cristianos por lo que seguramente el término aljamía vendría a referenciar principalmente a una parte de la lengua española aculturada.

En la aljamía o latiní se incorporarán palabras del árabe culto y se arabizarán otras de origen latino. En muchos casos, esta trasformación se produce añadiendo terminaciones o artículos (al). De la utilización de la aljamía se tienen noticias desde el siglo IX en un tratado anónimo de botánica. Sin embargo, las obras mas consolidadas vendrán de la mano de los llamados diwanes. Estos consistían en poemas de exaltación y alabanzas a Dios, al Profeta o al Sultán, aunque su temática llegó a ser muy variada. Para Ben Yemia el carácter simbólico religioso de la lengua árabe asumía connotaciones de grafías sagradas ya que en ella se había transmitido y revelado escrito El Corán. Dejar de usarlo suponía someterse a costumbres paganas y renunciar por lo tanto a su Dios y a sus raíces culturales, entendiéndose así como un gesto de debilidad.

    Guía árabe de plantas medicinales
La convivencia de cristianos, moros y judíos en las ciudades medievales potenció el uso del aljamiado. Tratado de botánica  en aljamiado.

Esta simbiosis lingüística se  ha venido produciendo en diferentes momentos de expansión semítica, fruto de la necesidad de tener que escribir con signos conocidos (árabes y hebreos) un idioma del que sólo se dominaba la fonética. Tal es el caso del turco, el persa o el serbocroata. Durante la Edad Media, el mozárabe (musulmán)  y el ladino  (judío) serán dialectos totalmente aljamiados. También fue usado por los moriscos terminada la reconquista, una vez que los Reyes Católicos rindieron el Reino de Granada (1492). En España, según Epalza, la aparición de la aljamia tendrá lugar en Castilla la Vieja hacia el año 1460 teniendo mucho que ver con ello la caída de Constantinopla en manos musulmanas (1453). Este hecho dio lugar a que el turco se escribiera con signos árabes. Los moros españoles adoptaron la aljamía definitivamente en el siglo XV. Para Epalza el origen es consecuencia de la fuga de alfaquíes que se produce a partir del siglo XIII.

  
Caída de Constantinopla (1453) y bautizo masivo de moriscos tras la conquista de Granada por los Reyes Católicos.

 
Rendición de Granada. Boabdil entrega las llaves de la ciudad a los Reyes Católicos, Isabel y Fernando. Año 1492

Patrick Harvey cree que Juan de Segovia (1393-1458) contribuirá notablemente en la vinculación de las lenguas latina y árabe. Pretende con sus escritos llegar a un entendimiento dialogado entre ambas culturas. En 1453, año de la caída de Constantinopla,  dedicará todo su empeño a escribir su obra De mittendo gladio Divini Spiritus in corda sarracenorum. Desde el Concilio de Basilea se interesa por El Corán, los ritos y tradiciones de los moros con la intención de buscar la mejor manera de convertir a los mudéjares al cristianismo. Llegará a conseguir una versión de El Corán en latín escrito por Pedro de Cluny del siglo XII. Su interés por los problemas islámicos se remonta incluso antes de Basilea ya que en el año 1431 participó en una célebre disputa en Medina del Campo con un embajador enviado por el rey de Granada.

El fiqh  o derecho islámico también necesitó de la escritura aljamiada. En 1462 un alfaquí de la mezquita de Segovia escribió un breviario en lengua romance con caracteres árabes. Este Breviario Sunní atribuido a  Iça Gideli estaba dirigido fundamentalmente a la población mudéjar que se había apartado del conocimiento de sus mayores. Sin embargo, Epalza afirma que no hay ningún texto anterior a 1462. Un puesto relevante en la escritura aljamiada lo ocupa el Mancebo de Arévalo. Morisco abulense de gran creatividad literaria, fue obligado a convertirse al cristianismo. A principios del siglo XII viajó con frecuencia a Granada después de la conquista por parte de los Reyes Católicos. Harvey nos informa que el Mancebo de Arévalo llevó el aljamiado desde Castilla hasta Aragón, aportando a esta lengua bastantes aragonesismos. Vemos como esta forma de lenguaje pasa por distintas etapas de aceptación y expansión iniciándose en Castilla entre los años 1462 y 1501 con la primera tradición de El Corán al castellano ( Içe De Gebir) y trasmitiéndose a Aragón gracias a la obra del Mancebo de Arévalo.

     
Texto aljamiado del Mancebo de Arévalo

Esta etapa aragonesa se inicia a partir del año 1501 en un contexto  de mudéjares muy adaptados a la cultura castellana llegando al momento de la  cristianización obligada. Finalmente, cuando se decreta la expulsión de los moriscos el aljamiado deja de tener sentido en España y los cristianos nuevos utilizan el castellano sin posibilidad de otra opción. El fuerte arraigo de esta forma de adaptar los signos a la oralización latina es para muchos la prueba de que no hubo tal invasión de hordas guerreras  sarracenas, sino una llegada progresiva de pueblos norteafricanos a través del estrecho y las costas andaluzas. Una fuerte invasión habría terminado imponiendo su idioma, como ocurre en todos los casos de colonizaciones violentas. La escritura con caracteres árabes de fonética y significado romance fue el idioma más utilizado en al-Andalus hasta el final de la reconquista. Su influencia llegará también hasta los dominios de Aragón y Castilla donde la nobleza, menos interesada en las formas literarias, había encerrado en sus monasterios el arte de los manuscritos. En la mayoría de la población los signos latinos apenas eran conocidos.

Salida de la familia de Boabdil de la Alhambra de Granada. Pintura de Gómez Moreno.

Aunque el árabe era la lengua oficial de al-Andalus, el latín vulgar arraigado durante la dominación romana nunca dejará de hablarse. Incluso en aquellos territorios conquistados por los cristianos, los mudéjares (mudayyan, que significa sometidoal que se le permite quedarse) continuaron durante mucho tiempo viviendo en barrios exclusivos llamados morerias en los que mantenían, con ciertas limitaciones, sus costumbres y tradiciones. De ese término, se pasó al de morisco, es decir, musulmán cristianizado que había sido bautizado en la fe católica, muchas veces para salvar la vida. La aljamía puede considerarse una lengua vulgar, mezcla del árabe y el latín. Tanto en un caso como en otro, el aspecto culto de ambas formas se conserva casi exclusivamente en rezos y composiciones literarias utilizadas por minorías aristocráticas. Nos dice Coloma Lleal en La Formación de las lenguas romances peninsulares:

“En el periodo inicial, el romance andalusí se caracterizaba por su mayor fidelidad al latín, lo cual se refleja en la presencia de abundantes arcaísmos léxicos y la conservación prácticamente inalterada de la forma fonética latina”

Según algunos especialistas, la aljamía puede considerarse como una lengua romance más de la península ibérica, comparable a las que se formaron en Galicia, León, Asturias y Castilla durante los siglos VIII a XI, pero con la singularidad de sustituir los signos romanos por las grafías árabes. Ateniéndonos a la afirmación de Coloma Lleal, en la que asegura que el romance andalusí conserva abundantes arcaísmos, podría explicarse que en Andalucía existan topónimos como Castril, Castell de Ferro, Poqueira, Ferreira. Se habían pretendido justificar con repoblamientos y emigraciones de los habitantes del norte, después de la conquista cristiana. Pero estos presuntos flujos de población, si existieron, no debieron ser tan importantes como para considerarlos colonizadores de nuevos territorios en al-Andalus. 

Diferentes tipos de vestimentas árabes

La semejanza y paralelismo entre lenguas de geografías tan distanciadas como Galicia y Andalucía deben entenderse, según Menéndez Pidal, como consecuencia de la homogeneidad territorial que llevó consigo la dominación visigoda. Menos plausible resulta el hecho en el que se hace fuerte Coloma Lleal cuando mantiene que estas semejanzas tienen que ver con la preferencia de los andalusíes por las esclavas gallegas. Por mucha que fuera la influencia de las mismas, no terminaría de dejar bien explicadas tales similitudes. Ni siquiera la emigración de contingentes andaluces a esos territorios del norte dejaría claro que, al regresar a su tierra, adoptaran para ellas nombres extranjeros. Puede entenderse como normal que un emigrante designe con el nombre de su patria un territorio nuevo conquistado, pero es extraño que aquellos que vuelvan a sus lugares de origen, den nombres foráneos a la región que ocuparon sus ancestros.

Expulsión de los moriscos. Hasta el último momento el idioma árabe estuvo vivo entre ellos.

El idioma arábigo no dejó de usarse en Andalucía tras la toma de Granada, como muchos han creído demostrar. Cuando los Reyes Católicos visitaron en 1491 la ciudad vieron, con desagradable sorpresa, que sus gentes se mantenían fieles a los usos y costumbres nazaríes. Hasta tal punto fue así, que encargaron al cardenal Cisneros la “cristianización” inmediata de la provincia, con toda la fuerza y los medios que tuviera a su alcance. Juan Martínez Ruiz, citando a Miguel Griffin, asegura que: 
“…Hasta el último día de estancia de los moriscos en Granada, el árabe fue la lengua viva  única de gran cantidad de vecinos de pueblos granadinos, como por ejemplo los de las Alpujarras” 

Carmen Barceló y Ana Labarta coinciden con estos investigadores al aseverar que en el Reino de Valencia, el árabe se habló hasta el mismo momento de la expulsión de los moriscos  y que nunca llegó a estar censurado.  Fue en 1566 cuando Felipe II prohibió el uso de la lengua árabe, criminalizando su utilización.  Tres años dio de plazo a los moriscos para aprender el castellano, si bien gran número de ellos ya dominaban cierto bilingüismo, como ya hemos señalado antes. Antonio Domingo Ortiz observa que:

“Los mudéjares castellanos debieron olvidar completamente el árabe, pues en 1462 el alfaquí mayor de Segovia hubo de redactar en castellano la Suma de los principales mandamientos de la lay Alcoránica”

 Recepción califal en Madinat al-Zahra según el pintor Dionisio Baixeras   Abderamán III recibe a una comisión de emisarios cristianos.

Conviene señalar que la existencia de la aljamía no excluyó el uso de la lengua árabe en Andalucía. En el Reino de Granada, en Aragón y en el de Valencia, también se utilizaba de forma cotidiana, tanto en sus aspectos cultos como populares y en documentos escritos oficiales y literarios (siglos XII – XVI).No era extraño el bilingüismo en mudéjares y moriscos. Algunos manuscritos medievales gallegos y castellanos tienen anotados en sus márgenes palabras aljamiadas. De hecho, en el paisaje de las lenguas medievales se daban complejas combinaciones que podrían enmarcarse, a grandes rasgos, en territorios en los que:
- se hablaba y se escribía en árabe
- se hablaba y se escribía en latín vulgar
- se escribía latín vulgar con grafía árabe (aljamiado)
- se hablaba en árabe y se escribía con signos latinos.

Utilizando la escritura aljamiada se realizaron obras muy variadas y de excelente calidad. Luis Bernabé (Op. 1994b 322-323), atendiendo a los temas tratados y al estilo en el que éstos se exponen, establece la siguiente clasificación:

A).- TEXTOS RELIGIOSOS :
 1.- Ciencias coránicas
1.1. - El Corán
1.2. - Comentarios
1.3. - Lecturas coránicas
2.- Ciencia de los Hadices
2.1. - Colecciones
2.2. - Crítica interna
3.- Gramática y lexicografía
4.- Sermones
5.- Polémicas
6.- Textos jurídicos
6.1.- Textos jurídicos doctrinales
          6.1.1. - Compendios
          6.1.2. -Capítulos
6.2. - Formularios notariales
6.3. - Formularios de contratos
6.4. - Cuestiones resueltas
7.- Literatura piadosa
7.1. - Normas ascético morales
7.2. - Plegarias
7.3. - Profecías
7.4. - Autobiografías y viajes
7.5. - Gestas expansionistas
7.6. - Relatos morales ejemplarizantes
7.7. - Relatos escatológicos
7.8. - Poesía religiosa

B).- TEXTOS NO RELIGIOSOS
1. - Escritos supersticiosos
2. - Recetas médicas e higiénicas
3. - Cuentas particulares
4. - Itinerarios
5. - Literatura profana

En lo que respecta a Andalucía, la represión seguida a la Rebelión de las Alpujarras hizo imposible la pervivencia del árabe en esa parte de la Península. Las sangrientas persecuciones y la pragmática de los Reyes Católicos contribuyeron a la desaparición del aljaimí. Poco después de abandonar su oralización, los escritos dejaron definitivamente de producirse. Por sus características en la forma de plasmar la fonética, los textos aljamiados dan un valioso testimonio de las formas de pronunciación del castellano medieval.

En la actualidad, algunos grupos de tendencias nacionalistas, propugnan la aljamía como idioma característico del pueblo andaluz. Sin embargo la realidad socio-cultural de la época en la que surgió esta forma de lenguaje escrito nada tiene que ver con la identidad de quienes ocupan en nuestro presente ese entorno geográfico. Forma parte, eso sí, de su riquísimo legado cultural, fruto de un histórico pasado de mestizaje. Desde el principio, la escritura aljamiada ha sido símbolo del esfuerzo  por la integración cultural, al mismo tiempo que la resistencia a olvidar sus orígenes del pueblo musulmán andalusí.



  
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viernes, 22 de junio de 2018

Argentina, el FMI y la deuda que nunca se investigó

Argentina, el FMI y la deuda que nunca se investigó

Publicado: 22 jun 2018 14:27 GMT
Argentina, el FMI y la deuda que nunca se investigó
Logo del FMI en su sede de Washington (EE.UU.). / Yuri Gripas / Reuters
Esta semana el directorio del Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobó un préstamo a la Argentina por 50.000 millones de dólares. Durante los próximos días se transferirán los primeros 15.000 millones de dólares al Estado argentino.
Con promesas por parte del gobierno de reducir el déficit fiscal y la inflación, y tras 14 años de la última negociación con el organismo de crédito, Argentina vuelve a tomar deuda con el FMI e inaugura así otro capítulo en los más de 60 años de vínculo entre la institución y la nación sudamericana.

Financiando la dictadura militar

El primer préstamo del Fondo Monetario Internacional hacia la Argentina fue otorgado en 1956 al presidente de facto Pedro Eugenio Aramburu, luego del derrocamiento del general Juan Domingo Perón. No obstante, el vínculo entre el país y el organismo de crédito –así como el problema de la deuda externa argentina– comenzó en 1976 con el apoyo del FMI a la dictadura militar liderada por Jorge Rafael Videla, la cual dejó un saldo de 30.000 ciudadanos desaparecidos.
Mario Cafiero, exdiputado nacional
"A los pocos días del golpe, el FMI transfirió a la Argentina ese préstamo que había sido otorgado al gobierno anterior. Esa es la importancia que tuvo el FMI en apoyar a la dictadura".Mario Cafiero, exdiputado nacional
Mario Cafiero, exdiputado nacional, sostiene que el rol del FMI y del sector financiero internacional en el apoyo al gobierno militar y en la implementación de su plan económico fue fundamental.
"La dictadura militar del '76 tuvo un apoyo importantísimo por parte del sector financiero internacional. La banca internacional estaba muy involucrada en apoyar a Martínez de Hoz, el ministro de Economía de la dictadura, quien consiguió un respaldo muy fuerte de los organismos internacionales, tanto del Banco Mundial como del Fondo Monetario Internacional", afirmó Cafiero.
El exdiputado sostiene que más allá de los problemas que pudo haber tenido el gobierno de la presidenta María Estela Martínez de Perón, éste tenía otorgado en 1975 un préstamo del FMI de 150 millones de dólares, préstamo "que el Fondo demoró a propósito en entregarlo hasta que llegara el golpe militar". "A los pocos días del golpe, el FMI transfirió a la Argentina ese préstamo que había sido otorgado al gobierno anterior. Esa es la importancia que tuvo el FMI en apoyar a la dictadura", añade el experto. 
El general Jorge Rafael Videla y el Almirante Emilio Massera durante una ceremonia en 1979. / Str Old / Reuters
Además, Cafiero afirma que cuando el gobierno de facto llegó al poder la deuda orillaba los 6.000 millones de dólares, mientras que cuando se fue en 1983, con la llegada de la democracia, la deuda externa argentina trepaba a los 48.000 millones de dólares.
Según Mateo Gadano, economista de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y coordinador del Museo de la Deuda Externa Argentina, dos factores influyeron, principalmente, para lograr este crecimiento exponencial de la deuda externa: la 'bicicleta financiera' y la estatización de la deuda privada.
La llamada 'bicicleta financiera' hace referencia a un tipo de operatoria mediante la cual los grandes grupos económicos, con acceso a préstamos internacionales, se endeudaban en el exterior a una tasa de interés muy baja, ya que en ese entonces había un exceso de dólares en los mercados producto de la aparición de los petrodólares.
Mateo Gadano, economista de la UBA y coordinador del Museo de la Deuda Externa Argentina
"Con el pretexto de garantizar que las empresas no quiebren y aumente el desempleo, 14.500 millones de dólares de deuda privada pasaron a formar parte del pasivo del sector público".Mateo Gadano, economista de la UBA y coordinador del Museo de la Deuda Externa Argentina
Los grupos económicos traían los dólares de los préstamos a la Argentina, los convertían a pesos y los colocaban en plazos fijos, que ofrecían ganancias elevadas. Luego, pasaban esa nueva cantidad de pesos a dólares y los depositaban en el exterior.
"Por otra parte, en 1982 se llevó adelante la estatización de la deuda privada. Debido al aumento de la tasa de interés en Estados Unidos, muchas de las empresas que estaban endeudadas en el exterior, vieron incrementar fuertemente sus obligaciones. Con el pretexto de garantizar que las empresas no quiebren y aumente el desempleo, 14.500 millones de dólares de deuda privada pasaron a formar parte del pasivo del sector público", explicó el economista.
Según destaca el documental 'Memorias del Saqueo', entre los deudores que fueron beneficiados con la estatización de la deuda figuraban bancos extranjeros radicados en el país como por ejemplo el Chase Manhattan, el Citibank, el Bank of América; multinacionales como Esso Fiat, IBM, Ford y Mercedes-Benz; y en el ámbito local empresas del grupo Techint, del grupo Macri, Pérez Companc y Pescarmona, entre otros.
Mario Cafiero, exdiputado nacional
"El proceso de endeudamiento en la dictadura militar no tuvo ningún tipo de encuadre legal."Mario Cafiero, exdiputado nacional
Un documento titulado 'El FMI y la Debacle Argentina', presentado ante el Congreso de la Nación en 2005 por Mario Cafiero, en ese momento diputado nacional, explica la evolución del vínculo de la Argentina con el Fondo Monetario Internacional a lo largo de los años.
Según el informe, entre los requisitos que exigió el FMI para otorgar los préstamos en 1976 y 1977 por 300 millones y 185 millones de dólares, respectivamente, se destacan la libre circulación de capitales y la eliminación de los aranceles de importación, medida que generó una avalancha de importaciones que golpeó profundamente a la industria argentina.  
El documento presentado ante el Congreso cita diversos análisis que calculan que 30.000 millones de esa deuda se habría fugado del país y aparecido como ahorros en el exterior de residentes argentinos.
"Prácticamente la mayoría de esos préstamos no tuvo ningún tipo de afectación concreta en infraestructura o capacidad productiva del país, sino que fue a alimentar el circuito de especulación financiera", sostuvo Cafiero ante este medio, y agregó: "El proceso de endeudamiento en la dictadura militar no tuvo ningún tipo de encuadre legal".

La pesada herencia y las nuevas presiones

En un contexto económico absolutamente desfavorable producto de las políticas económicas de la dictadura y con el país bordeando el 'default' luego de la guerra de Malvinas, el primer gobierno democrático en siete años, liderado por Raúl Alfonsín, se vio acorralado desde su elección en 1983.
Si bien el FMI se había mostrado complaciente y bien predispuesto para asistir al gobierno militar en sus necesidades económicas, según destaca el informe de Cafiero, no ocurrió lo mismo con la nueva gestión. Antes de otorgar cualquier tipo de préstamo al nuevo gobierno, el FMI le exigió a la Argentina que saldase las deudas contraídas por el gobierno de facto con los principales bancos acreedores extranjeros: el Chase, Jp Morgan y Citibank.
Raul Alfonsín en el Museo Nacional de Antropología, Ciudad de México, 2 de Marzo de 1999. / Str Old / Reuters
Pese a las necesidades de financiamiento del gobierno, el primer préstamo del FMI llegó más de un año después de comenzado el mandato, en 1985. Dicho préstamo se otorgó al país luego de que el ministro de Economía, Bernardo Grinspun, fallara en su intento de crear un frente de países agobiados por la deuda, conocido como 'Club de Deudores', que pudiera enfrentar en bloque al Comité de Acreedores liderado por el Citibank. Finalmente, por presiones del FMI, Grinspun renunció a su cargo en el ministerio de Economía.

Deuda Odiosa

En 1982, el periodista e historiador Alejandro Olmos denunció al ministro de economía de la dictadura militar, Alfredo Martínez de Hoz, por "producir un incalificable endeudamiento externo" que aprovechó del ingreso de dólares con el objeto de hacer negociados, "produciendo quiebras y cierres de empresas y dificultades en la capacidad exportadora y de producción".
Si bien el fallo de la justicia recién estaría listo en el año 2000, mismo año en que falleció Olmos, el juez federal a cargo de la causa, Jorge Ballesteros, emitió un fallo respecto a la denuncia de 1982 en el que encontró un mínimo de 477 ilícitos vinculados a la deuda externacontraída durante dicho la dictadura, como informaba La Nación en aquel momento. Dado el tiempo que había pasado, cualquier posible delito cometido se consideró prescrito y no hubieron condenas.
De acuerdo a Mario Cafiero, la deuda contraída durante la dictadura con la banca internacional y el FMI podría considerarse claramente como una deuda ilegítima, también conocida como una 'deuda odiosa'.
Mario Cafiero, exdiputado nacional
"Para hacer frente al pago de la deuda el gobierno de Alfonsín empezó a imprimir moneda nacional para comprar dólares y llevarlos a los bancos".Mario Cafiero, exdiputado nacional
Esta doctrina jurídica del derecho internacional establece que si un poder autoritario se endeuda para fortalecer su propio régimen y no para satisfacer las necesidades del Estado, esa deuda es odiosa para la población y no es obligatoria para la nación. Es una deuda de régimen, personal de quien la contrajo. La deuda odiosa, por lo tanto, no tiene por qué ser pagada.
En ese sentido actuó el Congreso Nacional cuando en 1984 sancionó una ley que establecía que carecían de validez jurídica las normas y actos administrativos –entre ellos el proceso de endeudamiento– emanados del gobierno militar.
No obstante, el gobierno de Alfonsín cedió ante el FMI en 1985 y con el aval del nuevo ministro de economía, Juan Vital Sourrouille, firmó una Carta de Intención al organismo de crédito en la que reconoció deuda por 45.000 millones de dólares, legitimando así el endeudamiento contraído durante el gobierno militar. Se asumió además el compromiso de utilizar todo el monto del préstamo otorgado por el FMI, de 1.800 millones de dólares, a cancelar deuda impaga con los bancos comerciales.
El presidente Carlos Menem es aplaudido por el presidente saliente Raúl Alfonsín durante la ceremonia de asunción presidencial. 9 de julio de 1989. Enrique Marcarian / Reuters
En enero de 1985 se aprobó dicho préstamo; en febrero de 1987, se autorizó un segundo préstamo hacia el gobierno argentino.
"Para hacer frente al pago de la deuda el gobierno de Alfonsín empezó a imprimir moneda nacional para comprar dólares y llevarlos a los bancos", sostuvo Cafiero, y agregó :"Eso genero las condiciones para una hiperinflacion que fue del orden del 6.000% anual".
Con una situación económica de absoluto desborde, con múltiples huelgas generales promovidas desde el sindicalismo, Alfonsín renunció a su mandato cinco meses antes de que éste concluyera.

La ola neoliberal

Luego de la salida anticipada de Alfonsín en julio de 1989 y escudado bajo las banderas de la justicia social, llegaría a la Presidencia Carlos Saúl Menem, y con él, una ola de neoliberalismo cuyas políticas dejarían consecuencias ruinosas en la Argentina.
Si bien en su segundo pedido de asistencia al FMI en 1987 el gobierno de Alfonsín se había comprometido a privatizar ciertas empresas públicas, dicho proceso recién empezaría a consolidarse durante la gestión de Menem. Para que esta entrega del patrimonio público se hiciera posible, fueron clave dos medidas que obtuvieron la aprobación y supervisión del FMI: le ley de convertibilidad, sancionada por el Congreso Argentino, y el Plan Brady, que fue un plan de reestructuración de deuda aplicado en varios países en vías de desarrollo.
Carlos Menem saluda a sus simpatizantes desde la Casa Rosada luego de ser reelegido para un segundo mandato, 14 de mayo de 1995. / Zoraida Diaz / Reuters
Según explicó Mateo Gadano, la ley de convertibilidad fue una medida sancionada en 1991 que buscaba detener el proceso inflacionario que vivía el país al establecer la paridad de un dólar con un peso argentino, y para ello debía haber un dólar estadounidense en el Banco Central por cada peso en la economía.
De acuerdo al informe de Cafiero presentado ante el Congreso, la ley de convertibilidad fue el paso previo a la 'entrega' de las empresas públicas y sus utilidades. El propósito de mantener una tasa de cambio baja –un peso argentino, un dólar– tuvo como fin aumentar los márgenes de ganancia de los nuevos propietarios de dichas compañías: los servicios públicos privatizados se le cobrarían a la población argentina en pesos, y la ganancia había que traducirla en dólares.

Plan Brady

De acuerdo al propio FMI, el Plan Brady fue una respuesta del entonces secretario del Tesoro estadounidense, Nicholas Brady, a los problemas que ciertos bancos comerciales tenían para cobrar las deudas que ciertos países en vías de desarrollo habían contraído con ellos. Mediante esta operatoria, los países deudores que suscribieron al plan buscaban reducir sus abultadas deudas externas en parte mediante la compra de los llamado 'Bonos Brady', respaldados por el Tesoro de los EE.UU., y en parte mediante la privatización de sus empresas públicas.
Cómo deja ver un informe del ministerio de Economía Argentino, el FMI ocupó un rol central en el plan, ya que al igual que otras instituciones financieras internacionales y gobiernos, respaldó la operación actuando como garante de la operación.
Héctor Giuliano, licenciado en Administración y Finanzas y experto en Deuda Pública y Externa
"La mayoría de las empresas públicas se vendieron a precio vil, se subvaluaron, se entregaron".Héctor Giuliano, licenciado en Administración y Finanzas y experto en Deuda Pública y Externa
Según subrayó Gadano, "para ingresar al Plan Brady Argentina debía reconocer toda la deuda contraída durante la dictadura. De esta manera se cancelaba la posibilidad de distinguir la deuda legítima de la ilegítima".
A fines de 1992 el gobierno de Menem, con Domingo Cavallo como ministro de Economía, suscribió al plan del secretario del tesoro estadounidense.
El informe de Cafiero sostiene que a través de dicho plan Argentina canceló deuda con los bancos comerciales extranjeros por 40.000 millones de dólares, 25.000 millones los pagó comprando Bonos Brady, cuyo pago estaba garantizado con bonos comprados por Argentina a Estado Unidos, y 15.000 millones mediante la privatización de empresas públicas.
Se privatizaron de esta manera los teléfonos, aerolíneas, distribuidoras eléctricas y de gas natural, fábricas militares y la empresa petrolera nacional Yacimientos Petrolíferos del Estado (YPF).
Carlos Menem junto a líderes del mundo de las finanzas en Blair House, Washington. 12 de enero de 1999. / DowningHEADLINE / Reuters
"La mayoría de las empresas públicas se vendieron a precio vil, se subvaluaron, se entregaron. Se vendieron a precio menor que su valor de plaza", afirmó Héctor Giuliano, licenciado en Administración y Finanzas y experto en Deuda Pública y Externa.
De acuerdo al especialista, durante el menemismo el FMI supervisaba todo: "Supervisaba el plan de convertibilidad para dar el 'ok' a la reforma monetaria dólar-peso uno a uno y también el plan que la Argentina había pactado con sus acreedores del Plan Brady".
Pese a que el Estado argentino pagó 40.000 millones de dólares de deuda a través de la implementación de dicho plan, durante la Presidencia de Menem la deuda total del país se duplicó: creció de 62.000 millones de dólares cuando llegó al poder a 122.000 millones al finalizar su mandato.

El principio del fin

El plan de convertibilidad comenzó a mostrar fisuras y lo inviable de su propia naturaleza se fue haciendo cada vez más evidente en la economía argentina hacia fines del milenio pasado, durante la gestión del nuevo presidente, Fernando De la Rúa.
El presidente argentino Fernando de la Rúa habla con los medios, Buenos Aires, 19 de diciembre de 2001. / Str Old / Reuters
El tipo de cambio bajo –un peso, un dólar– estimuló las importaciones y el ingreso masivo de mercaderías extranjeras, lo cual afectó profundamente la actividad productiva interna.
Por el lado de las exportaciones, el tipo de cambio bajo desalentó las exportaciones industrializadas. Fue así que el país no pudo generar los dólares suficientes para que las ganancias de los nuevos dueños de las empresas privatizadas pudieran girar sus ganancias al exterior.
"Esto se vio agravado por el efecto colateral que trajo la destrucción del aparato productivo, que hizo explotar el desempleo y pauperizó la sociedad", sentencia el informe de Cafiero presentado ante el Congreso.
La imposibilidad del gobierno de generar dólares trajo otro inconveniente: el poder enfrentar nuevos vencimientos de deuda. Para hacer frente a esta situación, la administración de De la Rúa instauró lo que se llamó 'blindaje', que constó de un préstamo de aproximadamente 40.000 millones de dólares que sirvió para pagar la deudas asumidas por el país.
Héctor Giuliano, licenciado en Administración y Finanzas y experto en Deuda Pública y Externa
"Se habían ido todas las reservas. Los bancos locales fueron autores de la crisis".Héctor Giuliano, licenciado en Administración y Finanzas y experto en Deuda Pública y Externa
Dicho préstamo fue otorgado a la Argentina por bancos, administradoras de fondos de jubilaciones y pensiones, el FMI, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, entre otros. Para que el préstamo fuera aprobado, el FMI requirió a una economía ya en crisis una reducción del gasto público, un achicamiento del Estado y una reforma previsional, entre otras medidas. Así como ingresaron al país, los 40.000 millones de dólares obtenidos para el blindaje se utilizaron en su totalidad para el pago de deuda preexistente.
De acuerdo a Giuliano, cuando los bancos locales notaron que el país estaba en problemas durante el año 2001, empezaron un retiro gradual de sus dólares para transferirlos al exterior. Hacia fines de ese año se instaló el 'corralito', una medida que impedía que los ahorristas retiraran sus depósitos de los bancos. Según sostiene el especialista, contando con información confidencial, los bancos no solamente se retiraron gradualmente si no que a tiempo, provocando el 'default'.
"El ir vaciando las reservas de los bancos hizo que el país, que se jactaba de tener cerca de 30.000 millones de dólares, cuando llegó a noviembre de 2001 contaba nada más que con un saldo de 7.000 u 8.000 millones de dólares. Se habían ido todas las reservas. Los bancos locales fueron autores de la crisis".
Protesta frente a sucursal del Banco Galicia, Buenos Aires. 13 de febrero de 2002. / Enrique Marcarian / Reuters
En diciembre de 2001, el presidente De la Rúa renunció a su mandato en un clima de recesión, malestar social y protestas que terminaron con el país en estado de sitio y 39 muertos. Pocos días después, el presidente interino Adolfo Rodríguez Saá anunciaría que el país entraba en 'default' ante la imposibilidad de pagar vencimientos de deuda con el FMI y otros acreedores.
Argentina podría haber enjuiciado a los banqueros por retirar coordinadamente las reservas de los bancos provocando la crisis del 2001 a través de la llamada Ley de Subversión Económica. No obstante, como informaba La Nación en 2002, el Congreso argentino cedió ante el pedido del FMI y dejó sin efecto dicha ley.

El kirchnerismo y el pago de la deuda

En una operatoria conocida como megacanje, realizada en 2001, el gobierno de De la Rúa renegoció parte de la deuda argentina con acreedores extranjeros y estiró los plazos para el pago de la misma pero con intereses a futuro exorbitantes y con pago de comisiones a banqueros que rondaban los 150 millones de dólares.
Por las irregularidades de dicho proceso, hubo una causa judicial en la que se denunció al entonces ministro de Economía argentino Domingo Cavallo y al secretario del Tesoro de los EE.UU., David Mulford, entre otros procesados. Los bonos de deuda provenientes del megacanje, por lo tanto, se desprendían de una operación sospechada de fraudulenta y que estaba siendo evaluada por la justicia argentina.
Héctor Giuliano, licenciado en Administración y Finanzas y experto en Deuda Pública y Externa
"La deuda, al ser continuamente refinanciada, es 'lavada' y de esa manera escabulle el aspecto legal ante la justicia".Héctor Giuliano, licenciado en Administración y Finanzas y experto en Deuda Pública y Externa
En junio de 2005 el gobierno de Néstor Kirchner realizó un segundo canje de deuda que, según informaba La Nación citando al ministro de economía Roberto Lavagna, le permitiría reducir al país su nivel de endeudamiento de 191.254 millones de dólares a 125.283 millones.
Si bien dicha negociación le permitió a la Argentina salir del 'default' en el que se encontraba desde fines de 2001, Héctor Giuliano considera que el gobierno de Néstor Kirchner, a través de este nuevo canje de deuda, participó de una operatoria que él llama 'lavado de deuda'.
"El megacanje Kirchner-Lavagna fue en gran medida una continuación del anterior. Como los bonos del megacanje del 2001 estaban cuestionados ante la justicia y podían ser objetados quizás de nulidad o de irregulares, el gobierno de Néstor Kirchner se adelantó a reconocerlos como válidos y le canjeó a los acreedores esos bonos cuestionados por la justicia por nuevos bonos. Es lo que yo llamo 'lavado de deuda'".
Nestor Kirchner habla junto al ministro de Economía Roberto Lavagna en una conferencia en Casa Rosada, 10 de septiembre de 2003. / Marcos Brindicci
El especialista sostiene que al igual que ocurre con el lavado de dinero, en el que partiendo de dinero ilícito se llega a un 'blanqueo' mediante las repetidas operaciones y compras de bienes que de a poco van legitimando los fondos, lo mismo ocurre con la deuda externa.
"La deuda, al ser continuamente refinanciada, es 'lavada' y de esa manera escabulle el aspecto legal ante la justicia", sentenció el especialista en deuda pública y privada.
Pocos meses después, en enero de 2006, el gobierno de Néstor Kirchner canceló la totalidad de la deuda del Estado argentino con el FMI en un único pago de 9.800 millones de dólares. Aunque dicho pago le ahorró al país 842 millones de dólares en intereses, Giuliano considera que el gobierno de Néstor Kirchner no utilizó los elementos que tenía a su alcance para responsabilizar al FMI por su accionar, como mínimo, negligente en el país.
"La argentina tenía a su favor lo que nadie tuvo: el informe de la auditoría interna, la Oficina de Evaluación Independiente (OEI) del FMI, que establecía expresamente que el directorio del Fondo había violado parte de la normativa interna del organismo, al conceder irresponsablemente créditos al país y por ende haber supervisado o haber opinado favorablemente sobre la situación de un Estado que estaba en virtual 'default'", afirmó el licenciado en finanzas.
Mario Cafiero, exdiputado nacional
"La democracia Argentina tiene una cuenta pendiente que es la de nunca haber investigado la deuda externa".Mario Cafiero, exdiputado nacional
Giuliano resalta además la existencia de investigaciones sobre la deuda externa argentina y el rol del FMI, causas judiciales y la sentencia de la causa Olmos, que determinó la ilegitimidad del proceso de endeudamiento durante la dictadura. También considera que a lo largo de los años hubieron irresponsabilidades comprobables desde la Presidencia y desde el Banco Central.
"Hubieron cuatro o cinco causas legales, pero no eran auditorías hechas por el gobierno. Ningún gobierno hizo una auditoría de la deuda. Ni si el Congreso intervino para esto".
Mario Cafiero, en la misma dirección que Giuliano, afirma que no ha habido la convicción suficiente por parte de ningún gobierno democrático luego de la dictadura de 1976 para generar un proceso de cuestionamiento jurídico de ese proceso de endeudamiento en el que el FMI tuvo un rol fundamental.
"La democracia Argentina tiene una cuenta pendiente que es la de nunca haber investigado la deuda externa. No se hizo una auditoría, no se hizo un registro de los acreedores, no se hizo una contabilización de lo pagado, no se hizo un estudio de a dónde fue esa enorme masa de fondos que entró a la Argentina, si se usó para obras, para infraestructura, o si se usó para fugar capitales", finalizó Cafiero.
Ignacio Fernández Albano