domingo, 28 de diciembre de 2014

La importancia de Jesús en la vida de Ibn Arabi

Umbrales: Nº 4, diciembre 2014


La importancia de Jesús en la vida de Ibn Arabi

por Jaume Flaquer,  jesuita. Doctorado en Estudios Islámicos por el EPHE (Sorbona de París) con una tesis sobre el místico sufí Ibn Arabi. Colabora con Migra Studium.

Jesús, a pesar de ser la figura de referencia del cristianismo, no es patrimonio exclusivo de los cristianos. Si cualquier maestro espiritual es un don para toda la humanidad como revelador de una perspectiva única de Dios, Jesús mantiene unos estrechos lazos con el judaísmo y con el islam; como judío, por un lado, y como profeta del islam, por otro.

El místico andaluz Ibn Arabi (1165-1240 d. C.) se sintió toda la vida bajo la protección amorosa de Jesús sin considerar a este profeta como ajeno a su propia religión. Por el contrario, Jesús es para él un enviado que recibe de Dios la misión de confirmar en la fe en el Dios Único del pueblo de Israel, aportando una nueva legislación para la nueva comunidad. Esta revelación lo constituye «exteriormente» (o exotéricamente) como cristiano. Sin embargo, teniendo en cuenta que el Muhammad Primordial (la haqiqa muhammadiyya) es la fuente de todas las revelaciones según el pensamiento sufí, Jesús es «interiormente» (o esotéricamente) un seguidor de Muhammad. Es por ello que Ibn Arabi rechaza cualquier interpretación que le “cristianice” cuando afirma haber recibido la herencia espiritual de Jesús. Por eso dice: «Hay algunos a los que, en el momento de la muerte, se les aparece el Enviado del que son herederos [...] y dicen "Jesús" o "Mesías", tal como Dios lo ha llamado [en el Corán], que es el caso más frecuente. Los que están presentes oyen a este santo pronunciar este nombre y se equivocan pensando que se ha convertido en cristiano en el momento de la muerte, abandonando el islam» (Fut. II, 296)1.

El sufí crístico ('Isawa, literalmente 'jesuánico') hereda de Jesús lo que de este profeta está recogido en la revelación de Muhammad y, por tanto, sigue siendo plenamente musulmán. Algunos sufíes mueren habiendo heredado de Jesús, otros de Moisés o de algún otro profeta. Una minoría alcanza la plenitud sintética de Muhammad y hereda la sabiduría de todos los profetas, Muhammad incluido. Se sitúan en la posición del Absoluto divino desde la que pueden disfrutar de todas las revelaciones de Dios. Ibn Arabi se considera la plenitud de este último tipo de santos.

La relación de Ibn Arabi con Jesús es comparable a la huella que deja en toda persona el recuerdo del primer gran amor de juventud. El descubrimiento de nuevos caminos hace de esa persona alguien irrepetible, aunque luego pueda haber otros amores. Ibn Arabi parece expresar estos sentimientos cuando afirma que Jesús fue su primer maestro, a pesar de haber recibido después la sabiduría de los otros profetas:

Cuando (los profetas) están presentes
y mis hermanos (sufíes) están de pie para servirlos,
yo siento nostalgia por el Mesías
porque me convertí entre sus manos
y me ayudó a matar al (falso) mesías. 
(Fut. III, 49)

La imagen que describe el poema es la de un encuentro de todos los profetas, donde cada uno es servido por el sufí heredero de su sabiduría. La relación profeta-discípulo no es sólo la de maestro-servidor. El primero «vive» también en constante preocupación por el discípulo. Las palabras de afecto de Ibn Arabi son cautivadoras: «Jesús fue mi primer maestro, aquel con quien retorné a Dios; Él tiene para mí un inmenso cuidado y no me olvida en ningún momento. Espero ver el tiempo de su (segundo) descenso, si Dios quiere» (Fut. III, 341).

 

"Según el sufí, Jesús es «exteriormente» cristiano e «interiormente» un seguidor de Muhammad"

Ibn Arabi vivió la mitad de su vida en al Ándalus pero, tras recibir unas profundas «Revelaciones en la Meca», acabó instalándose en Damasco, donde pasó sus últimos años de vida. No es una mera hipótesis pensar que Ibn Arabi escoge Damasco como lugar de residencia definitivo porque quiere esperar el descenso de Jesús precisamente allí donde la tradición musulmana le ha situado: el minarete blanco de la Gran Mezquita Omeya.

La relación personal entre Ibn Arabi y Jesús es tan cercana que en una visión mística oye que Muhammad dice a Jesús señalando a Ibn Arabi: «Este es tu semejante, tu hijo y tu amigo» (Fut. I, 3). Es semejante porque los dos comparten, según la propia confesión del maestro sufí, la función de cerrar el ciclo de la santidad: Ibn Arabi es el último de los santos sintetizadores de toda la sabiduría de Muhammad y Jesús, el último de los santos antes el fin del mundo. Es hijo en el sentido de engendramiento espiritual, y es amigo por la relación personal entre los dos.

Ibn Arabi va aún más lejos en su confesión: «Él ha orado por mí para que yo persista en la Religión, en este mundo y en el otro, y me ha llamado "estimado" [Habib]. Me ha ordenado practicar la ascesis y el desprendimiento» (Fut. II, 49). La relación no es, pues, simplemente definida como amistad sino como una verdadera relación amorosa de identificación. Una parte de la maestría de Jesús sobre Ibn Arabi consiste en vivir una vida de desprendimiento y desapego respecto a las cosas de este mundo. Este místico no fue propiamente un asceta ni vivió en la pobreza material, pero sí vivió una desposesión tal, que se sintió siempre un instrumento en las manos de Dios, como el cuerpo muerto en manos de quien lo lava y lo prepara para la sepultura. El ser humano necesita esencialmente a Dios, necesita que el Creador esté constantemente sosteniéndolo en la existencia para que no se disuelva en la nada. Esto, que Ibn Arabi desarrolla filosóficamente a través de la teoría de la recreación y aniquilamiento de toda la creación en cada instante, lo vive como la experiencia vital de necesidad radical de Dios.

Después de tener a Jesús como maestro espiritual viviente y no sólo como figura modélica del pasado, Ibn Arabi establece relaciones personales como discípulo de cada uno de los otros profetas, según su confesión. Finalmente recibió el don de la totalidad muhammadiana, pero sin atribuirse nunca el grado de la profecía. Muchos juristas lo han situado fuera de la comunión de la umma debido a estas afirmaciones. No pocos, sin embargo, han defendido su ortodoxia. Lo que está fuera de duda es que él se sintió en el corazón de la comunidad islámica, que no sintió demasiada estima por los cristianos históricos de su tiempo, que todas las referencias de su inmensa obra las toma de la tradición islámica, y que el Corán es su Libro de inspiración fundamental.


1 Traducción propia de la edición árabe del Futuh al-Makiyya (ed. Bulaq, 1329 h. / 1911 d. C.). Es la obra más importante del autor andaluz.


Publicado en Dialogal número 38 (verano 2011).

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miércoles, 24 de diciembre de 2014

Muere la científica que nos alertó del riesgo de las sustancias que enloquecen nuestras hormonas

Muere la científica que nos alertó del riesgo de las sustancias que enloquecen nuestras hormonas: Theo Colborn

17/12/2014 | 10:26 H.

THEO COLBORN HORMONAS CIENTÍFICA

Theo Colborn.

Las generaciones venideras, una vez que la Humanidad se haya librado (esperemos) de la tóxica frivolidad que hoy la narcotiza, y que es la mayor peste que la azota, deberán tener muy en cuenta el nombre de Theo Colborn.

Esta científica norteamericana, que ha fallecido estos días a los 87 años de edad, pasará a los anales como una pionera que, de forma contundente, intentó abrir los ojos de unas masas humanas durmientes acerca de uno de los mayores retos ambientales y sanitarios a los que hoy nos enfrentamos. El de unas sustancias que todos tenemos ya en nuestros cuerpos y que pueden estar comprometiendo seriamente nuestra salud y la de la Naturaleza. Estas sustancias son los llamados disruptores endocrinos, sustancias capaces de alterar, con frecuencia a concentraciones bajísimas, nuestro sistema hormonal, induciendo o favoreciendo así las más variadas alteraciones, desde infertilidad a cánceres, pasando por diabetes, obesidad, malformaciones, reducción de la inteligencia....

Hoy, décadas después de aquella alerta pionera de Theo Colborn, decenas de miles de estudios científicos han desvelado más y más datos sobre esta preocupante amenaza que está muy lejos de ser una hipótesis sino que es una realidad sobradamente confirmada.

Uno de los mayores logros divulgativos de Theo Colborn, fue el libro Nuestro Futuro Robado

No en balde, en estos momentos, por ejemplo, se libra una monumental batalla en la Unión Europea, ya que se intenta que ese conocimiento científico sirva para establecer unas normas que reduzcan o eliminen nuestra exposición a los centenares de sustancias que hasta ahora se sabe que pueden tener capacidad de alterar nuestro equilibrio hormonal. Pero claro, la industria química (en especial la dedicada a fabricar pesticidas) se opone. Incluso, en estos momentos, hay abierta una consulta pública para que participen los ciudadanos de la UE y puedan así mostrar que este es un tema que les preocupa.

Lamentablemente, es probable que si fuese una encuesta sobre qué futbolista merece ganar el balón de oro más gente se hubiese enterado. Cuanto más frívolo es un asunto tanto más eco se hacen del él los medios y con más fruición lo acogen las masas.

Poca gente se ha enterado de la existencia de tal consulta, a pesar de que a lo mejor el tema tiene que ver con que cada vez haya más mujeres con cáncer de mama o que, entre otras cosas, cada vez los hombres tengan menos espermatozoides. Debe ser que es más importante el fútbol o la Pantoja que el que pueda llegar el caso de que un día aquí no haya apenas quien pueda tener hijos sin reproducción asistida (o ni incluso con ella ).

Aquí todo el mundo sabe quíen es Belén Esteban pero casi nadie Theo Colborn. Y en ese tipo de pecados está la penitencia que representan muchos de los males que sufrimos.

Casi nadie se ha enterado, decía, de esa encuesta europea, en la que veremos cuantos españolitos participan. Probablemente no sean tantos como los que participaron en la designación del Chiquilicuatre para participar en el festival de Eurovisión.

Aunque, todo hay que decirlo, las autoridades de la UE tampoco es que se hayan esforzado en divulgarlo demasiado y además han elaborado un tipo de encuesta enrevesada que casi era imposible de rellenar por un ciudadano de a pie. Por ello una serie de organizaciones han creadouna plataforma más sencilla e inteligible, para que la voz de los ciudadanos se pueda hacer oir. Para que a Europa llegue la voz de la calle diciendo: "este es un tema que preocupa a los ciudadanos, así que escuchen lo que dice la Ciencia y no solo a unas cuantas grandes empresas".

Lamentablemente, Theo Colborn, que estaba muy al tanto de todas estas cosas, no podrá ya saber qué se decidirá en Europa y si, como ella quería, se hará caso o no de la voz de la ciencia, anteponiendo la defensa de la salud al dinero (o si será al contrario).

Al menos, sí que vio, por ejemplo, como la Organización Mundial de la Salud se sumó al clamor científico sobre los riesgos de estas sustancias con unos importantes informes que presentó hace menos de dos años, instando a los gobiernos a actuar reduciendo la exposición humana a estos compuestos químicos.

Con independencia de lo que hagan finalmente los gobiernos, mucho de lo que hoy está pasando en este tema, que ha merecido una enorme atención por parte de la comunidad científica, forma parte del legado de científicos pioneros como esta zoóloga presidenta y fundadora de The Endocrine Disruption Exchange (TEDX), entidad que hace un seguimiento de estas cuestiones desde su base en Paonia, un pueblo de las Montañas Rocosas, no lejos del río Colorado.

Se han realizado millares de estudios sobre los efectos de los disruptores endocrinos

Uno de los mayores logros divulgativos de Theo Colborn, fue el libro Nuestro Futuro Robado que realizó en colaboración con otro científico, Pete Myers, y una periodista, Dianne Dumanosky. Un hito en la difusión de estos asuntos.

En Nuestro Futuro Robado, que pude leer hacia mediados de los años noventa, antes de que se publicara su edición en castellano, el lector hace un viaje alucinante al mundo de los horrores que la química sintética está produciendo en la Naturaleza. Se siente uno ante algo verdaderamente revelador e inquietante. Un poco como Neo, en la parte primera de Matrix, cuando elige la pastilla roja.

El libro nos cuenta con todo lujo de detalles como la comunidad científica comenzó a ver cosas que nunca antes habían sido vistas. Como si fuese una especie de novela policiaca, pero con todo el rigor científico, hace un repaso de muchos de los hallazgos que conmovieron a los investigadores, poniéndonos sobre la pista de los riesgos de la alteración hormonal que podían inducir las sustancias contaminantes. Una pista que, partiendo de las especies silvestres, acabaría llevándoles al descubrimiento de efectos similares en la especie humana. Porque las especies silvestres, no dejan de ser, al fin y al cabo, sino "centinelas" de la salud humana.

Nuestro Futuro Robado nos habla del asombro con el que los científicos comenzaron a ver aquellas extrañas alteraciones nunca antes vistas, en la Naturaleza. Como aquellos investigadores que vieron como las gaviotas de los contaminados Grandes Lagos, tenían pollos con graves malformaciones, nidos cuyos huevos nadie incubaba, parejas homosexuales... De modo parecido, en California, hallaron gaviotas macho que tenían oviducto, esto es, el canal por el que las hembras ponen los huevos. En Florida, los científicos que estudiaban los caimanes de un lago vieron que el 40% de ellos no eran ni hembras ni machos, sino mixtos. También, buena parte de las tortugas de orejas rojas de la misma masa de agua se habían convertido en hermafroditas. Incluso las panteras de Florida arrostraban problemas: machos feminizados, con abundantes criptorquidias, con  espermatozoides venidos a menos, con un sistema inmunológico trastocado... En los ríos británicos, por su parte, también se daban casos de hermafroditismo y un alto porcentaje de feminización en los machos. Y en el Río San Lorenzo (Canadá) las belugas, además de casos de hermafroditismo, tenían el sistema inmunológico devastado. Infecciones generalizadas, neumonía, úlceras intestinales, estomacales, esofágicas y bucales, se cebaban en ellas. Además sufrían una alta tasa de cánceres de mama y de trastornos endocrinos, como el hipertiroidismo. En el Ártico, los osos polares sufrían problemas reproductivos. Y tras estas y otras muchas cosas de las relatadas en Nuestro Futuro Robado, aparecían siempre una serie de sustancias contaminantes: los llamados disruptores endocrinos

Sustancias procedentes de pesticidas, transformadores eléctricos, detergentes, plásticos, tejidos... e infinidad de otros productos y artículos de nuestra vida cotidiana. Mayoritariamente, sustancias sintéticas, a las que estamos expuestos de continuo los seres humanos.

Muchos informes de Theo Colborn estaban inaugurando una línea de investigación que sería muy fértil

Fue a finales de los años 80 del pasado siglo cuando Theo Colborn, que trabajaba entonces para el World Wildlife Fund y The Conservation Foundation en Washington, DC, elaboró un informe sobre lo que estaba pasando con la fauna a causa de la polución química en los Grandes Lagos, alertando sobre los horribles efectos vistos en algunas especies, y sobre el hecho de que estos eran compatibles con efectos que se estaban viendo también en los humanos. Aquel informe y otros posteriores de Theo Colborn estaban inaugurando una línea de investigación que sería muy fértil y que hoy en día es fundamental a la hora de evaluar los efectos de las sustancias que pueden afectar a la salud humana. No mucho después, en 1991, esta científica convocaría el mítico encuentro científico de Wingspread, en Wisconsin, a partir del cual comenzó a usarse el término de disruptores endocrinos. De aquella reunión emanaría una famosa declaración científica que serviría para alertar a la comunidad internacional acerca de este problema.

La "Declaración de Consenso de Wingspread sobre las alteraciones químicamente inducidas en el desarrollo sexual y funcional: la conexión fauna salvaje/seres humanos", afirmaba que "muchas poblaciones de animales salvajes están ya afectadas por estos compuestos químicos. Los impactos incluyen disfunción tiroidea en aves y peces, pérdida de fertilidad en aves, peces, mariscos y mamíferos; descenso del éxito reproductor en aves, peces y tortugas; graves malformaciones congénitas en aves, peces y tortugas; anomalías metabólicas en aves, peces y mamíferos; alteraciones de la conducta en aves; desmasculinización y feminización en machos de peces, aves y mamíferos; defeminización y masculinización de hembras de peces y aves; y daños en los sistemas inmunológicos de aves y mamíferos"

Y consideraban que estaba claro que "algunos de los efectos adversos que se ven en humanos hoy son vistos en adultos que nacieron de padres expuestos a disruptores hormonales sintéticos (agonistas y antagonistas) liberados en el medio ambiente. Las concentraciones de una serie de agonistas y antagonistas sintéticos de la hormona sexual presentes en la población humana de los Estados Unidos hoy están en el rango y la dosis a la cual se dan efectos en la fauna salvaje. De hecho, se han visto efectos a los niveles más bajos de las actuales concentraciones ambientales de estas sustancias"

Y concluían que: "a menos que la carga ambiental de disruptores hormonales sintéticos sea disminuida y controlada, es posible que se produzca una disfunción de gran escala a nivel poblacional. El alcance y el riesgo potencial para la vida silvestre y los seres humanos son grandes debido a la probabilidad de la exposición repetida o constante a numerosos productos químicos sintéticos que son conocidos por ser disruptores endocrinos".

El crecimiento del conocimiento científico que siguió a esta declaración ha sido tremendo. Se han realizado millares de estudios sobre los efectos de los disruptores endocrinos. En parte, no cabe duda, es algo que hay que agradecer a esta mujer ya que jugó un papel muy importante en el origen de todo.

Alguien que, en mi opinión, habría merecido un premio Nobel mucho más que algunos de sus receptores, en algún caso, incluso, personas que contribuyeron a algunos de los problemas que Colborn denunció (como por ejemplo, el que descubrió el uso como insecticida del DDT).

Colborn hizo un notable esfuerzo por alertar acerca de los riesgos de los productos químicos empleados en el "fracking" 

Nacida en 1927 en una localidad de New Jersey Theo Colborn manifestó pronto un amor por las aves y la naturaleza salvaje que le acompañaría toda la vida. Durante unos años se dedicaría profesionalmente a la Farmacia, que es lo que había estudiado inicialmente, en New Jersey, hasta que en los años 60 se trasladó al oeste, a espacios más salvajes. Allí, acabaría introduciéndose cada vez más en el mundo de la ciencia y el activismo ambiental, especialmente a partir de mediados de los 70. Su espíritu me recuerda, en alguna medida, al de ésa otra gran científica norteamericana, Rachel Carson, la autora de Primavera silenciosa a la que, por cierto, Theo admiraba.

Colborn establecería contacto y colaboraría con entidades como la Estación Biológica de las Montañas Rocosas en el estudio de la contaminación de las aguas. Finalmente, a finales de esa década, tras muchas actividades realizadas, decidió volver a estudiar para convertirse en una experta en asuntos de contaminación de las aguas, obteniendo después además, entre otras cosas, un doctorado, a los 58 años de edad, en zoología. Estudiaría los más diversos aspectos de epidemiología, toxicología, química del agua... Como manifestaría posteriormente, necesitaba esos títulos para que se le prestase la debida atención. Trabajaría en la Oficina de Asistencia Tecnológica de Washington sobre asuntos de polución atmosférica y, posteriormente con World Wildlife Fund y The Conservation Foundation momento en el que estudiaría las consecuencias de la contaminación de los Grandes Lagos, realizando diversos informes para organismos oficiales. Esos y otros trabajos acabarían llevándola al desarrollo de una nueva visión acerca de los efectos de los contaminantes químicos sobre la salud humana y de los ecosistemas que abrirían la puerta a todo lo que hoy se sabe acerca de los disruptores endocrinos, esas sustancias que, en especial cuando nos exponemos a ellas cuando estamos en el seno materno pueden tener efectos tan sutiles como graves.

Es imposible sintetizar en un artículo breve como este todo lo que hizo y ha representado Theo Colborn que, en sus últimos años, aparte de seguir publicando en revistas científicas, hizo un notable esfuerzo por alertar, por ejemplo, acerca de los riesgos de los productos químicos empleados en el "fracking" o fractura hidráulica, polémico método de obtención de gas del subsuelo.

 El mayor honor que podría hacérsele es que alguna vez los ciudadanos y en especial los políticos estuviesen a la altura del reto que estos contaminantes, asociados por la comunidad científica a una parte del auge de importantes problemas sanitarios, se tomasen en serio lo que se sabe sobre ellos y se actuase, sin plegarse a las dudas artificialmente creadas por la industria para crear la coartada de que hay una falsa "controversia" científica que realmente no hay.

Los diseñadores químicos en su fiebre creadora al servicio de los negocios industriales, pensando solo en las aplicaciones utilitarias concretas, y desde una óptica reduccionista que no contemplaba debidamente los posibles efectos que podían causar estas sustancias en la trama viviente, han generado decenas de miles de sustancias sintéticas que se producen anualmente en órdenes de cientos de millones de toneladas.

Una parte de esta química sintética son disruptores endocrinos

La química de la Biosfera y la química de la "tecnosfera" como comento en mi libro "La Epidemia Química", que no es más que un intento periodístico de divulgar los hallazgos de científicos como Colborn, han entrado en colisión.

Si el hombre producía en 1930 un millón de toneladas de química sintética, en la actualidad pueden ser cerca de 800 millones de toneladas anuales. Una parte de esta química sintética son disruptores endocrinos. Sustancias que pueden actuar a bajísimas concentraciones, causando alteraciones en la trama de la vida, especialmente cuando el ser que se expone a ellas es una criatura en desarrollo, como un embrión o un feto dentro de su madre.

Theo Colborn dedicó su vida a abrirnos los ojos sobre este problema.

Hagamos caso de lo que nos dice la comunidad científica. Miremos a nuestro alrededor y veamos como de unas décadas a esta parte crecen una serie de desarreglos metabólicos, problemas en el desarrollo neuronal de los niños,  problemas reproductivos, cánceres hormono-dependientes (como los de mama, próstata o testículos)... y otros problemas. E intentemos saber un poco acerca de la relación que todo esto puede tener, en mayor o menor medida, con nuestra exposición cotidiana a una serie de sustancias. Si se llega un día a que una parte de la población sepa de esto solo la centésima parte de lo que sabe de ciertos personajillos de la prensa rosa, de los futbolistas y otras tantas intrascendencias, es probable que  todavía quepa una esperanza.

(Fuente: http://www.estrelladigital.es/)

sábado, 20 de diciembre de 2014

RAMÒN CARRILLO

UN DÍA COMO HOY DE 1956 MUERE RAMÒN CARRILLO EN BELÉN DO PARANÁ (BRASIL). 

 


Prestigioso médico neurólogo comprometido desde sus orígenes con el peronismo, primer ministro de Salud Pública de la Nación, creó un revolucionario y eficiente sistema de salud pública lamentablemente destruido por los gobiernos posteriores y que jamás pudo reconstruirse. Fue autor de una valiosa y perdurable obra titulada Teoría del hospital
Había nacido en Santiago del Estero.

CARTA DE CARRILLO A SU AMIGO SEGUNDO PONZIO GODOY DONDE RELATA SUS PENURIAS EN EL EXILIO POCOS DÍAS ANTES DE MORIR

“Mi querido Ponzio:
Yo no sé cuánto tiempo más voy a vivir, posiblemente poco, salvo un milagro. También puedo quedar inutilizado y sólo vivir algo más. Ahora estoy con todas mis facultades mentales claras y lúcidas y quiero nombrarte el albacea de mi
buen nombre y honor. Quiero que no dudes de mi honradez, pues puedes poner las manos en el fuego por mí. He vivido galgueando y si examinas mi declaración de bienes y mi presentación a la Comisión Investigadora, encontrarás la clave de muchas cosas. Vos mismo intuiste con certeza lo que pasaba en mí y me ofreciste unos pesos. Por pudor siempre oculté mis angustias económicas, pero nunca recurrí a ningún procedimiento ilícito, que estaba a mi alcance y no lo hice por congénita configuración moral y mental.
Eran cosas que mi espíritu no podía superar. Ahora vivo en la mayor pobreza, mayor de la que nadie puede imaginar, y sobrevivo gracias a la caridad de un
amigo. Por orgullo no puedo exhibir mi miseria a nadie, ni a mi familia, pero sí a un hermano como vos, que quizás (conociéndome) puedas comprenderme.
No tengo la certeza de que algún día alcance a defenderme solo, pero en todo caso si yo desaparezco, queda mi obra y queda la verdad sobre mi gigantesco esfuerzo donde dejé mi vida.
Esta obra debe ser reconocida y yo no puedo pasar a la historia como un malversador y ladrón de nafta. Mis ex colaboradores conocen la verdad y la severidad con que manejé las cosas dentro de un tremendo mundo de angustias e infamias.
Ellos pueden ayudarte.
Mi capacidad de trabajo está muy reducida; vivo como médico rural en una aldea. Ahora de nuevo me quedé sin puesto, pues la Compañía donde actuaba levantó campamento.
A mí, poco a poco, se me han cerrado las puertas y no pasa un día que no reciba un golpe. Poco a poco mi organismo ha comenzado a desintegrarse definitivamente. He aceptado todo con la resignación que me es característica. No tengo odios y he juzgado y tratado a los hombres siempre por su lado bueno, buscando el rincón que en cada uno de nosotros alberga el soplo divino.
El tiempo y solo el implacable tiempo, dirá si tuve razón o no al escribirte esta carta, ya que en el horizonte de mis afectos, no veo a nadie más capaz que vos de tomar esta tarea cuando llegue el momento, que llegará, cuando las pasiones encuentren su justo nivel.
Belém do Pará, 6 de septiembre de 1956.
Ramón”