lunes, 17 de septiembre de 2012

REVOLUCIÓN LIBERTADORA, LA CUARTA INVASIÓN INGLESA

La contrarrevolución de 1955 no fue gestada en 1954.

REVOLUCIÓN LIBERTADORA, LA CUARTA INVASIÓN INGLESA

Escrito por Fermín Chavez


Fermín:-La revolución peronista hirió sensiblemente a la oligárquia y la burguesía del país y perjudicó los intereses británicos.

Gentileza de Julio Rodríguez

REVOLUCIÓN LIBERTADORA, LA CUARTA INVASIÓN INGLESA

Por Fermín Chávez

La contrarrevolución de 1955 no fue gestada en 1954.

No nació con el negocio petrolero iniciado con la Standard Oil, ni en el conflicto con la Iglesia argentina.

La confabulación venía tomando cuerpo desde la segunda mitad de 1950 y principios de 1951, a través de los trabajos que realizaban en el ejército Pedro Eugenio Aramburu, Luis Leguizamón Martínez, Benjamín Menéndez, Eduardo Lonardi y José F. Suárez

Si el movimiento peronista y su gobierno tuvieron fuertes enemigos internos, no es menos cierto que los hubo mayores en el exterior.

El principal, entre éstos, era un imperio en decadencia, pero un imperio alfin.

 

Inglaterra, puesto que de ella hablamos, iba a jugar sus cartas con maestría y sin esos movimientos bruscos que delatan a los carteristas novicios.

En este sentido, la Argentina de 1955 fue la carpeta de juego en que los legos debieron enfrentar, con desventaja, a los fulleros.

La revolución peronista hirió sensiblemente a las minorías oligárquicas y a la burguesía del país, pero también perjudicó ostensiblemente a los intereses británicos, que a la postre se unirían con quienes les ofrecieran la más segura posibilidad de revancha.

Si es verdad que sancionó a los Bemberg, es cierto también que lesionó duramente la esfera de influencia de los británicos.

En un olvidado artículo periodístico, de 1957, Juan Perón señaló que la

llamada “revolución libertadora” trajo la cuarta invasión inglesa.

“Ante la incredulidad de propios y extraños –escribía-, nacionalizamos,

comprando y pagándoles, los transportes, puertos, teléfonos, silos y

elevadores, frigoríficos, servicios de gas y energía, el Banco Central,

creamos la Flota Mercante, que llegó a ser la cuarta del mundo, y dimos

al país transportes aéreos.

Industrializamos la Nación facilitando la instalación de industrias pesadas.

Asimismo, fabricamos gran cantidad de maquinarias y automotores.

Así logramos la independencia económica, arrojando por tercera vez al invasor británico”.

En otro párrafo del texto que estamos rememorando decía Perón: “Nuestra economía justicialista les resultó desastrosa.

Sirva un ejemplo: en textiles y afines importábamos de Inglaterra por un valor de 100 millones de dólares anuales.

En 1954, esa cifra se redujo a medio millón anuales.

Como último bastión, le quedaba nuestro mercado comprador de petróleo.

Inglaterra nos vende combustible por valor de 350 millones de dólares

por año.

Nuestro gobierno había firmado ad referéndum del Congreso de la

Nación, un “contrato de locación de servicios” con la Standard Oil de

California.

Por éste, la compañía norteamericana se comprometía a explorar parte de nuestro subsuelo y extraer el petróleo que hubiera, el que debía ser entregado en su totalidad a YPF para su comercialización”.

Es posible que los ingleses hayan hecho el cálculo de la pérdida que el

cambio de política petrolera significaba para ellos, y que decidieran

intervenir, contando como contaban con fuertes aliados en la marina de

guerra argentina.

Los hechos parecen dar entera razón a estos asertos.

El viaje de Milton Eisenhower a la Argentina, registrado en el invierno

de 1953, indicó el principio del cambio en cuanto a relaciones

internacionales.

En menos de dos años el cuadro varió visiblemente.

El 26 de mayo de 1955 el profesor Silenzi de Stagni dio su famosa clase

contra el proyecto de contrato petrolero, que tanto impresionó a los

jefes de las Fuerzas Armadas.

El 31 de agosto lo comentó el periódico Die Welt, de Hamburgo, sobre la base de una síntesis enviada por su corresponsal.

El grupo Bemberg, símbolo de toda una época de la Argentina librada al

apetito de los consorcios internaciones, se convirtió en el enemigo más

enconado e intrigante de Perón.

Los misteriosos “accionistas franceses” de la Cervecería Quilmes no se quedaron quietos y acrecentaron la propaganda antiargentina en el exterior.

Al grupo Bemberg se agregó en 1951 el grupo Gainza Paz, estrechamente ligado a la UP y a la SIP, cuando el movimiento expropió La Prensa y lastimó a la oligarquía en dos de sus mucosas más sensibles: el bolsillo y el orgullo de clase.

Finalmente en la consolidación “moral” del frente antiperonista interno

jugaron un papel importante las logias masónicas y otras agrupaciones

típicas de la burguesía antinacional.

FCH/

Autor: Fermín Chávez, Revista Primera Plana Nº 507, 13 de septiembre de

1973

 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Considero muy simplifista definir una causa tan compleja con una frase demagogica, el peronismo sabe manejar este tipo de lenguaje para impactar y hacer creer que lo que no pensamos igual somos oligarcas o de clase media, no tomo eso como insulto, Fermin Chavez sabe bien que, no solo todos los partidos politicos, iglesia y sectores nacionalistas participaron en ese movimiento, entre otras muchas cosas, el comite nacional del radicalismo fue destrozado, lo mismo la casa socialista y las iglesias del centro de Buenos Aires quemadas y saqueadas, Peron fue excomulgado por el Papa, figuras prominentes como Alfredo Palacios y Balbin fueron presos y la falta de libertad era absoluta, es verdad que al peronismo se lo prohibio y tampoco gozaron de libertad, ese y los fusilamientos fueron el terrible error de la Libertadora, pero no simplifiquemos, aqui hay dos sectores que debieran hacer autocritica y seguir el ejemplo del abrazo Peron Balbin