martes, 27 de marzo de 2007

Irak: EEUU quiere eliminar a Al Sadr

 

 

EEUU quiere eliminar a Al Sadr

 

 

Recientemente, el bloque de Muqtada al Sadr decidió volver al gobierno y el parlamento iraquí después de que representantes del bloque se reunieran con el primer ministro iraquí Nuri al Maliki, indicó una fuente cercana a la Oficina del Primer Ministro. El bloque de Al Sadr, que tiene 32 escaños, había abandonado ambas instituciones en protesta por un encuentro entre Maliki y el presidente estadounidense George W. Bush en la capital jordana, Amman, en noviembre, y el fracaso del gobierno en lo que se refiere a fijar un calendario para la retirada de las tropas extranjeras de Iraq.

En 2004, EEUU y los políticos títeres iraquíes que habían regresado del exilio pagaron un alto precio por excluir a Al Sadr del poder. El Ejército del Mahdi lanzó dos rebeliones contra las tropas ocupantes en abril y agosto de ese año. En 2005 y 2006, ellos tuvieron que reconocer su fuerza. De este modo, Al Sadr se convirtió en una parte del proceso político en Iraq, mientras se oponía al mismo tiempo a la ocupación norteamericana. Ahora, sin embargo, el movimiento político de Al Sadr y su milicia, el Ejército del Mahdi, se han convertido en un objetivo de los ocupantes norteamericanos debido a su independencia y a su rechazo a la ocupación. Recientemente, el Pentágono lo ha descrito como la mayor amenaza a la seguridad de Iraq.

 


Shiíes protestan contra la presencia de tropas estadounidenses en Bagdad

 

El Ejército del Mahdi es visto en efecto como un obstáculo para los planes coloniales de EEUU. Recluta jóvenes entre las clases urbanas y pobres, que son hostiles a la presencia de las tropas norteamericanas y al saqueo de los recursos del país por parte de las corporaciones estadounidenses. Al Sadr y los líderes de la minoría sunní se muestran de acuerdo en que se debería fijar un plazo para la retirada de las tropas extranjeras de Iraq. Él ha advertido también a EEUU que su milicia atacará a las tropas norteamericanas si la Administración Bush decide agredir a Irán.

En un reciente discurso, el presidente norteamericano, George W. Bush, señaló que "en anteriores operaciones, las injerencias políticas y sectarias impidieron que las fuerzas iraquíes y norteamericanas penetraran en barrios donde residen aquellos que están alimentando la violencia sectaria. En esta ocasión, las fuerzas estadounidenses e iraquíes tendrán luz verde para entrar en dichas vecindades – y el primer ministro Maliki ha prometido que no serán toleradas interferencias políticas o sectarias." Esto significa que EEUU intenta acabar con las milicias shiíes y el primer ministro Maliki no hará nada para protegerlas. Sin embargo, esto es más fácil de decir que de hacer. Cabe recordar que el gobierno de Maliki necesita el apoyo de los diputados del bloque de Al Sadr para su propia supervivencia.

Un diplomático occidental en Bagdad, que no era ni norteamericano ni británico, manifestó a The Scotsman: "Los norteamericanos quieren una guerra con el Ejército del Mahdi... y parece que van a tenerla. Ellos quieren eliminar esta la milicia." Sin embargo, cabe señalar que la milicia ha sobrevivido a muchos ataques de los militares estadounidenses. Ella es ahora una de las mayores fuerzas armadas sobre el terreno en Bagdad, donde controla muchas áreas shiíes y está implicada en los trabajos comunitarios. Se calcula que Al Sadr puede disponer de unos 100.000 hombres sobre el terreno. Una gran parte de la fuerza de policía de Bagdad le sigue también.

El 17 de enero, los militares norteamericanos anunciaron que sus ataques de las anteriores semanas habían llevado al arresto de 600 combatientes del Ejército del Mahdi y de 16 líderes de la milicia en Ciudad Sadr, un enorme suburbio de Bagdad que se llama así en honor al padre de Muqtada, un reverenciado clérigo, y es el hogar de 2,5 millones de shiíes. Los soldados norteamericanos han registrado muchas viviendas en esta área buscando armas. Un alto consejero de Al Sadr ha muerto en un reciente raid norteamericano. En respuesta, han sido lanzados múltiples ataques con morteros y cohetes contra las tropas norteamericanas desde los arrabales de Ciudad Sadr. Unidades del ejército iraquí, compuestas de kurdos del norte de Iraq, están ayudando a las tropas estadounidenses en sus raids. El Ejército norteamericano considera a las unidades controladas por los shiíes como poco dignas de confianza.

Estos raids en Ciudad Sadr han incrementado el odio contra las fuerzas de ocupación. "Ésta es una situación inaceptable. Ellos han estado aquí durante tres horas. Están arruinando las alfombras con el barro de sus botas," manifestó Kareem Hassan Dhamin, propietario de una vivienda que fue registrada por las tropas estadounidenses, a la agencia AP. En realidad, Al Sadr posee una popularidad y una legitimidad mucho mayor que muchos de los miembros del gobierno títere pro-norteamericano. Él es visto por millones de shiíes en Bagdad y de todo el sur de Iraq como su líder espiritual y nacional. Él ha desarrollado una respuesta religiosa al marxismo y el baasismo al abogar por un Islam política y socialmente activo que contrasta con el tradicional quietismo de los líderes religiosos shiíes. Él es visto también como la voz de los shiíes empobrecidos, mientras que el gran ayatollah Ali al Sistani y la Hauza, el establishment religioso shií, representan a las clases más acomodadas.

Así pues, si el ejército norteamericano y las fuerzas iraquíes asaltan Ciudad Sadr, es poco probable que consigan una victoria significativa. El Ejército del Mahdi es mucho más fuerte y posee una mayor disciplina y mejores equipos y entrenamiento que en 2004. Cualquier enfrentamiento produciría bajas sustanciales en las filas estadounidenses. Es probable además que los shiíes de Iraq exploten. EEUU está ya en guerra con la comunidad sunní, compuesta por 5 millones de personas, y está granjeándose rápidamente ahora la hostilidad de los shiíes. Por primera vez este año, las encuestas demuestran que una mayoría de los shiíes aprueban los ataques armados contra las fuerzas norteamericanas.

Los miembros de la milicia del Ejército del Mahdi han recibido la orden de dejar de vestir sus uniformes negros, ocultar sus armas y abandonar sus puestos de control en un esfuerzo aparente de reducir su presencia en Bagdad antes de la llegada de los refuerzos estadounidenses. "Tenemos órdenes explícitas de mantener una presencia discreta, de no enfrascarnos en enfrentamientos y de mantener la calma," manifestó un oficial del Ejército del Mahdi a Leila Fadel y Zaineb Obeid, dos periodistas de McClatchy Newspapers. "Nunca reaccionaremos negativamente ante las provocaciones. El crear una situación de caos es lo que les interesa a los ocupantes, mientras que nosotros queremos seguridad para Iraq," declaró Nassar al Rubai, jefe del bloque de Al Sadr en el Parlamento, a Reuters. "Cuando más presión se ejerza sobre los partidarios de Al Sadr, más fuertes nos volveremos."

 


Viviendas en Ciudad Sadr

 

Muchos shiíes están ya prediciendo que el plan de Bush para incrementar sus tropas en Iraq está condenado al fracaso. "Rechazamos la nueva estrategia de Bush y creemos que fracasará," declaró Abdul Razzaq al Nidawi, un alto responsable de la Oficina de Al Sadr en la ciudad santa de Nayaf, a AP. "Llamamos al pueblo norteamericano a oponerse al envío de más de sus hijos a Iraq para que no vuelvan en ataúdes. Si el Ejército del Mahdi es atacado, ellos se defenderán. Las tropas estadounidenses son enemigas... si los norteamericanos quieren un choque armado, nosotros estamos preparados, pero trabajaremos duro para que no sea necesario enfrascarnos en una oposición armada y aguantaremos la presión, incluso aunque conlleve sacrificios, con el fin de mantener a salvo a nuestro pueblo y nuestro país."

"La gente aquí ha odiado siempre la ocupación estadounidense y británica de Iraq y recuerdan a sus abuelos, que lucharon contra las fuerzas británicas con armas muy simples," manifestó Yassin al Assadi, un director de una escuela de Kut, a IPS. Assadi estaba refiriéndose aquí a la resistencia shií, que jugó un papel clave en la expulsión de las tropas británicas de Iraq en los años veinte y treinta del pasado siglo. La resistencia armada contra la ocupación en el sur fue lenta en su inicio porque los clérigos religiosos instruyeron a sus seguidores para que dieran tiempo a las administraciones norteamericana y británica para permitirles cumplir sus promesas, señaló Assadi. "Sin embargo, ellos ya no creen en las promesas de ningún clérigo y han comenzado a luchar." La fuerza de la creciente resistencia en el sur shií se ha hecho cada vez más evidente. El pasado mes de agosto, 1.200 soldados británicos, conocidos como Los Húsares Reales de la Reina, evacuaron de forma apresurada una base que habían ocupado en los tres años anteriores después de ser atacados con fuego de mortero y misiles por parte de los combatientes de la resistencia.

 

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Fuente: Revista Amanecer 22 marzo 2007
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