domingo, 2 de diciembre de 2018

Abbas Ibn Firnas, el genio andalusí que consiguió volar en el siglo IX


Abbas Ibn Firnas, el genio andalusí que consiguió volar en el siglo IX


Existen personajes históricos que son desconocidos para la mayoría de nosotros y que sin embargo lograron gestas increíbles en el pasado. Este es el caso de Abbas Ibn Firnas, el genio andalusí, polímata, que consiguió volar en el siglo IX y al que se considera el precursor de la aeronáutica, además de un extraordinario científico, químico y humanista.




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Abu l-Qāsim Abbās ibn Firnās, nació en Izn-Rand Onda (la actual Ronda) en el año 810, durante el emirato Omeya. Su familia, de origen bereber, llegó con los conquistadores de la península ibérica y se afincaron en Al-Andalus. Desarrolló su trabajo en el califato de Córdoba durante los reinados de Abderramán II y Mohamed I.



Se le conoce como un gran filósofo, es decir, un gran sabio. Dominó la química, la física, la astronomía, poesía y astrología. Es conocido por inventar entre otras cosas una técnica para tallar y facetar el cristal de roca, trabajo que hasta entonces únicamente los egipcios eran capaces de realizar, una clepsidra o reloj de agua a la que llamó Al-Maqata-Maqata, una técnica para fabricar vidrio incoloro, un planetario y las piedras de lectura, antecesoras de las gafas para la presbicia.



Se le conocen dos intentos de volar a lo largo de su vida. El primero de ellos lo llevó en el año 852 a lanzarse con una gran tela de lona desde una torre de la ciudad de Córdoba. Aunque no se sabe exactamente como estaba confeccionado el artilugio (se cree que era una especie de capa que quedaba rígida sujetada con puntales de madera), éste amortiguó su caída y únicamente sufrió heridas leves. Por esta hazaña es considerado por muchos el inventor del primer paracaídas.



El segundo intento lo realizó en el año 875. Se proveyó de unas alas hechas con madera y recubiertas con seda y plumas. El lanzamiento fue también desde una torre y dirigió su vuelo sobre un valle. Estuvo en el aire más de 12 minutos, un gran éxito a pesar de que al aterrizar sufrió heridas de consideración, entre ellas la fractura de ambas piernas. Ibn Firnas analizó su vuelo y observó que el error había sido no dotar a su artefacto de una cola como la que tienen las aves. Su hazaña fue observada por numeroso público que el mismo había congregado. Un poeta de la corte de Mohamed I, describió el vuelo de Ibn Firnas diciendo:


“VOLÓ MÁS RÁPIDO QUE EL FÉNIX EN SU VUELO CUANDO VISTIÓ SU CUERPO CON LAS PLUMAS DE UN BUITRE

Murió en el año 887 tras una fructífera vida. Aunque desconocido por la mayoría, el aeropuerto de Bagdad lleva su nombre, así como un puente de la ciudad de Córdoba sobre el río Guadalquivir y un cráter de la Luna. Su nombre se latinizó y se transformó en Armen Firman.

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