jueves, 5 de diciembre de 2013

EN ARGENTINA NO HABRÁ GUERRA DE CÁRTELES COMO EN MÉXICO

Esperemos que así sea….

 

 

Cecilia González:

EN ARGENTINA NO HABRÁ GUERRA DE CÁRTELES COMO EN MÉXICO

  

La periodista mexicana Cecilia González, autora de "Narcosur: La Historia del Narcotráfico Mexicano en la Argentina" (Editorial Marea) presentó su libro en las recientes semanas. Esta investigación, que ya está siendo material de referencia, resulta indispensable para entender el avance de este tema en Argentina.

Cecilia González, corresponsal de NOTIMEX en Argentina desde 2003, Licenciada en Ciencias de la Comunicación y con un master en Información Internacional otorgado por la Universidad Complutense de Madrid, participó en talleres sobre periodismo y/o literatura en La Habana, París, Madrid, Cartagena y Buenos Aires. Suele ofrecer conferencias sobre periodismo en universidades de México y Argentina. Es además autora de "Nostalgias con Sazón", un libro maravilloso que rescata las recetas de cocina de su mamá, y de "Escenas del Periodismo Mexicano" uno de los libros que resume la historia periodística.

En diálogo con RazonEs de SER, la colega mexicana describió como se están insertando y operando los cárteles del narcotráfico.  Y enfatizó, entre otros temas, la facilidad cono que se atraviesan los puestos fronterizos argentinos, donde las fuerzas de seguridad se ven sobrepasadas por el crimen organizado, además de considerar que ejercer el periodismo en Argentina es un privilegio.

por Nancy Azpilcueta y Daniel Raddi

¿Cómo surge la idea del libro?

Tomé la decisión cuando se realizó una marcha de periodistas, en México, en agosto de 2010, en medio del fragor de la guerra contra el narcotráfico, donde mis compañeros denunciaron acoso y desprotección para con los periodistas, que estaban siendo amenazados, desaparecidos, asesinados o exiliados. Allí sentí que tenía una obligación ética, porque yo al principio no me quería meter mucho en el tema y sólo manejar información para la agencia, con la nota del día, la cotidiana. pero entendí que era un compromiso que me excedía.

Decidí que tenía que escribir un libro para explicar cómo la guerra del narcotráfico impactó también en otros países, y en este caso en Argentina.

Imaginamos que para aquellos que tomamos a México como país adoptivo ya es doloroso, por lo que suponemos que para quienes son de allí eso se duplica...

En mi caso no es que se duplique o sea más fuerte. Es otro tipo de dolor que no lo puedo cuantificar, porque nunca puede ser más difícil lo que veo desde aquí que lo que están viviendo mis compañeros o mis paisanos. En esa marcha de los periodistas, me dolió mucho hablar con los compañeros de los Estados y saber que estaban trabajando totalmente desprotegidos, amenazados no sólo por los narcos sino por los gobernadores y alcaldes, quedando como en el medio del sandwich, como se dice habitualmente. Encima con la presión de un gobierno que no quería reconocer que estaba cometiendo una masacre. Eso me resultó muy doloroso y comprendí que yo estaba trabajando acá en una situación de privilegio, que estaba muy bien y que debía escribir un libro al respecto.

Para los argentinos, que sabemos lo que es tener todo el tiempo a los militares en la calle, consideramos que fue un grave error estratégico de la administración de Felipe Calderón. ¿El libro lo refleja de la misma manera?

El libro tiene un capítulo que se llama La Guerra con el Narcotráfico, en el que trato de explicar la situación histórica que llevó a México a lo que se vive hoy. Y a partir de la última etapa, sobre todo, de las decisiones del gobierno de Felipe Calderón, para mí también irresponsablemente. El entra en la guerra contra el narcotráfico sin combatir las causas y sin pensar seriamente en las consecuencias.

Él pensó que solamente con la militarización, el combate frontal y la violencia combatiría o desaparecería de manera efectiva el problema. Y resultó todo lo contrario, porque la violencia genera violencia.

Además, hubo casos, aunque hubiera sido sólo uno, en los que se violaron los derechos humanos. Y allí sí hago un paralelismo entre las situaciones que se vivieron acá en los años setenta, que se replicaron por distintas causas y en otras circunstancias en México, como es el caso de los desaparecidos.

Como es el caso de lo que se reclama en Coahuila como consecuencia de los gobiernos de Humberto y Rubén Moreira...

Sí, por ejemplo. El problema es nacional. El gobierno ya reconoció que hay 26 mil, pero los organismos de Derechos Humanos duplican esa cifra. Y encima miles de muertos en sólo un sexenio. Es una masacre, una cacería social que no se conoció cabalmente en América del Sur.

Tú refieres al narcotráfico mexicano y las derivaciones que puede haber en la Argentina, pero consideramos que se plantea un escenario completamente diferente. En México, el enfrentamiento es entre cárteles de allí, pero en la Argentina se dejó de ser país de paso para convertirse en consumidor, pero donde aparecen también los colombianos y los peruanos. Incluso, Eugenio Zaffaroni, Ministro de la Corte, dijo que corremos el riesgo de convertirnos en México o Colombia. ¿Tú consideras que los enfrentamientos acá pueden ser peores?

No, pero además me parece que el diagnóstico no es como lo están planteando. Las situaciones no son comparables por contexto histórico y geopolítico. Argentina no es el vecino del principal consumidor del mundo y que, además, le surte armamento a los cárteles. Ni siquiera es tan productor como lo es México.

Son circunstancias completamente diferentes. En el caso de Argentina, me gustaría aclarar que no es que vengan capos de los cárteles mexicanos, colombianos o peruanos. Argentina ya tiene sus propias organizaciones criminales que no llegan a ser cárteles, y se está viendo, básicamente en Santa Fe. Las bandas son netamente argentinas. Los surtidores sí son extranjeros, pero aquí no hay peleas entre cárteles.

¿Y no crees que se pueda llegar a situaciones de la magnitud de México?

No, porque tendría que llegar una invasión impresionante, que no creo que se dé. Argentina no es un país productor de coca y marihuana, por lo que eso te quita presión. E insisto, no están al lado de Estados Unidos. Sí tienen la presión de países productores y que son limítrofes. Tienen un mercado consumidor creciente, efectivamente, pero la situación es totalmente diferente.

La cantidad de sangre que ha corrido en México no lleva siempre al cuestionamiento de qué se gana con la prohibición o con la represión, en lugar de pensar en un control del Estado en cuanto a la comercialización. ¿Ves allí una posible solución?

Veo una alternativa a las políticas revisionistas que impuso Estados Unidos desde mediados del siglo pasado y que efectivamente demostró su fracaso. Pero quiero insistir en que este es un problema global. No es que están viniendo nomás a la Argentina. Los narcotraficantes, no sólo los mexicanos, sino los de todo el mundo, han expandido sus negocios y ven en dónde pueden operar. Donde puedan colarse, allí llegan.

Estas nuevas alternativas que contrarrestan las políticas decididas, de manera unilateral, por Estados Unidos, como en el caso de Uruguay que está aprobando la despenalización completa del consumo de marihuana, tendremos que ver cómo funciona. Y si no, ver como sociedad de construir nuevas maneras de combatir el problema, que es muy complicado. Es un problema muy complejo.

Te escuchamos en un programa decir que el tema no lo planteas en un marco de partidos políticos, si el PAN, si el PRI o si el PRD. Pero hay una realidad que tiene que ver con cierta complicidad, ya sea por omisión o por acción. ¿Tienes la convicción de que gobernadores, alcaldes y poder federal han dejado hacer demasiado o han sido parte del problema?

Cuando dije eso me refería a la Argentina, no a México. Llevo once años de no vivir en México. Y en eso quiero ser sumamente respetuosa, porque yo vivo en Argentina. Y lo que sé e investigué se refiere a Argentina, con mucho más detalle. Efectivamente, también he analizado el fenómeno en México. pero no sólo en México o en Argentina. En todos los países del mundo, donde hay crimen organizado, no puede crecer sin algún tipo de aval o de protección política o policíaca. Por supuesto que la hay.

Hablando específicamente de Argentina, donde los cuerpos policiales son diferentes a los de México, en cuanto a su organización, ¿consideras que están fuertemente penetrados o sólo medianamente?

No lo pondría en una escala. Están penetrados, pero no porque yo lo diga. así lo señalan investigaciones sobre la Bonaerense. Y en Córdoba y Santa Fe, dos de las provincias más importantes del país, ya se demostró la filtración del crimen organizado. Es un poder corruptor terrible. Por eso hay que manejarlo con seriedad.

Algo similar a lo que sucede con los controles fronterizos con Bolivia, Paraguay o Brasil, que suelen ser muy laxos...

Son muy permeables, efectivamente. Son de los factores que provocan las críticas más fuertes.

www.razonesdeser.com

 

No hay comentarios.: