lunes, 23 de enero de 2012

El baúl del pensamiento nacional

Inicio » Daniel Enzetti

Tiempo argentino accedió al archivo personal de rodolfo puiggrós, oculto durante 60 años

El baúl del pensamiento nacional

Publicado el 23 de Enero de 2012

Daniel Enzetti

 
Son 50 cajas con documentos, conferencias, borradores de libros y textos, en muchos casos inéditos, que su mujer Delia Carnelli donó a la Universidad de Lanús y que están siendo digitalizado por el Archivo Nacional de la Memoria para su consulta.
 

Apuntes manuscritos, borradores de libros, documentos, actas de asambleas en el Partido Comunista, papeles referidos a Juan Domingo Perón, recortes subrayados y conferencias brindadas en el exterior es solo parte de un material que perteneció al escritor Rodolfo Puiggrós al que Tiempo Argentino tuvo acceso exclusivo, en medio de un proceso de digitalización que está llevando a cabo el Archivo Nacional de la Memoria.

Se trata de casi 50 cajas con textos que en muchos casos son inéditos –salvados de la destrucción de la Triple A y de la dictadura militar que asaltó el poder en 1976–, gracias a la mujer del pensador, Delia Carnelli, que escondió todo y logró que sobreviviera a razias, exilios, mudanzas y algunos otros peligros más domésticos, como la humedad y el deterioro por el paso del tiempo.

El archivo de uno de los cuadros más lúcidos de la resistencia peronista abarca desde la década del 40 hasta su muerte en 1980. Pero también hace alusión a momentos anteriores que lo marcaron para siempre, como por ejemplo el viaje que a los 20 años realizó por Bélgica, Holanda, Portugal, España y sobre todo la Unión Soviética, en plena revolución bolchevique. Antesala de una formación intelectual que después arrancaría con sus estudios de Economía, la incursión en el periodismo y sus primeros libros: 130 años de la Revolución de Mayo, De la colonia a la revolución, y La herencia que Rosas le dejó al país. 

“Él era secretario comunista hasta que se fue del partido en 1946 –sostiene Delia a Tiempo–, y siempre se encargaba de redactar los apuntes de las reuniones. Son informes hasta hoy desconocidos, que ayudarían a reconstruir muchas cosas de aquella época”. Se refiere a la renuncia del intelectual al PC, disgustado por la actitud que tomaron sus autoridades al adherir a la Unión Democrática en medio del surgimiento de Perón como nuevo líder de masas. 

Los papeles que ahora se conocen públicamente, donados por Delia a la Universidad Nacional de Lanús, llevan ya tres años de preparación y clasificación, y recorren distintos acontecimientos de aquellos años. Se puede ver una convocatoria dirigida especialmente a los militantes comunistas que apoyaban al peronismo; artículos escritos para Clase Obrera que se creían perdidos; declaraciones para boletines internos del MOC (Movimiento Obrero Comunista); trabajos sobre Filosofía y Religión subrayados por el escritor y tomados como base para sus propios libros; e investigaciones referidas al petróleo, los ferrocarriles y las reservas energéticas.

 

Puiggrós y el peronismo. “Al principio él se llamaba ‘peronólogo’, peronista fue después”, sostiene Delia, afiliada con Puiggrós al movimiento en 1972. Y agrega: “Uno de los materiales más valioso de las cajas es el relacionado con Perón, antes y después de su derrocamiento en 1955, y la manera en que aportó todo lo que pudo a la resistencia que empezó en esa década.” Entre las muchas cosas destacadas de esta parte del archivo se encuentra una copia que Puiggrós conservaba del artículo “¿Y ahora, Coronel?”, escrito por Rodolfo Walsh en Azul y Blanco en 1958; un poema redactado a máquina de Raúl González Tuñón titulado “A las armas”; los documentos “Apoyatura sobre organización revolucionaria” y “Bases informativas para la resolución de los problemas tácticos”; un ejemplar original del artículo “Cuando nos prestan con nuestra propia plata”, del ex diputado justicialista Diego Muñiz Barreto, asesinado en 1977; apuntes sobre José López Rega; y una extraña perla: varios minutos de una vieja cinta magnetofónica donde se escucha la voz del general, en un registro de agosto de 1971. 

La pareja se conoció en 1967, cuando “mi tía María Luisa Carnelli –agrega Delia–, compañera de militancia de Rodolfo, nos presentó sin imaginar que después seguiríamos juntos”. A partir de ese momento, Delia se convirtió en su mujer y su secretaria personal. Pasaba en limpio los borradores de los libros, lo ayudaba a corregir notas periodísticas, le daba una mano con sus conferencias, y mientras tanto, clasificaba y archivaba. Puiggrós venía de un matrimonio anterior y vivía en México desde 1960. Había fundado varios diarios (como El Día, donde redactó editoriales hasta 1978), era un respetado columnista político, se dedicaba a la docencia y de a poco crecía como investigador. “Cuando nos vimos por primera vez, estaba en el país visitando a sus hijos y a varios amigos, y de repente, sin que nadie diera alguna explicación, las autoridades mexicanas le prohibieron regresar. No podíamos entenderlo. Tuvo que empezar de nuevo porque no conseguía trabajo en ningún lado, era un exiliado económico.”

Enseñaba marxismo, daba clases de Historia, y se las arreglaba para esquivar las amenazas de la derecha peronista, antecesora de lo que después se convertiría en la fuerza de choque de la Triple A. A ese período corresponden, también conservados dentro de esta colección, varios originales de Puiggrós escritos a máquina, entre los que se destacan los artículos “Perón no pasó a la historia, está en la historia” (El Día de México, 18 de julio de 1974); “El problema de la revolución nacional justicialista”; y “La renta de la tierra en la Argentina”.

Delia explica: “Conservé todo durante 40 años, hasta que dije basta, esto hay que ordenarlo para que pueda ser consultado por cualquiera. Entonces, después de clasificarlo por áreas, lo doné a la Universidad de Lanús, donde trabajé durante varios años como traductora y asesora de biblioteca. Me ayudó mucho la rectora de la UNLa, Ana María Jaramillo, y el Archivo Nacional de la Memoria también es clave en esto, porque ellos están armando la versión digital última.”

Durante el acto de clausura del Congreso de los Hombres de Buena Voluntad el 21 de octubre de 1951, y delante de Perón como presidente de la Nación, Puiggrós tuvo la responsabilidad de brindar el discurso final. La versión taquigráfica de puño y letra de ese día también forma parte del material. Que, por otro lado, contiene cursos dados en universidades, informes redactados para el Movimiento Argentino de Solidaridad Latinoamericana (MASLA), declaraciones de apoyo al socialismo después del asesinato de Salvador Allende en Chile, conferencias, entrevistas de Puiggrós a Perón, y otras efectuadas por distintos periodistas y militantes al propio escritor, como la que le hace Tomás Saraví. 

 

Historia de un “argenmex” montonero. En medio de la efervescencia camporista, el 31 de mayo de 1973 Puiggrós fue nombrado rector interventor de la UBA, que pasó a llamarse Universidad Nacional y Popular de Buenos Aires. “Se terminó eso de la universidad libre pero a espaldas del pueblo, no habrá revolución tecnológica sin revolución cultural”, fue lo primero que dijo, antes de firmar una disposición que declaraba la “incompatibilidad entre cargos docentes y desempeño jerárquico en empresas multinacionales”. Como parte de lo conservado por Delia, el archivo muestra apuntes desconocidos relacionados con aquellas medidas –casi un centenar, a pesar del corto lapso de gestión–, enmarcadas dentro de un contexto que el mismo docente describió al llegar al cargo: “Debemos tener en cuenta que, aunque las universidades no hacen la revolución, en cambio, de su seno pueden salir los revolucionarios.” Entre esas iniciativas se recuerdan dos: la tarea encargada a Rogelio García Lupo y Arturo Jauretche de “reflotar el perfil original de EUDEBA” con una serie de trabajos dedicados al pensamiento nacional, y la creación del Instituto del Tercer Mundo, que motivó que el entonces rector fuera invitado por el presidente de Argelia a la Cuarta Cumbre de Países No Alineados de ese año 1973. 

“No habían pasado muchos años de cuando nos conocimos –recuerda Delia–, pero influenciada por Rodolfo, yo ya estaba convencida de mi apoyo al peronismo, aunque mi familia no lo aceptara. De cualquier manera, debo decir que mi madre terminó apreciándolo mucho, lo llamaba ‘mi querido yerno’”.

Con la muerte de Perón, y la carta blanca de la Triple A para cazar seres humanos en la calle, Puiggrós pasó a ocupar uno de los primeros lugares de la lista. Delia explica que “el clima era insostenible, y veíamos que caían compañeros todos los días. Rodolfo Ortega Peña, Julio Troxler, Atilio López, Silvio Frondizi, el hijo de Raúl Laguzzi. Oscar, el hermano de Rodolfo, era de derecha, pero se llevaban bien. Lo primero que nos dijo fue que pidiéramos asilo, y pensamos en México, por los contactos que él conservaba en ese lugar. Los pasaportes estaban vencidos, pero la embajada accedió, y después de dos días de tenernos refugiados, pudimos viajar el 24 de septiembre de 1974.”

Buena parte de los textos que se están digitalizando para su consulta libre tienen que ver con el paso de Puiggrós por ese país, un lugar “solidario por excelencia –afirma Delia–, y en donde además de argentinos había chilenos, uruguayos y nicaragüenses. A Rodolfo se le ocurrió armar un Comité de Solidaridad Latinoamericana, que llegó a incorporar 14 países y en el cual aportaba mucho Gabriel García Márquez”.

Además de notas periodísticas en El Día, el archivo guarda informes publicados en la revista Sucesos, investigaciones para la Universidad Nacional de México, columnas aparecidas con el seudónimo de “Alfredo Cepeda”, y una serie de entrevistas a distintas personalidades de la política y la literatura, como Vicente Solano Lima, Oscar Alende, Blas Alberti, Bernardo Alberte, Américo González, el general Juan José Torres, Alberto Asseff y Jorge Abelardo Ramos. 

“Muchas cosas se pudieron salvar gracias a que mi familia las guardó durante los peores años de la represión –comenta–, arriesgando la vida. La verdad es que el grupo familiar no aguantaba que yo fuera peronista, y que encima Rodolfo militara en el Peronismo Revolucionario. ‘¿Es montonero? Bueno, ya se le va a pasar’, me cargaban (se ríe), pero por suerte el material estuvo a salvo de cualquier cosa.” Y finaliza: “Yo sufrí mucho con la muerte de Néstor Kirchner, tan inesperada, y la comparo con el golpe que me produjo la de Rodolfo. Por eso, no estando él, lo que quiero es que se conozca toda la producción que generó. Fue uno de los intelectuales más importantes que dio este país.”

Intelectual que sostuvo, en  un manuscrito inédito: “Mi acción política y mi inspiración ideológica son propias, y el resultado de muchos años de luchas, de sacrificios, y sobre todo, de meditación autocrítica. Tal vez si a algún exégeta o biógrafo se le ocurre en el futuro examinar mis 36 libros, las cinco publicaciones que fundé y dirigí, y mi evolución política, descubrirá que no me quedé estancado, y que permanentemente traté de ver más claro en los destinos del hombre y en el porvenir de la Argentina.”   <

Tía comunista entre Siqueiros y Diego Rivera 

Informe confidencial del coronel mexicano Marcelino Inurreta, 31 de diciembre de 1948: “En conversación tenida el día de ayer por uno de nuestros agentes con elementos conectados íntimamente con Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, se juzgaba como improcedente y fuera de los métodos comunistas mexicanos actos de sabotaje, y menos que dichos pintores, que profesan ideas marxistas, fueran a dirigirlos.”

En plena Guerra Fría, era común que los servicios de inteligencia aztecas, el Estado Mayor Presidencial (EMP) y la Dirección Federal de Seguridad (DFS) husmearan la vida privada de los artistas plásticos, como parte de un grupo que incluía también a Frida Kahlo y a distintos cuadros del comunismo mexicano. Y que, a fuerza de seguimientos e informes de buchones, identificaran los lugares donde se juntaban las que consideraban “células peligrosas”. Como por ejemplo “La casa de María Luisa Carnelli”, centro de “reuniones de carácter político-comunistas”, según el reporte del coronel de Infantería Santiago Piña Soria del 1 de junio del mismo año. Lugar muy frecuentado, además, por Jesús Nava, Carlos Graef, Juan Ortega Arenas, José Ledesma y Juan Grijalvo.

Cuadro destacado del PC en la Argentina, Carnelli, la tía de Delia, había nacido en La Plata en 1898. Fue periodista de Caras y Caretas, cantora de tangos, y amiga (y después pareja) de Enrique González Tuñón. Trabajó con el poeta Carlos de la Púa (Carlos Muñoz) y los hermanos De Caro. Con el seudónimo de Mario Castro para firmar algunas composiciones, María Luisa le puso letra a “Moulin Rouge”, “Primer agua” y “Se va la vida”. Sus textos reos fueron cantados por Azucena Maizani, Agustín Magaldi y Carlos Gardel.

Se desempeñó como corresponsal durante la Guerra Civil Española y frecuentó un círculo mítico de personalidades de la época, entre las que se encontraban la fotógrafa Tina Modotti (estrella del cine mudo), el comandante Carlos Contreras, Pablo Neruda, Rafael Alberti, André Malraux y Ernest Hemingway.  

Calificá esta nota:

 

No hay comentarios.: