Un poco de Solanas después de tanto invierno...
Por Alberto J. Lapolla (*)
Rebanadas de Realidad - Buenos Aires, 19/10/07.-
Solanas candidato
Pese al fuerte silencio de los medios masivos de comunicación, Fernando Pino Solanas es candidato a Presidente de la Nación y a Senador por la Ciudad de Buenos Aires, por un nuevo espacio político denominado Proyecto Sur, que aúna los agrupamientos preexistentes encabezados por Claudio Lozano y por las nutridas huestes del Partido Socialista Auténtico, junto a un sinnúmero de grupos de militancia social y política ubicados en ese amplio espacio que denominamos campo nacional y popular antiimperialista o izquierda popular. De no mediar los vicios que han emputecido la sociedad argentina hasta hacerla insoportable, por sus prácticas políticas gangsteriles, delincuenciales, clientelísticas, y demoníacas -eso que ahora se llama desprolijidades políticas- y que no son otra cosa que los huevos de serpiente que el menemismo, la derrota de los '70, el terror subsiguiente y el travestismo político post 90, ha dejado sembrado por todas partes en nuestra desculturizada sociedad, el espacio sin dudas podría ser mucho más amplio, y seguramente lo será luego del 28 de octubre, dado la inmensa calidad y coherencia de los cuadros que se han sumado en todo el país al espacio naciente de Proyecto Sur, que de alguna manera expresa el de la unidad popular antiimperialista profunda vacante desde hace un largo tiempo en nuestra sufrida Patria. Es bueno recordar, que la última experiencia seria de unidad popular de izquierda antiimperialista y popular, giró alrededor del proyecto de Frente del Sur, encabezado por Pino Solanas allá por 1993-94 y que obtuviera fuerte respaldo electoral en los tiempos de la Constituyente de 1994, obteniendo el triunfo en Capital Federal y Neuquén. Frente, que luego fuera parasitado por las huestes progres y proimperialistas de Chacho Álvarez y sus muchachos, siempre listos a cumplir el rol de Tulipanes que el establishment les otorgara, en la historia nacional y que ellos cumplieran con denuedo ejemplar. Había que impedir, a toda costa por esos años, que la oposición a la mayor traición a la Patria que conoce la historia política argentina -la de Carlitos de Anillaco, claro está- fuera capitalizada por un movimiento no comprable por el establishment. Cabalgando sobre la ingenuidad, el personalismo y el increíble solipsismo que caracteriza a la izquierda argentina, Chacho y sus operadores pudieron transformar un proyecto de reformulación revolucionaria y popular, como era el Frente del Sur, en la bosta chirle que terminó siendo el Frente Grande, con el helicóptero de De la Rúa , la Banelco de Flamarique y el Cromañon de Ibarra incluidos. Finalmente el Frente del Sur naufragó en las oscuras aguas del Frente Grande y la Alianza con don Chupete para terminar en una de las más lamentables y tristes experiencias políticas argentinas.
Nuevo Tiempo americano y argentino
La necesidad de un nuevo proyecto político de Liberación Nacional es imprescindible para nuestra sociedad desde las maravillosas jornadas de la rebelión popular de diciembre de 2001 y junio de 2002. Allí quedó claro que el régimen neocolonial instalado en la Argentina mediante picana, vuelos de la muerte e innúmeras fosas sin nombre, acompañados de la increíble traición y corrupción del menemato, unido a la tinellización, y sofovichización del pensamiento popular, no tenían destino, y más temprano que tarde terminaría en una gigantesca insurrección popular, tan comunes a la historia de nuestro heroico. De tal forma una nueva generación de argentinos, el pueblo profundo renovado, aportó una nueva cuota de 45 mártires en heroicas jornadas que liquidaron el modelo neoliberal inaugurado por Martínez de Hoz mediante la metodología arriba descripta. Sería el mismo Francis Fukuyama, aquel que anunciara suelto de cuerpo el Fin de la Historia y el triunfo eterno del capitalismo norteamericano, luego del colapso de la URSS, quien debiera reconocer -palabras más palabras menos- la importancia global de la rebelión argentina 'cuando vi la magnitud de la crisis económica y social argentina y la rebelión de su gente, me di cuenta que tal vez me había apresurado al señalar el Fin de la Historia...'(1) El asesino serial y Secretario de Estado norteamericano de entonces, Don Donald Rumsfeld, fue más claro aun sobre el golpe mortal que nuestro pueblo -sumándose a la rebelión continental que bullía sobre los Andes- estaba impactando sobre el rostro de un Imperio que se creía intangible for ever; Reumsfeld bramó: 'El problema de la Argentina no es la crisis financiera. El problema argentino es toda esa gente en la calle.'(2) Otro analista de la globalización, de los que habían anunciado el fin de las luchas y las instancias colectivas para siempre, con la caída del muro de Berlín, Alvin Toffler, fue más sincero aun: 'Cuando uno recorre Argentina, Bolivia, Perú, Chiapas, Colombia o Venezuela, le parece estar en la Francia previa a la Revolución Francesa o en la América española que precedió a la guerra de la Independencia de España.'(3) De tal forma el 19 y 20 de diciembre, y las gigantescas luchas que lo continuaron, iniciaron un nuevo tiempo en nuestra Patria, tiempo que empalmaba con un nuevo tiempo americano que iluminan las revoluciones Bolivariana, la indígena de Bolivia, junto a la rebelión chiapaneca, la resistencia heroica de las FARC, la rebelión de los pueblos indios del Perú, la revolución Ecuatoriana, la recuperación Sandinista en Nicaragua y por supuesto la heroica y altiva Cuba Socialista, que tuvo el honor histórico de mantener flameando en soledad absoluta en el mundo entero, el ideal de una sociedad posible sin explotados ni explotadores, a construir, más allá de sus limitaciones y debilidades. También con el derecho a cometer sus propios errores y a corregirlos, en busca 'de la felicidad de la mayoría pueblo', destino 'y objetivo máximo de todo buen gobierno' según afirmaba nuestro inmortal Mariano Moreno en su fundante Plan de Operaciones.
Sin embargo, la insurrección del 19 y 20 no pudo generar otro movimiento político que transformara de hecho el 'que se vayan todos ' en un nuevo poder político popular que arrasara de una vez -y para siempre- el reaccionario slogan unitario 'el pueblo no delibera ni gobierna, sino a través de sus representantes', estampado a fuego en nuestra Constitución, por el pensamiento oligárquico, inaugurando así un nuevo tiempo de democracia directa y participativa
Un nuevo instrumento Político
De tal forma, el inmenso movimiento social que inunda la Argentina post-diciembre de 2001, no tuvo hasta hoy expresión política. Luis Zamora tendrá sus razones para haber eludido el lugar que la historia le tiró ante sus pies. La izquierda orgánica argentina, ya precámbrica en 1973, volvió a demostrar su absoluta incomprensión de la historia política nacional y por ende de la posibilidad de ser un instrumento de liberación del pueblo -y no al revés- destruyendo lo espontáneo que nuestro pueblo produjera, y que, como siempre en la historia, es lo más valioso. Es difícil encontrar en el mundo otro momento donde el poder burgués concreto estuviera más debilitado que en la Argentina de diciembre 2001 a junio de 2002, con el poder político neocolonial escondido tras la rejas -sigue allí- porque las masas reclamaban 'que se fueran todos', con absoluta justicia. Mientras el poder financiero multinacional de bancos y empresas privatizadas -robadas en realidad- robaba a mano suelta y a cara descubierta los ahorros de los sectores medios argentinos, saqueando sin parar nuestras riquezas, sacándolos en camiones de caudales clandestinos cargados de oro y dólares por vuelos secretos desde Ezeiza, mientras el señor Dela Rua transfería nuestras reservas a Londres, para asegurarle al FMI y la banca mundial el control sobre la situación. Pocas veces en la historia del mundo, el poder burgués capitalista, estaba tan desnudo ante los ojos de las masas, sus dos instrumentos principales: la democracia representativa delegada y neocolonial estampada en el infame slogan antedicho, y el poder de las corporaciones financieras absolutamente cuestionado y escondido detrás de rejas y murallas -las rejas y murallas siguen allí y se extienden a plazas, parques y paseos. ¿Qué hizo la izquierda orgánica ante tamaña oportunidad histórica de liquidar el capitalismo colonial vigente en la Argentina y construir un nuevo movimiento histórico nacional? Destruyó al movimiento popular. Destruyó de manera criminal las Asambleas Populares y aniquiló al movimiento piquetero creando tantas fracciones del mismo como tonalidades del rojo existen en la mente ahistórica y fraccionalista al infinito de la izquierda orgánica argentina. Creyó que estaba en Petrogrado en 1905 o en 1917, sin comprender que estaba en la vieja ciudad de Castelli, de Moreno, de Belgrano, de Beruti de French, de Alem, de del Peludo Irigoyen, de Perón, de Evita, de los obreros del Lisandro de la Torre, de Borro, de Framini, de Ongaro, de la CGT de los Argentinos y de las luchas de los 70. De tal forma el movimiento social, lo espontáneo creado por nuestro pueblo, lo más rico que produce el sustrato intangible de la lucha de clases, quedó castrado y el poder neocolonial pudo regenerarse. Lógicamente se regeneró en base a su izquierda -no era tolerable otra opción-, en base a la izquierda del sistema existente hasta diciembre de 2001 que casualmente era Kirchner. Es decir el 19 y 20 rompió el Pacto de Olivos, impidió que el traidor de Anillaco volviera a la Rosada en 2003 -como estaba pactado-; impidió la masacre de los pobres que proponía todo el corpus político de entonces; permitió recuperar la moneda y las políticas de Estado, cambiar la Corte; acabar con la Obediencia Debida y el Punto Fina, detener la inercia desindustrializadora iniciada por Martínez de Hoz, y continuar la construcción democrática detenida de manera aviesa en las Felices Pascuas alfonsinistas primero y en el infame Pacto de Olivos, posterior. Pero sin embargo, la rebelión no alcanzó a crear el movimiento político de reemplazo que llevara la Argentina a un nuevo tiempo que completara lo que quedó trunco en junio de 1955, o en junio de 1973, en los bosques de Ezeiza. Así las cosas, no cometeremos la torpeza de decir que el nuevo espacio creado alrededor de Proyecto Sur, es ese espacio vacío, sino que decimos que ese es el espacio vacío que el movimiento popular debe llenar, y que una vez más el compañero Solanas y los que convocamos a este nuevo tiempo, tenemos la posibilidad de crear, para retomar el proyecto de Liberación nacional abortado y trunco. Claro, esto sería posible a condición de sumar y dar poder real y estructura política concreta al enorme movimiento social que hoy mantiene a la Argentina fuera de los planes del neoliberalismo, eliminando de cuajo -y sin complicidades ni concesiones- todas las viejas prácticas clientelísticas, mafiosas, punteriles, autoreferenciales, caudillescas al infinito, pequeñas, mezquinas y demás taras que la derrota nos dejara y que engendrara esta democracia neocolonial. Claro, está por verse que podamos, pero después de tanto posibilismo, de tanto 'eso no se puede hacer', de tanto invierno neoliberal, de tanta castración mental, de tanta estupidez discursiva y mediática, de tanta mierda neoliberal -solo basta ver los candidatos de oposición a Kirchner-, de tanto pensamiento ausente, viene bien volver a pensar que 'Otro país es Posible' y 'que los argentinos podemos', como pudimos antes tantas veces. Porque si nos paramos sobre nuestra historia Carlitos de Anillaco y demás demiurgos del coloniaje, la traición a la Patria, y la postración nacional serán aplastados por los enormes prohombres que construyeron nuestra libertad y la de América, e intentaron, por lo menos de a ratos, construir la felicidad de la mayoría del pueblo como decía Moreno. En fin viene bien soñar un poco. Por eso un poco de Solanas después de tanto invierno, tal vez le venga bien a la Argentina y a los argentinos, sobre todo cuando en pocos días más a los porteños en particular, nos llegará el invierno del fascismo-neoliberal macrista, anticipado ya en las sanciones aprobadas contra los cartoneros, la increíble penalización de los menores, la persecución a los artesanos y vendedores ambulantes, y los intentos de erradicar las villas. Tal vez esta vez podamos -en base a una gigantesca y generosa búsqueda de unidad nacional y popular- construir una nueva herramienta de Liberación Nacional que permita arrasar el proyecto neoliberal, que hay que decirlo sin tapujos, involucra como lo acaba de dejar claro el enemigo británico -hoy socio mayor del imperialismo español y multinacional que nos expolia una vez más- viene por el territorio argentino. Territorio que, de seguir con las políticas depredatorias y criminales de la sojización, la minería y la destrucción ambiental y patrimonial, va a quedar vacío de población, muerta por hambre y contaminación ambiental, tal cual lo demuestra la reciente ola de frío invernal vivida entre mayo y setiembre, donde 65 ciudadanos argentinos y argentinas murieron por hambre y abandono en las calles de la república. Durante el apogeo neoliberal entre 1989 y 2002, 450.000 ciudadanos y ciudadanas pobres, la mitad niños, murieron por razones vinculadas al hambre. Es hora ya que el sol vuelva a brillar para todos los argentinos y las argentinas.
Notas: | |
(1) Clarín , julio de 2002 | |
(2) Clarín, marzo de 2002 | |
(3) Clarín, septiembre de 2002 | |
(*) Autor de Kronos, Una Historia de los años Setenta. Tomo I, el Cielo Por asalto: 1966-1972. Tomo II, La Esperanza Rota: 1972-1974, Tomo III: La Derrota, 1974-1976. |
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