viernes, 22 de noviembre de 2019

Ibn Arabi, el genio sufí que mostró a Dante los caminos del infierno y el paraíso

El maestro místico, nacido en la Murcia andalusí del medievo, es una de las cimas de la cultura española tristemente ignorada


REDACCIÓN / LA VOZ 
 
Se ha cansado de reivindicar a Ibn Arabi, sin demasiado éxito, el filósofo barcelonés afincado en Nueva York Eduardo Subirats, que lleva décadas situándolo como pensador clave en la historia de la cultura española y figura sin la que no se entendería la obra de Santa Teresa o de San Juan de la Cruz. Ya el profesor e insigne arabista Miguel Asín Palacios (1871-1919) hablaba, a comienzos del pasado siglo, de la importante influencia que los escritos del poeta, teólogo y místico sufí Ibn Arabi (Murcia, 1165-Damasco, 1240) dejaron en la Comedia de Dante, y en particular en su concepción del infierno y del paraíso, una teoría que el popular semiólogo italiano Umberto Eco festejó con profusión tiempo después. Y, sin embargo, el gran pensador de Al-Andalus sigue siendo un desconocido, lo que resulta especialmente penoso en España. De poco sirvió el esfuerzo de algunos entusiastas por difundir el legado de Ibn Arabi aprovechando la celebración en el 2015 del 800.º aniversario de su nacimiento.
 
Estas carencias hacen más necesario el trabajo de divulgación que el profesor Juan Antonio Pacheco acaba de publicar sobre el gran referente de la tradición sufí, Ibn Arabi. El Maestro Sublime, que edita el sello cordobés Almuzara y que en su título hace alusión a uno de los nombres que adornaron a uno de los mayores exégetas del Corán. Pacheco trata de exponer «lo que Ibn Arabi dijo de su experiencia espiritual y la cosmovisión resultante de ella», además de relacionarla con postulados filosóficos ajenos y más cercanos al lector.
Autor prolijo, la producción de Ibn Arabi se estima en al menos 856 obras, de las que han llegado hasta los días actuales más de medio centenar, y alguna de ellas, como la más emblemática, Las revelaciones de la Meca, alcanza las tres mil páginas. Aunque no es la cantidad el aspecto más relevante de su trabajo, que brilla por su calidad y el amplísimo alcance de su pensamiento, no exclusivamente dirigido al ámbito musulmán sino que está alentado por una aspiración de carácter universal. Su raíz aristotélica fundamenta esa generosidad de miras que no se detiene en los límites de lo racional (como su contemporáneo Averroes): se liberará de sus cadenas por la vía de la espiritualidad. Su obra insufló una nueva vida al sufismo, corriente mística y ascética del islamismo que invita a profundizar en el propio yo como senda para alcanzar el conocimiento de lo divino y la comunión con Dios, y que corrobora la cercanía entre creador y criatura.
 
Un niño prodigioso
Ya siendo un niño destacó por su brillantez, mente preclara, profundidad de comprensión y sabiduría. Tenía el don de la escritura y mostraba una inusitada capacidad para la prospección interior y la experiencia espiritual, con frecuentes visiones que le revelaron el camino que había de seguir. La familia dejó Murcia (entonces un reino musulmán independiente) y se trasladó a Sevilla, capital del imperio almohade y gran centro cultural en la Edad Media. Y su padre, advertido del potencial del hijo, hizo que recibiera una educación especialmente cuidada. Incluso lo llevó a Córdoba para visitar a Averroes, que cayó rendido en su fascinación ante el talento sobrenatural del joven, como relata el escritor y autor sufí Tosun Bayrak, que habla de que el prestigioso filósofo y matemático, orgulloso de su saber, no fue capaz de comprender la verdadera grandeza y el valor de su huésped.
 
Para construir, perfeccionar y enriquecer su sistema de pensamiento, Ibn Arabi, en demostración de cosmopolitismo y audacia, se entregó al viaje, en pos de los maestros ocultos, para ensanchar su conocimiento. Ya fallecidos sus padres, dejó Sevilla para emprender un peregrinaje que ya no tendría vuelta atrás porque jamás regresó a España: norte de África (MarruecosArgelia, Túnez y Egipto), Oriente Medio, visitó la ciudad santa de la Meca, Medina, SiriaIrak, Turquía... Recorrió el mundo árabe. Ya mayor se afincó en Damasco, donde está su sepulcro. Se calcula que su periplo superó los 90.000 kilómetros.
 
Su mensaje de tolerancia y de integración sigue siendo hoy absolutamente moderno: «Velad por no veros atados a una creencia única que niegue las demás -exhorta Ibn Arabi-, pues os veréis privados de un bien inmenso. Dios es demasiado grande para estar encerrado en un credo que excluya a los demás».

Una visión que desdice el tópico del extremismo musulmán

«No te limites a la forma que ha adoptado tu creencia, ábrete a todas las posibles manifestaciones en que Dios se te dé a conocer a través de la inspiración». El pensamiento flexible y visionario de Ibn Arabi permite que el lector se acerque a su sabiduría desde cualquier credo, lo que choca frontalmente con la idea superficial de extremismo de la cultura islámica que se ha impuesto en los últimos tiempos tras las acciones de terrorismo y violencia de los grupos más radicales.
 
La experiencia de Ibn Arabi, reseña Pacheco en el prólogo de su ensayo sobre el Maestro Sublime, «trasciende los límites estrictos del sufismo sobrepasando los límites de toda creencia y permitiéndole afirmar que su corazón posibilita el acogimiento de todas las formas, desde la del monasterio para los monjes, un templo para los ídolos o las páginas de la Torá, hasta las mismas hojas del Corán». Este convencimiento de que el alma puede trascender los hechos, la realidad, para alcanzar la eterna certeza de las formas imperecederas, ratifica el entroncamiento de su pensamiento con el neoplatonismo occidental. Como también lo hace el valor que concede al amor, como motor del cosmos y morada de la divinidad, una verdad a la que solo accede el hombre si antes ha purificado sus sentidos.

lunes, 29 de julio de 2019

En la región de Apulia, en el sur de Italia, bordeando el mar Adriático, se encuentra la ciudad de Bari. La ciudad es conocida por su relación con las reliquias de San Nicolás de Mira, con una gran basílica que se erigió en honor del santo en 1197, que atrae tanto a los fieles católicos como a los ortodoxos. Otro legado religioso bastante sorprendente también está presente en la historia de esta ciudad mediterránea: porque Bari fue, durante décadas, un emirato islámico.
El Emirato de Bari (847-871) fue un pequeño potentado musulmán de importancia central en la historia de la presencia islámica en el sur de la península italiana. Según el historiador musulmán del siglo IX Al-Baladhuri (autor de "Kitab Futuh al-Buldan", "El libro de los logros territoriales"), la historia del emirato comienza en 847, cuando un líder militar independiente bereber cuya su nombre era Khalfun (probablemente proveniente de la concurrida Sicilia) tomó la ciudad de manos bizantinas (la región experimentaba agitación política e intercambios constantes de control entre bizantinos y lombardos). La destreza militar de Khalfun, sin embargo, no se consideró de gran importancia en ese momento, ya que, a diferencia de otras incursiones contemporáneas contra los bizantinos,
No fue hasta la sucesión de Mufarrag ibn Sallam en 852 que las solicitudes de apoyo militar para el nuevo estado fronterizo fueron enviadas al califa abasí al-Mutawakkill en Bagdad a través de su gobernador en Egipto para el reconocimiento del emirato como un estado vasallo para el control abasí. . Bajo el gobierno de Mufarrag, la influencia musulmana del emirato en la región se expandió, al igual que sus fronteras.
Alrededor de 857, tras el asesinato de Mufarrag Ibn Sallam, el control del Emirato de Bari pasó a manos de Sawdan. 
Sawdan lanzó una campaña contra los lombardos del Principado de Benevento. Al ganar la guerra, el emir colocó al Principado cristiano y a su líder, el príncipe Adelchis, en una posición de vasallaje, imponiéndole tributos. En 864, Sawdan finalmente obtuvo la dotación de califato solicitada por su predecesor Mufarrag, y Bari quedó bajo el control de Abbasid.
En 859, Lembert de Spoleto se unió a Gerard, conde de Marsi, Maielpoto, Gastal de Telese y Wandelbert, Gastal de Boiano para evitar que Sawdan regresara a Bari después de una campaña contra Capua. A pesar de la sangrienta batalla, el victorioso Emir tuvo éxito. Ingrese su capital.
Un cronista cristiano de los años 860, un cierto monje franco llamado Bernard en su camino a Tierra Santa, pasó a sus dos compañeros de viaje a través del Emirato de Bari. En su Itinerario Bernardi, el fraile describe cómo obtuvo con éxito una carta de la conducta segura de Emir Sawdan para poder viajar con seguridad a Jerusalén a través de Egipto.
En las Crónicas hebreas de Ahimaaz, Sawdan se describe como un líder sabio y buen gobernante que tenía buenas relaciones con el erudito judío local Rabino Abu Aaron. Hay evidencia de una fase de gran prosperidad y avance civilizacional en este punto. Bajo el gobierno de Sawdan, la ciudad de Bari fue adornada con una mezquita, palacios y obras públicas. Los historiadores sugieren que el emirato ha proporcionado una gran expansión en la economía regional. Movido principalmente por el comercio de vino, cerámica y, por supuesto, esclavos.
Bari fue un punto importante en el comercio de esclavos eslavos capturados en Europa. Principalmente por Venecia en Dalmacia, en el Sacro Imperio Romano en lo que ahora es Alemania y Polonia, y por los bizantinos en los Balcanes. Tanto antes como después del período de control musulmán, la trata de esclavos blancos era un "negocio interreligioso" en Bari. El destino de estos esclavos capturados por esclavistas (cristianos, judíos y musulmanes) fue el Imperio bizantino y (con mayor frecuencia) los grandes estados musulmanes del Mediterráneo: el califato abasí de Bagdad, el califato de Omia de Córdoba, el emirato de Sicilia y el califato fatimí. de comprar eslavos en el mercado de Bari para formar sus legiones de soldados "saqalibas" o "mamelucos", la élite militar de la época.
El emirato de Bari duró lo suficiente como para construir relaciones más positivas con sus vecinos cristianos. Hay intercambios de embajadas diplomáticas y refugio de rivales políticos. En 865, quizás bajo la presión de la Iglesia, siempre incómodo con la presencia de un estado musulmán en el medio de Italia (y eventuales razones), el santo emperador Luis II emitió una capitulación llamando a todos los hombres de armas del norte de Italia a reunirse en Lucera en Italia. 866 primavera para un robo de Bari. Sin embargo, no se sabe si esta fuerza conjunta incluso rodeó la ciudad.
No fue hasta la primavera de 867 que Louis tomó medidas contra el emirato. Inmediatamente asedió las ciudades de Matera y Oria. Ser benevolente con el segundo y devastador el primero. Esto puede haber interrumpido las comunicaciones entre Bari y Taranto, el otro polo del poder musulmán en el sur de Italia (este último duró 40 años). Luis estableció una guarnición en Canosa en la frontera entre Benevento y Bari, pero se retiró a la primera en marzo de 868. En ese momento, Louis probablemente comenzó las negociaciones con el nuevo emperador bizantino Basilio I. Un matrimonio entre la hija de Luis y el El hijo mayor de Basilio, Constantino, probablemente fue discutido a cambio de asistencia naval bizantina en la toma de Bari. No se recibe asistencia.
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El sacro emperador romano Luis II en la conquista de Bari en una ilustración del  Atlas Universel Historique et Geographique , publicado en 1850.
En 870, los musulmanes de Bari intensificaron sus incursiones, mirando alrededor de la península de Gargano, incluido el santuario de Sant'Angelo. El emperador Luis organizó una respuesta, luchando implacablemente en Apulia y Calabria, pero evitando grandes centros de población como Bari o Taranto, donde las guarniciones musulmanas eran más fuertes. Aparentemente, algunas ciudades fueron liberadas del control islámico y los diversos musulmanes encontrados fueron derrotados universalmente. Probablemente alentado por estos éxitos, Luis atacó a Bari con una fuerza terrestre de francos, alemanes y lombardos y con la ayuda de una flota croata. En febrero de 871, la ciudadela se derrumbó y el poderoso Emir Sawdan fue finalmente derrotado, capturado y llevado encadenado a Benevento. Terminando así la historia del Emirato de Bari.
Bibliografias
Musca, Giosuè (1964). El emirato de Bari, 847-871 . Bari: Università degli Studi di Bari Instituto de Historia Medieval y Moderna. Daedal Litostampa
- Jenkins, Romilly (1987). Bizancio: los siglos imperiales, AD 610-1071 . [Sl]: Universidad de Toronto Press. 
-Michele Amari,  Storia dei Musulmani di Sicilia , Catania, Romeo Prampolini, 1933-39 
-Umberto Rizzitano, "Gli Arabi in Italia", en:  Occidente y el Islam en el Medioevo Medio (Settimane del Estudio del Centro Italiano de la Edad Media, XII), Spoleto, 1965, pp. 93-114.
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domingo, 28 de julio de 2019

Federico II de Sicilia, puente entre la Cristiandad y el Islam


Federico II de Sicilia, puente entre la Cristiandad y el Islam


  El emperador Federico II de Hohenstaufen ("Alta Staufen", un castillo y aldea de Suabia, Alemania), que vivió entre 1194 y 1250, fue el autor intelectual de un movimiento religioso, cultural y social único sin precedentes. Sus efectos conmovieron al  mundo de su época y perduraron en la conciencia religiosa de Italia.


   Lo que caracterizó por sobre todo la renovación intelectual dirigida por Federico fue su sentido de la convivencia y el predominio de la cultura islámica. Paradójicamente, el nombre Federico, en alemán Friedrich, significa "Señor de la paz". En una época en que los reyes sólo sabían hablar y escribir (algunos, ni ésto último) en su lengua nativa, Federico II podía hablar en nueve idiomas y escribir en siete (italiano, siciliano, alemán, francés, griego, latín, árabe y hebreo).
   En 1224 fundó la Universidad de Nápoles. Hasta las  mujeres podían estudiar en las universidades de Federico, algo que no sucedió en el resto de Europa hasta el siglo XVIII, y de hecho destacaron como profesoras y en el ejercicio de la medicina.
   Palermo, la sede de su corte, se convirtió en un gran centro cultural, en el que, tanto cristianos como musulmanes y judíos, trabajaron juntos. Se creó en Palermo una escuela de medicina, con aportaciones de la ciencia griega y árabe. Y Federico II hizo traducir a Averroes, su filòsofo predilecto. Era tan aficionado a las matemáticas que persuadió al sultán de Egipto Malik al-Kamil, sobrino de Saladino, con quien mantuvo una particular amistad, a que le enviara el famoso matemático y astrónomo Alam al-Din al- Hanafi (ca.1178-1251).  En su corte fueron patrocinados los matemáticos Leonardo Fibonacci (1170-1250), que había estudiado el álgebra de Al-Juarismi (780-850), y Michael Scot (1175-1232), este último de origen escosés y traductor de Averroes.
   En 1229, el emperador, al tiempo que  negociaba con el sultán ayubí del Cairo, cargaba de preguntas sabias a los embajadores y cortesanos musulmanes para los doctores de Al- Andalus, Irak, Egipto y Siria.
   Federico como comandante general de la sexta cruzada (1228-1229) logró la temporal cesióm de Jerusalén gracias a un acuerdo secreto con el sultán Malik al-Kamil (1180-1238), el mismo que había dialogado con San Francisco de Asís diez años ates durante la quinta cruzada.
   Federico demostró, con la conducta de toda su vida, hasta qué punto convenía el eclecticismo, el racionalismo y la búsqueda del conocimiento de los eruditos musulmanes, consejeros permanentes de su corte.

ADALID DE LA PAZ Y LA JUSTICIA

    Federico II es el único gobernante cristiano en la historia excomulgado tres veces por sucesivos Papas. Admiraba el arte, el lenguaje y la ciencia del Islam y, en la cruzada que realizó  de mala gana, logró hacer tratos sin derramar una gota de sangre de los ejércitos cristianos y musulmanes gracias a sus habilidades estratégicas y diplomáticas. Fue el único gobernante cristiano más respetado por los musulmanes  porque conocía sus costumbres, hablaba su idioma y respetaba su fe. Su manto imperial rojo púrpura estaba bordado con símbolos árabes, y su guardia personal eran guerreros musulmanes. Permitió que el Islam se practicara en su reinado libremente.


LUCERA DE LOS SARRACENOS Y CASTEL DEL MONTE

   En Lucera, uno de sus castillos de frontera, el emperador creó una colonia a la cual llevó a veinte mil musulmanes. Fue aquel un pueblo donde se hablaba árabe en medio de la Italia cristiana. Lucera fue conocida en latín como Lucera Saracenorum (Lucera de los Sarracenos), una ciudad  en la actual provincia de Foggia (Apulia), a 240 kilómetros al sudeste de Roma.
   Federico promovió los parámetros de la arquitectura islámica y gobernó la fusión estilística de los elementos islámicos y clásicos en la construcción de edificios y castillos. Un bello ejemplo de la arquitectura de Federico es la fortaleza octogonal de Castel del Monte, en Apulia, sureste de Italia,  cuyo modelo es la Cúpula de la Roca de Jerusalén.
   Cuando el 13 de diciembre de 1250 murió Federico en Castel Fiorentino, Apulia, recibió los últimos sacramentos cristianos en un hábito cisterciense. Sin embargo hizo que lo enterraran con el abrigo rojo que llevaba las palabras bordadas por sus amigos con escritura árabe "Este es un obsequio para el Sultán". Su hijo Manfredo continuó la obra de su padre, pero con su muerte en la batalla de Benevento (1266) desapareció el reino más pluralista y tolerante de la Baja Edad Media. 
   Tanto Federico II Hohenstaufen como el rey normando Roger II (1101- 11554), se les conoció como los "sultanes bautizados de Sicilia" por su rica interacción y fraternal amistad con los musulmanes.

                                                                              Ricardo H. Elía 
                                                            en : La voz del Islam, mayo 2019


viernes, 19 de julio de 2019

Al-Idrisi, el Libro de Roger y el agua

Autor del artículo: Patricia Montoro - FUNCI
Fecha de publicación del artículo: 12/07/2019
Año de la publicación: 2019
En la Ceuta del siglo XI nació Abu Addullah Muhammad ibn Muhammad ibn Addallah ibn Idrisi (1099-1166), el creador de una de las obras cartográficas más famosas de la historia: el llamado Kitab Ruyar en árabe, o Libro de Roger, en español. Pero la obra por la que, sin duda, se reconoce a Al-Idrisi es la Tabula Rogeriana, un compendio de mapas que sirven de anexo al libro y que dan una visión de la geografía mundial totalmente diferente a la que estamos acostumbrados en el occidente actual.
Estatua de Al-Idrisi, Ceuta.
Como decíamos, al-Idrisi nació en Ceuta en el año 1099 y el hecho de que fuera criado en el seno de una familia noble le permitió viajar por todo Oriente Medio, así como estudiar en Córdoba, una de las ciudades más importantes de al-Ándalus. Durante su estancia en la península viajó por la mayor parte de la zona meridional, llegando hasta la actual Lisboa por la costa atlántica y a Valencia, por la mediterránea. Sus largos viajes por estos territorios fueron recogidos en su posterior obra cartográfica, que le haría pasar a la historia. De su obra también se extrae que los lugares acerca de los que demuestra mayor conocimiento, quizá porque fue en los que más tiempo pasó, son las actuales regiones de Murcia, Andalucía y el Algarve portugués.
Tras pasar su juventud recorriendo la Península Ibérica, hacia el año 1140 el rey Roger II de Sicilia (1095-1154) se puso en contacto con el joven alIdrisi. Este conde normando que consiguió ser coronado rey por un antipapa a cambio de apoyo militar, se dedicó durante todo su reinado a extender tanto su conocimiento como sus tropas por la zona norte de África y Grecia. Como parte de esta campaña le encargó al joven al-Idrisi que elaborara un compendio geográfico del Mundo y un atlas, tarea en la que éste emplearía unos quince años. Durante este tiempo viajó recopilando información geográfica y cartográfica, tanto árabe como cristiana, y envió emisarios con el fin de que obtuvieran información de los lugares a los que él no pudo llegar.
El rey Roger II de Sicilia le encargó al joven al-Idrisi que elaborara un compendio geográfico del Mundo y un atlas, tarea en la que este emplearía unos quince años.
El cumplimiento del encargo del rey Roger II dio como resultado un manuscrito titulado Nuzhat al-mustaq fi’khtiraq al-afaq, o Libro de Roger. Esta obra iba acompañada de un mapa del mundo conocido, elaborado sobre una tabla de plata. Ambos documentos fueron presentados al rey en 1154, quien murió poco después, hecho que podría haber supuesto el olvido de la labor y la obra del geógrafo ceutí. Sin embargo, su hijo y sucesor en el trono, Guillermo II, renovó el contrato con al-Idrisi para que siguiera trabajando al servicio del reino de Sicilia, lugar en el que pasó el resto de su vida. Cabe mencionar que su obra presenta multitud de fuentes, tanto escritas, como cartográficas, entre las que destacan las obras de Ptolomeo, Orsoius, Mukadasi o Ibn Hauqal. Para la península ibérica concretamente, se basó, sobre todo, en el gran cronista cordobés del siglo X, al-Razi.

El agua en la obra de Al-Idrisi

Al-Idrisi, “Nuzhat almushtaq fi ikhtiraq alafaq”.
La profesora Ana I. Carrasco, de la Universidad Complutense de Madrid, en su artículo “La percepción del agua y los sistemas hidráulicos en la obra de Al-Idrisi” elabora un análisis detallado de la importancia del agua, y de todo lo relacionado con este elemento, en la obra del geógrafo. El método escogido para realizar dicho estudio está centrado «en el análisis del lenguaje y en el estudio de los términos clave, así como su frecuencia de aparición y de sus relaciones contextuales con otros términos.» (Carrasco, 1995)
Para el geógrafo ceutí el agua es un elemento central en la vida cotidiana.
En la edición en árabe del texto son muchos los términos que pertenecen o tienen relación con el campo semántico del agua. La palabra “agua” (ma’) concretamente, aparece 18 veces en el texto, y hay un total de 9 referencias a manantiales o fuentes (‘uyun)También aparecen los términos “pozo” (abar) y “noria” (na‘ura, o dawalib). En cuanto a los jardines (yannat) y huertas (basatin) aparecen hasta 29 veces; y también encontramos palabras como acequia, acueducto o embalse. Por otro lado, es importante lo numerosas que son las referencias a determinadas acciones que tienen que ver con el agua, como regar y beber.
Mediante su análisis lingüístico, la profesora Carrasco llega a la conclusión de que para el geógrafo ceutí el agua es un elemento central en la vida cotidiana. «El alto índice de aparición del término ma’ (agua) asociado a la descripción de ciudades y otras poblaciones, significa que, en la mente del geógrafo, es una cuestión de vital importancia.» (Carrasco, 1995). No obstante, parece que a al-Idrisi le interesa más consignar el consumo doméstico del agua que su uso agrario, ya que las descripciones de los sistemas de riego no son tan relevantes en su obra. Por último, el interés de al-Idrisi por el agua se refleja también en los calificativos que caracterizan al sustantivo “agua”. El agua que provoca la fertilidad de los campos es siempre abundante (katir), dulce (latifa/hulw), salobre (milh sabih) y cálida (asjan).
Así pues, gracias a estos geógrafos y cartógrafos del pasado, especialmente a los estudiosos andalusíes que destacaron por trabajos de la magnitud de la Tabula Rogeriana, y sin olvidar la labor de historiadores y cartógrafos actuales que dedican su tiempo a recuperar la labor de los primeros, podemos comprender cómo era el mundo conocido en la época de al-Idrisi y cómo se abordaba su estudio. Pero no solamente el conocimiento recuperado atañe a la geografía o a materias humanísticas, ya que en el mismo texto de al-Idrisi se refleja el interés del cartógrafo por la intrincada infraestructura de los sistemas hidráulicos, tanto de su propia época como anteriores a su tiempo.
Patricia Montoro – FUNCI

domingo, 30 de junio de 2019

LA EDAD MEDIA NO FUE TAN OSCURA COMO NOS LA CONTARON


La Edad Media en Europa comienza, según la convención historiográfica más extendida, en 476 con la caída del Imperio romano de Occidente y acaba en 1453 con la toma de Constantinopla por los otomanos y el fin de la Guerra de los Cien Años. Una época oscura de casi mil años de simple transición entre la Edad Antigua y la Edad Moderna (de ahí su nombre) marcada por el retroceso intelectual y cultural, la ignorancia, la superstición, el inmovilismo, la guerra, el hambre, las enfermedades y la subyugación de los siervos y las mujeres. O eso nos han contando.
Aunque esta sea la visión que a día de hoy aún predomina a nivel popular y el adjetivo medieval se usa con tono despectivo, los medievalistas llevan siglos batallando contra este mito hijo del humanismo y la Ilustración.
El origen de esta visión del Medievo como una época óscura y supersticiosa se debe a "una mezcla de fanatismo de la Ilustración, odio al papado del protestantismo, anticlericalismo francés y esnobismo clasicista", según el historiador y bloguero ateo Tim O'Neil. Merece una mención especial como propagador de la leyenda, debido a su enorme éxito, el libro Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano del historiador británico del siglo XIX Edward Gibbon.
La división tripartita de la Historia (Edad Antigua, Edad Media y Edad Moderna) fue establecida por los humanistas en el siglo XV.
"Por un lado estaba la Antigüedad, que ellos admiraban y les parecía maravillosa. Todo lo demás es despreciable, una etapa a la que no se le da ni nombre es el tiempo de la oscuridad, de las tinieblas. Es la Edad Media, nacida del prejuicio propio de un humanismo que solo reconoce elementos de civilización en la antigua cultura clásica. Esa visión, que es una visión propagandística, propia del Humanismo del siglo XV, nos la hemos creído y nos la seguimos creyendo hoy día", explica Carlos de Ayala, catedrático de Historia Medieval de la Universidad Autónoma de Madrid y vocal de Sociedad Española de Estudios Medievales.

Ciencia y tecnología: no tan estancados

Aunque a nivel popular se considera que la ciencia se estancó y fue perseguida por la Iglesia, en realidad la Edad Media puso las bases de la ciencia moderna con nombres como Alberto Magno (beatificado y canonizado), Roberto Grosseteste, Roger Bacon, John Peckham, Thomas Bradwardine, William Heytesbury, Richard Swineshead, John Dumbleton, Richard de Wallingford, Nicolás de Oresme, Jean Buridan, Nicolás de Cusa, Guillermo de Ockham y Walter Burley. Muchos de los anteriores, además de científicos y lógicos, eran miembros de órdenes religiosas mendicantes y seguidores de la escolástica.
Grafico MierderUno de los peores gráficos que ha conocido el ser humano.
"Roger Bacon es un franciscano inglés del siglo XIII y es el padre del empirismo, que es la base de la ciencia moderna. Toda la corriente de caracter filosófico nominalista que tiene sus orígenes en el siglo XI y en la figura de Abelardo, está en la base de esa metodología filosófica que en último término va a dar lugar a la ciencia moderna", desmitifica el catedrático Carlos de Ayala.
Entre los avances tecnológicos medievales destacan para el medievalista francés Jacques Le Goff en su libro Una larga Edad Media los progresos en la producción agrícola con el desarrollo de la rotación trienal de cultivos, que se tradujo en la obtención de dos cosechas al año y un aumento de la producción, y la introducción del arado de reja y vertedera. Esto, junto a una mayor extensión de la superficie cultivada, da lugar al "progreso más espectacular" de la Edad Media: el crecimiento demográfico.
Patimir
En ese erial para el conocimiento que fue el Medievo también surgieron las primeras universidades como la de Bolonia, Oxford, Cambridge, La Sorbona de París y Salamanca.
En el siglo XII y XIII se empiezan a construir las grandes catedrales góticas (estilo considerado a posteriori como tenebroso pese a ser luminoso) como Nôtre Dame de París o la de Burgos, que "nacen esencialmente de desarrollos técnicos como la invención del crucero de ojiva y del arbotante", expone la medievalista francesa Régine Pernoud en su libro Para acabar con la Edad Media.
Otros grandes avances son la expansión y adopción de la pólvora, el papel y el molino de agua; así como la invención del molino de viento, la yunta de los bueyes, el reloj mecánico, la brújula, las gafas y el botón. En el ámbito militar destacan las monturas, las espuelas y los estribos, entre otros muchos hallazgos.

Los malentendidos casos de Galileo y Bruno

Vale. Y podrías pensar "¿y Galileo Galilei y Giordano Bruno qué?". Tanto el caso de Giordano Bruno (1548 - 1600) como el de Galileo Galilei (1564 - 1642) sucedieron en la Edad Moderna y ambos también están rodeados de mitos.
El supuesto mártir de la ciencia por el que se tiene al místico, filósofo, matemático y astrónomo Giordano Bruno, no fue condenado por sus teorías astronómicas sino teológicas: Bruno no creía en la Santísima Trinidad ni en la virginidad de María ni en la divinidad de Jesús. Eso, junto contra otras tesis heréticas, fue lo que le llevó a la hoguera y no defender el modelo copernicano.
Más mitos rodean la condena de la Inquisición a Galileo. Por un lado, Galileo no defendió que la Tierra fuese redonda porque era algo ya aceptado por los estudiosos medievales y la propia Iglesia. El mito surge en el siglo XIX como parte de una defensa del darwinismo frente a la sinrazón de los religiosos. Aunque sí fue condenado por su defensa del heliocentrismo, fue encarcelado en su casa por el resto de su vida y no quemado vivo como algunos creen.
Bosh The Garden Of Earthly DelightsLa transición de la Edad Media a la Moderna, ejemplificada de modo maravilloso por El Bosco en su Jardín de las Delicias, está teñida de más mitos que realidades.
Además de la represión contra Bruno y Galilei, abundan numerosos ejemplos de eventos calificados de medievales que ocurrieron realmente en la época del Renacimiento y los humanistas.
"La Inquisición que conocemos es moderna. Cuando realmente se produce el ajusticiamiento sistemático no va a ser tanto en la Edad Media, donde la Inquisición no está sometida todavía a los poderes políticos, como lo estará en época moderna, sino que está sometida a unas estructuras eclesiales que no tienen una capacidad de coerción más allá de la alianza que establecen con los poderes políticos. La Inquisición medieval es un juego de niños al lado de la moderna", aclara Carlos de Ayala.
La cruel e infausta Inquisición que hemos asociado al medievo nace, en realidad, como un instrumento del estado moderno
Y es que aunque la Inquisición episcopal nace en 1184 con una bula del papa Lucio III para acabar con la herejía cátara, institucionalizándose y centralizándose en el papa en 1231, la Inquisición "más popular y que nosotros conocemos no es medieval". La Inquisición española que, bajo mandato directo de los Reyes Católicos, se instaura a partir de 1484 es una nueva Inquisición "fruto de una nueva concepción de la vida política y anuncia lo que va a ser el Estado moderno", una Inquisición que no será abolida definitivamente hasta el año 1834, durante el reinado de Isabel II.
Algo similar ocurre en Portugal y Roma. La Inquisición portuguesa se establece en 1536, bien entrada la Edad Moderna, y no es abolida de forma definitiva hasta 1821, ya en la Edad Contemporánea. Por su parte, la Inquisición romana que condenó a Bruno y Galileo no toma forma hasta 1542 en el contexto de una Contrarreforma que busca acabar con la expansión del protestantismo.
GiottoEntender la pintura flamenca y renacentista que tanto nos maravilla es imposible sin acudir, por ejemplo, a Giotto y a muchos otros primitivos pintores del trecento.
No obstante, para Régine Pernoud la Inquisición medieval no dejaba de presentar un lado positivo en aspectos concretos de la vida. "Sustituía el procedimiento de acusación por el procedimiento de investigación. Pero sobre todo, en una época en que el pueblo no está dispuesto a tomarse a broma a los herejes, introduce una justicia regular. Pues, anteriormente, en muchos casos la justicia laica o incluso la cólera popular infligía las peores penas a los herejes”, añade.
Un ejemplo de esa ira colectiva fue la que sufrió el predicador Pedro de Bruys, quemado por una turba en 1131 tras incendiar cruces en el sur de Francia.
"La Inquisición del siglo XVI, que en lo sucesivo estará enteramente en manos de los reyes y emperadores, iba a producir un número de víctimas sin proporción con las que hubo en el siglo XIII. En España se llegará al extremo de servirse de la Inquisición contra los judíos y los moriscos, lo que equivalía a apartarla completamente de su finalidad. En efecto, la Inquisición era, por decirlo así, para uso interno", explica Pernoud.

Los célebres libros prohibidos y quema de brujas

El Índice de libros prohibidos también surge en la Edad Moderna. En 1515 el papa León X establece la censura previa en toda la Cristiandad y surgen diversos índices de libros prohibidos, siendo el primero el de la Inquisición española en 1551. Se dejan de hacer más ediciones del índice católico en una fecha tan reciente como 1966 por orden de Pablo VI.
En el imaginario colectivo del Medievo tiene un lugar particular la caza y quema de brujas. El caso más famoso en España es el de Zugarramurdi(Navarra), en 1610 (Edad Moderna) y allende nuestras fronteras los juicios de Salem en Massachusetts. ¿Massachusetts, Estados Unidos? Sí, bueno, en las Colonias Británicas que posteriormente darían lugar a Estados Unidos (en 1692 y, obviamente, en la modernidad).
SalemLa Edad Moderna. ¡El buen rollo!
Como explica Carlos de Ayala, aunque la brujería está presente en la Edad Media "es muy marginal. Los grandes procesos contra las brujas son de época moderna. En la Edad Media los procesos contra las brujas, que existen, son contados. Son más propios del siglo XVI y XVII". Unas quemas de brujas en plena Edad Moderna que, según la tesis de la filósofa Silvia Federici en su libro Calibán y la bruja, están en la base de la transición del feudalismo al capitalismo y la acumulación primitiva capitalista. Federici sitúa entre 1580 y 1630 el punto álgido de la caza de brujas.
Fue en la Edad Moderna, post-medieval, cuando los imperios imponen la esclavitud para ordenar nuevos territorios antaño ajenos a su control
Otro lugar común es la falta de libertades y las pésimas condiciones de vida que padecían los siervos frente al despotismo de sus señores feudales. Este análisis superficial obvia un hecho: el esclavismo en la Edad Antigua y la Edad Moderna. "La Edad Media no es una época de esclavitud, lo cual no quiere decir que no hubiera esclavos", expone de Ayala. Una esclavitud que vuelve a ser elemento característico en los siglos modernos y contemporáneos "cuando los imperios coloniales empiezan a hacerse con espacios que hasta ese momento no estaban bajo su control", añade.
El siervo medieval es una persona y es tratada como tal. "Su amo no tiene sobre él el derecho de vida y de muerte que le reconocía el derecho romano" sobre el esclavo, señala Régine Pernoud:
El siervo tiene todos los derechos del hombre libre: puede casarse, fundar una familiar, y su tierra pasará a sus hijos cuando muera, lo mismo que los bienes que haya podido adquirir [y aunque le está prohibido abandonar la tierra del señor] él sabe que tendrá su parte de la cosecha (...) En nuestros países occidentales, la vinculación de la servidumbre jugó en favor del campesino. En los países de la Europa central y oriental, el campesino libre estaba expuesto a todos los azares, a toda la inseguridad que es todavía la de una gran parte de los campesinos de África o de Asia.
CardanCastillo de Marschlins, en Suiza, del siglo XIII. En lo relativo a la servidumbre, unos llevan la fama y otros cardan la lana. (Marc Wieland/Unsplash)
Federici narra en Calibán y la bruja cómo a cambio del trabajo que estaban obligados a realizar en la tierra del señor, "los siervos recibían una parcela de tierra que podían utilizar para mantenerse y dejar a sus hijos" como herencia. Este acuerdo "incrementó la autonomía de los siervos y mejoró sus condiciones de vida", y sobre todo, al tener el uso y la posesión de una parcela de tierra, "los siervos siempre disponían de recursos".
Porque el feudalismo, sistema político predominante durante la Edad Media, es ante todo un sistema pactista, basado en un acuerdo "entre un rey que necesita de unos recursos que no tiene y aquellos que pueden proporcionarle esos recursos", resultando en un limitación del poder real, explica de Ayala.
El delicado equilibrio de poder de la Edad Media favoreció un pactismo que, con el nacimiento del estado moderno, se transforma en el más cruel absolutismo
Es precisamente en la Edad Moderna cuando surge el absolutismo, un régimen "más restrictivo con las libertades porque los reyes o príncipes medievales no tenían la capacidad, la fuerza o los recursos como para hacerse lo suficientemente absolutos, lo que les obligaba a negociar" con la nobleza, el clero y el campesinado, aclara el catedrático.
El parlamentarismo hace su aparición por primera vez en Europa en las Cortes de León de 1188 y comenzó en otros reinos como Inglaterra y Francia con el Parlamento y los Estados generales respectivamente durante el período medieval.

Desmontando la imagen de la mujer en el medievo

Ocultadas por los mismos humanistas que se inventaron un Medievo tenebroso, las mujeres tuvieron un papel muy relevante en la sociedad medieval. Hasta las reinas consertes como Blanca de Castilla o Leonor de Aquitania ejercieron el poder político en Francia en ausencia o muerte de sus maridos, pese a que la Ley Sálica impedía el acceso al trono a una mujer.
Situación que no ocurría en otros reinos como atestiguan Matilde de Inglaterra, Urraca de León, Berenguela de Castilla, Juana I y Juana II de Navarra y Petronila de Aragón. En los tiempos modernos la mujer pasó a ser "relegada a un segundo plano" y quedar "excluida de toda función política o administrativa", señala Pernoud.
JuuanaJuana de Arco, interpretada al modo decimonónico por Isidore Patrois.
Esta pérdida de derechos ocurrió por el "redescubrimiento" del derecho romano, reivindicado "por todos aquellos que veían en él un instrumento de centralización y de autoridad", según la tesis de Pernoud. Un derecho que empezó a "impregnar las costumbres y modificar los hábitos y las mentalidades en la misma Francia" desde finales de la Edad Media y que niega derechos a la mujer y a los hijos para centrarlos en el pater familias.
En el siglo XVI la mayoría de edad en Francia, que era a los doce años para las chicas y a los catorce para los chicos en la mayoría de las costumbres que regían las diferentes sociedades medievales, se vuelve a situar en la misma que estaba fijada en Roma: veinticuatro años. Un siglo más tarde se hace obligatorio que la mujer tome el apellido del marido tras casarse.
Es la Edad Media una época en la que la mujer ostenta cotas de poder inimaginables siglos más tarde, y en los que el derecho romano tiene gran influencia
Dentro de la institución patriarcal por excelencia que es la Iglesia Católica, varias mujeres gozaron de un "poder extraordinario" en la Edad Media. "Algunas abadesas eran señores feudales cuyo poder era respetado igual que el de los demás señores, algunas llevaban el báculo como el obispo y administraban a menudo vastos territorios con pueblos", narra la historiadora francesa.
La mujer no tenía acceso a la recién creada universidad pero la enciclopedia más conocida del siglo XII, el Hortus deliciarum, fue escrito por la abadesa Herrada de Landsberg. Hildegarda de Bingen y Gertrudis de Helfta son otras autoras y religiosas medievales destacadas.
HortumEl infierno ilustrado por Herrad de Landsberg en Hortus deliciarum.
En el ámbito civil, las mujeres que ejercieron multitud de oficios: maestra de escuela, boticaria, yesera, tintorera, copista, miniaturista, encuadernadora, herrera, carnicera, panadera, candelera, sombrerera, cervecera, cardadora de lana, comerciante... La mujer no será apartada explícitamente de toda función pública en Francia hasta finales del siglo XVI, por un decreto fechado en 1593. Durante el feudalismo el padre y la madre ejercían "conjuntamente la tarea de la educación y la protección de los hijos, así como, llegado el caso, la administración de sus bienes".
La Edad Media acaba poco después de la muerte de Juana de Arco, una mujer que encabezó el ejército francés, algo que según Pernoud en los siglos siguientes no hubiese sido posible. Opinión compartida por el medievalista Jacques Le Goff, quien dijo estar profundamente convencido "de que para la condición femenina en Europa no hubo peor época que el siglo XIX. Para la mujer, lo peor ha sido el triunfo y la difusión de los valores burgueses".

No había inmovilidad, pero tampoco idealización

"Teniendo en cuenta los medios modernos de locomoción, el turismo viene a ser hoy lo que fueron las peregrinaciones en otros tiempos. Nos hemos puesto de nuevo a viajar precisamente como en los tiempos medievales". Así desmonta Régine Pernoud la leyenda sobre una Edad Media aislada y sin apenas circulación de personas y mercanías.
Para Carlos de Ayala hablar de inmovilidad en esta época implica "no tener en cuenta la realidad" porque "la gente se movía y mucho". Además de las peregrinaciones, la actividad comercial como ferias y mercados resultó en viajes constantes. A su vez, el nacimiento de las universidades supuso "la movilidad cultural con el movimiento de no pocos universitarios". También es la época de grandes viajeros como Marco Polo, destaca de Ayala.
El gran crecimiento demográfico y la expansión urbana también provocó grandes movimientos humanos como la colonización alemana en la Europa Central y Oriental o la repoblación de la Península Ibérica paralela a la mal llamada Reconquista. Y es que la guerra también suponía el desplazamiento de guerreros y de los refugiados que huían de la persecución.
AlemaniaUno no consigue esta dispersión de germanoparlantes a principios del siglo XX sin haberse movido mucho durante la Edad Media.
Frente a los mitos de una edad oscura de los renacentistas ilustrados, tampoco conviene caer en la idealización del Medievo que hicieron los románticos del siglo XIX. Como remarca el catedrático Carlos de Ayala, la Edad Media no es mejor que otras épocas "sino que simplemente no es peor".
Entre los puntos negros de la historia medieval, de Ayala destaca el antisemitismo. Aunque proviene de tiempos antiguos, en el Medievo "hay un pico en la persecución de los judíos" con numerosos pogromos y expulsiones de la población judía de diversos reinos cristianos, aunque el historiador recuerda que en la Edad Moderna y la Edad Contemporánea también han sufrido persecuciones al ser utilizados como chivos expiatorios en épocas de crisis.
Es cierto que hay picos de antisemitismo en el Medievo, y que las cruzadas y diversas persecuciones de herejes tiñeron de sangre la historia de la Edad Media
Las nueve Cruzadas, aunque rodeadas de numerosos mitos como los relacionados con los caballeros templarios, que buscaron tomar el control de Tierra Santa tuvieron lugar en la Edad Media, entre los años 1095 y 1272. Otras persecuciones contra herejes como los husitas, los cátaros y los valdenses en territorio europeo también fueron denominadas cruzadas y llenaron de muerte, guerras religiosas y desplazamientos forzados el continente.
Un error común es atribuir las palabras "¡Matadlos a todos, Dios reconocerá a los suyos!" al inquisidor Arnaldo Amaric durante un asedio contra los cátaros pero, según Régine Pernoud, ningún historiador defiende la veracidad de esta frase.

Acabar con la Edad Oscura para siempre

"Se podría reservar el término de Edad Media para los dos últimos siglos" de los diez que duró, un período de transición "entre feudalismo y monarquía". Y "solo para este último período estarían justificadas las opiniones simplistas para las que la Edad Media fue una época de guerras, hambres y epidemias”, prosigue la medievalista en su libro. Epidemias como la de la peste negra que mató a un tercio de la población europea en el siglo XIV pero que fueron poco comunes en el resto del período medieval, intensificándose su frecuencia en la era moderna.
Un fenómeno estructural de la economía medieval fueron las hambrunas, en palabras de Le Goff, "que tan sólo desaparecieron a finales del siglo XVIII en Francia y en el siglo XX en Rusia (...). Lo que en mi opinión ha podido alimentar la idea de una Edad Media oscura es su debilidad económica o más concretamente las consecuencias que esto engendró para la vida de las mujeres y hombres de esa época", escribió.
dLa Peste Negra en Tournai, un cuadro de 1349.
La represión de la sexualidad fue una constante medieval frente a cierto libertinaje sexual de los antiguos romanos. Desde el inicio de la Edad Media se recuperaron las principales prohibiciones del Antiguo Testamento: el incesto, la desnudez, la homosexualidad y la sodomía. La negación del placer es, en opinión de Jacques Le Goff, una de las sombras de este período histórico.
De esta realidad surgen, de nuevo, mitos propagados por los ilustrados como el cinturón de castidad. La leyenda afirma que los hombres medievales que iban a la guerra se lo ponían a sus esposas para asegurarse su castidad en su ausencia. En realidad se populariza su uso en el puritano siglo XIX para evitar la masturbación femenina y no hay constancia de su utilización antes del Renacimiento.
Pese a la evidencia histórica y la opinión de los medievalistas, esta visión errónea de la Edad Media continúa presente entre el público general. "Hemos heredado esa propaganda propia del Humanismo", explica Carlos de Ayala, quien responsabiliza también a los periodistas y medios de comunicación que cuando "hablan de un régimen opresivo lo llaman medieval, fruto de una repetición de esquemas que en último término obedecen al desconocimiento". Conviene desmitificar este período de la Historia que, como todos, tuvo sus luces y sus sombras. Que la Ilustración no llene de oscuridad el milenio precedente.