Jueves 21 de Diciembre de 2006-www.diariodemadryn.com - El Único Diario de Madryn
LA EXTRANJERIZACIÓN DE LA PATAGONIA AMPLÍA EL COMPROMISO DE ESPECIALISTAS
Datos de una deuda deshonrosa que se paga con tierras
A la deuda deshonrosa generada en América Latina por los gobiernos ilegítimos desde la creación de los organismos financieros internacionales -en la década de los '60- se dice que se agregó hace poco un nuevo mecanismo perverso: el canje de deuda externa por naturaleza. Ante la polémica sobre la extranjerización de la tierra en nuestra zona es necesario también informar sobre este nuevo recurso del capital transnacional para aumentar su control sobre los países pobres. Si bien este mecanismo ha sido puesto en marcha por Estados Unidos en una decena de países, los casos de Paraguay y Colombia son bien ilustrativos del papel que juegan en estos procesos las grandes "transnacionales" de la conservación.
Los programas de "canje de deuda por naturaleza" son un hecho, y se tratan, a simple vista, de un acuerdo entre el Gobierno estadounidense y un gobierno de un país pobre deudor, mediante el cual Estados Unidos exonera del pago de una parte de la deuda externa a ese estado.
En contrapartida, el país deudor debe invertir determinada cantidad de dinero que Estados Unidos le otorga para implementar proyectos de conservación de su medio ambiente. Siempre a través de alguna ONG local o entidad que oficie de intermediario.
Este mecanismo fue asaltando a los idealistas del turismo y medio ambiente locales que durante muchos años fueron pioneros en nuestro país, de una actividad impensada y prometedora.
La Patagonia en oferta
Hace poco más de dos años, el Diario Liberation de París publicaba una nota del periodista Antoine Bigo bajo el título: 'Estado en agonía vendería la Patagonia', refiriéndose a la República Argentina. En ella, el periodista repasaba nombres mundialmente conocidos que han adquirido tierras en esta región.
El colega explicaba impecablemente que las cinco provincias de la Patagonia abarcan en extensión la mitad del territorio nacional (17,6 millones de km2). Que cuatro millones de ovejas y sólo un millón y medio de personas, de los 37 millones de habitantes que tiene la República, forman parte de la geografía codiciada por sus recursos naturales, algunos no renovables: cerca de tres cuartos de las reservas de petróleo y de gas del territorio argentino y manantiales de agua potable.
En marzo del pasado año, una encuesta realizada por una empresa dirigida por Jorge Giacobe preguntaba a los pobladores de Comodoro Rivadavia, Trelew y Puerto Madryn si estarían de acuerdo en cambiar la Antártida por la anulación de la deuda del país. O si aceptarían vender las tierras de Chubut para pagar la deuda de la provincia. Y más aún, si estarían dispuestos a entregar la dirección de la Argentina a un funcionario del FMI o de otro organismo internacional.
César Amaya, abogado en Caleta Olivia (Santa Cruz), manifestó entonces su preocupación porque este sondeo fue presentado en el MIT (Massachussets Institute of Technology) por el hoy fallecido economista Rudiger Dornbusch, consultor de la agencia Kissinger Associates.
Entre otras cosas, el nombre del antiguo secretario de Estado de Nixon, Kissinger, aparecía también vinculado a una consultora Zemi Comunicaciones -contratada en su momento por el ex presidente Eduardo Duhalde- para ayudar al Gobierno argentino en las negociaciones con los organismos financieros internacionales.
Dornbusch había lanzado la idea de que Argentina debía abandonar "cualquier soberanía" en materia de política fiscal y monetaria y ser administrada por un colegio de asesores extranjeros que reúna a los funcionarios de los bancos centrales de Argentina y de los EE.UU. y el FMI.
Para agregar un nuevo personaje al listado de "asesores", el Gobierno de Duhalde contrató en aquel período los servicios de Norman Balley, miembro de la Fundación Americana Potomac y de la Comisión Trilateral, quien propuso que las "tierras fiscales", propiedad del Gobierno argentino (de una superficie similar a Italia), sean canjeadas por una parte de la deuda.
Datos a la francesa
Según el colega Antoine Bigo: "Ya sea para criar ovinos como Benetton (700.000 ha.), pescar truchas. Como Ted Turner (4400 ha.) o como Joe Lewis (14.000 ha.), o hacer fiestas con sus asociados de Planet Hollywood (Schwarzenegger, Willis y Stallone), aún hay un paquete de estancias en venta en la Patagonia".
"También nuestro Tarzán francés, Christopher Lambert, se ha comprado un terreno del lado andino en el seno del Arelauquén Golf and Country Club, un proyecto inmobiliario chic de 550 ha. a desarrollar por un grupo belga, con instalaciones eléctricas, energía solar y eólica, pista de aterrizaje, etc."
"La Península Valdés se ha convertido en inabordable. Los ingleses de la Fundación Ecológica World Land Trust (socios de Fundación Patagonia Natural), no obstante compraron allí la estancia 'La Esperanza', 7.000 ha. con vista a las ballenas por 2,8 millones de euros (o sea 400 euros por hectárea)".
"Más al Sur es menos cara. La estancia 'La Costa' (38.500 ha. con 35 Km. de costa sobre el Atlántico) está puesta en venta en alrededor de un millón de euros, o sean 26 euros la hectárea completa. Es decir con galpón de esquila, generador de electricidad, 23 molinos de viento para bombear agua, tres jeeps, varias casas y sobre todo 15.000 ovinos".
Antoine Bigo parece aportar datos como un promotor inmobiliario. Aunque el periodista fue enviado en forma exclusiva a este costoso recorrido por la Patagonia por Liberation. Este diario fundado por Jean Paul Sartre se creó como una cooperativa, donde desde el director al cadete cobraban el mismo sueldo y era de obligada lectura de estudiantes e intelectuales progresistas. Hace algunos años fue comprado íntegramente por el poderoso grupo multinacional Seydoux, coincidentemente con algunos emprendimientos agrícolas ganaderos en la Patagonia.
El profesor universitario e historiador, Carlos Moreno, ironizó: "Las propiedades compradas por los extranjeros son tan inmensas, la Patagonia tan alejada de Buenos Aires, que si un gobierno extranjero decide construir allí una base militar, la descubrirían veinte años después". Del mismo modo que muchos renombrados que creen conocer de qué se trata, muchas veces están apenas en los umbrales de la realidad aceptada.
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"La nuestra es un arma chica, como los cuchillos que los gauchos ataban a la punta de las tacuaras con tientos del país. Con esa poca cosa se hizo la Patria y en cambio con otras mejores se apuntaló a los que la vendieron. Con esta arma, chica, empezamos nosotros. Pero al salir, saldrá cortando y haremos Patria".
Arturo Jauretche
Arturo Jauretche