domingo, 24 de diciembre de 2006

La Economía Islámica y la usura

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La economia islamica y la usura

Economía - 15/09/2006 | Hamza Echeverria

  

Siendo el objetivo básico del Islam la emancipación de la gente de cualquier tipo de esclavitud material o doctrinal, también ha prestado la debida atención en el campo económico a todos los factores que restringen la libertad de acción y llevan a la servidumbre material e intelectual.

Antes de entrar en la discusión detallada de la economía islámica, nos gustaría llamar la atención sobre algunos puntos deducidos de los textos islámicos:

El ser humano debería mantener siempre su libertad y observar que no sea lesionada su dignidad humana. Dice el Imam Ali (P): "No seas esclavo de otros porque Dios te ha creado libre".

Las enseñanzas divinas siempre giran alrededor del principio de justicia, virtud y benevolencia para con los allegados. Se opone y combate a todo lo que sea sucio, indecente, indeseable e injusto. Dice el Corán: "Dios prescribe la justicia, la benevolencia y la caridad para con los cercanos y veda la deshonestidad, lo reprobable y la dependencia. Os advierte, quizá así os dejéis amonestar". (16:90) Por lo tanto el espíritu general que gobierna todas las enseñanzas islámicas consiste en el sometimiento a la justicia, la equidad, el hacer el bien, el cuidado de los parientes y la lucha contra la injusticia y la corrupción. Este es el criterio básico para juzgar las verdaderas enseñanzas del islam en todos los campos.

La tierra y todo lo que hay en ella pertenece a todas las personas y no a alguna clase o grupo en particular. Dice el Sagrado Corán: "La tierra la ha puesto (Dios) al servicio de las criaturas. Hay en ella frutas y palmeras de fruto recubierto, grano de vaina, plantas aromáticas". (55:10 y 12)

Dios ha confiado la tarea de cultivar, utilizar la tierra a los seres humanos. Dice el Corán: "El os ha creado de la tierra y os ha establecido en ella" (11:61)

A Dios le disgusta que los beneficios económicos puedan ser monopolizados por una clase particular o que la riqueza pueda circular solamente entre los ricos. Dice el Sagrado Corán: "Para que no vaya de nuevo a parar a los que de vosotros ya son ricos". (59:7)

Vivir del trabajo de otros y ser un peso para los demás priva del favor de Dios. Dijo el Santo Profeta (BPD): "Maldice a esos que agobian con sus cargas a la gente".

La riqueza debería ser adquirida por medios lícitos y no por medios ilícitos. Dice el Sagrado Corán: "No usurpéis la propiedad de otros por medios injustos". (2:188)

Estos son algunos de los principios generales que siempre deberían ser tenidos en cuenta para identificar los sistemas prácticos del islam, incluyendo su sistema económico.

Hoy día, la mayoría de la humanidad está sumergida en la pobreza, mientras que la miseria, el hambre y la desocupación, elevadas a índices alarmantes, son flagelos tremendos que azotan a muchos pueblos y en gran medida también al nuestro, debido a que gran parte de los países están obligados a sobrevivir bajo lineamientos económicos y políticos dictados desde los centros de poder, llámese F.M.I. o Multinacionales. Estos grandes núcleos de concentración de poder se rigen por una ideología materialista y deshumanizada, poniendo como único objetivo primordial la ganancia desmesurada y absoluta, sometiendo a los pueblos a la degradación moral y la opresión, utilizando la usura como una de sus principales herramientas.

Del estudio de las enseñanzas islámicas en el campo económico llegamos a la conclusión de que este sistema divino ha prestado una profunda atención al rol efectivo de las cuestiones económicas en la vida y ha tomado medidas precautorias contra los efectos dañinos de la injusticia económica.

Con respecto a este tremendo flagelo para la economía que es la usura, el islam dice: "De los trabajos falsos el del peor tipo es la usura la cual debería ser considerada como uno de los tipo de explotación más crueles." El islam se opone severamente a esta sucia forma de explotación bajo cualquier forma que se haga presente.

La práctica de prestar dinero con la condición de que el prestatario la devuelva con una suma adicional es llamada usura.

Hoy en día, la inversión del dinero atesorado en usura por los grandes capitalistas, ha creado una curiosa situación en el mundo económico; ahora los capitalistas controlan tanto el consumo como la producción y los precios. Esta situación ha conducido a la creación de dos clases opuestas: la de los ricos y la de los pobres; la de los hambrientos y los bien alimentados; la de los poderosos y los desvalidos. Este estado de cosas totalmente indeseable puede ser descripto como una esclavitud imperceptible.

Los lineamientos económicos islámicos también se oponen a la paralización del dinero; prohibe que sea sacado de la circulación y atesorado por algunos (capitalistas, usureros, especuladores), el dinero debe ser usado para aumentar la actividad económica, intensificar la producción y crear nuevos trabajos para los miembros de una sociedad, evitando de esa forma el flagelo de la desocupación y la injusticia social. Bajo la economía islámica, si el dinero (en forma de metales nobles: oro y plata) se paraliza, no siendo utilizado durante un año, se le impone una carga de dos y medio por ciento llamado "zakat".

El islam ha formulado normas para desarrollar una economía sana y pujante, una de esas normas es la prohibición de la usura; esta norma fue puesta en vigor por el Sagrado Corán en varias etapas. En la primera etapa la usura fue declarada indeseable y la atención fue puesta en cubrir las necesidades sociales de los necesitados, sin pensar en obtener beneficios.

"Lo que prestáis con usura para que os produzca a costa de la hacienda ajena, no os produce nada ante Dios. En cambio, lo que dais de zakat (caridad) por deseo de agradar a Dios...esos son los que recibirán el doble" (30:39)

En una segunda etapa fueron denunciados los usureros judíos, dado que practicaban la usura a pesar de los mandatos de su propia religión, que se los prohibía. Se les dijo que estaban destinados a un castigo doloroso. "Por usurear cuando ello estaba prohibido, y por haber devorado la hacienda ajena injustamente, a los infieles de entre ellos les hemos preparado un castigo doloroso". (4:161)

En una tercera etapa fueron prohibidos los intereses y pactos exorbitantes: "¡Creyentes! No usureéis, doblando (la ganancia) una y otra vez". (3:130)

Finalmente, en la cuarta etapa, la usura fue abolida completamente y su práctica declarada equivalente a un acto de hostilidad contra Dios y su Mensajero. Se le pidió a los musulmanes que devuelvan lo que habían tomado a manera de interés y se declaró que era una de las condiciones de la Fe.

"¡Creyentes! Temed a Dios y renunciad a los provechos pendientes de la usura, si es que sois creyentes. Si no lo hacéis, podéis esperar la guerra de Dios y de su Enviado!" (2:278/279)

En cuanto a las razones para la prohibición de la usura, han llegado a nosotros una serie de tradiciones de los líderes del islam. Citaremos a continuación una tradición como ejemplo. El Imam Al Rida (P) escribió: "La usura es ilícita porque Dios, el Todopoderoso, la ha prohibido debido a que trae la ruina y lleva al desperdicio la propiedad de la gente. Cuando una persona toma prestado un dirham (moneda de plata de la época) pero devuelve dos, paga uno en devolución del que ha tomado, pero el segundo dirham ha sido desperdiciado. De esta manera una de las personas ha sufrido una pérdida. Por eso Dios ha prohibido la usura".

En esta tradición se ha dado atención a dos razones básicas para la prohibición de la usura: el desperdicio de una parte de los bienes de la persona que paga interés y su transferencia al bolsillo del usurero a cambio de nada. La usura es un tipo de saqueo a la gente y un robo al producto de su trabajo. Es una grave injusticia que prepara el camino para las crisis económicas y hace rico al más rico y al pobre, lo hace más pobre, por lo tanto debe ser impedida; enciende el fuego de la avaricia, fortaleciendo el espíritu de lucro y debilitando la sensibilidad humana y la filantropía.

Normalmente cuando se discute la prohibición de la usura en un sistema económico, inmediatamente se plantea la pregunta: ¿cómo funcionaría entonces el sistema bancario, si los bancos no cobran intereses y está prohibida la usura? Para los que vivimos en un país donde todo el sistema bancario funciona básicamente en base al crédito con usura y la especulación, nos es difícil comprender que haya otra forma de economía y otro sistema bancario.

Los Bancos

La actividad bancaria se puede dividir en dos partes; una que se vincula normalmente a la actividad administrativa del banco e incluye funciones relacionadas con letras de cambio, órdenes de pago y cheques, cuentas corrientes, cuentas de ahorro sin intereses, cambio de divisas, etc. La segunda parte incluye los adelantos o anticipos de préstamos para la actividad agrícola, comercial, industrial, de servicios, construcción, etc. El primer tipo de actividades es útil para los negocios y la vida comercial y no poseen en sí mismo ningún efecto dañino, ni para los individuos ni para la sociedad. Supongamos el caso de un padre que quiere enviar dinero a su hijo que estudia en otra provincia o el de un comerciante que quiere pagar las mercancías compradas por él en otro lugar lejano. Si tuviera que pagar directamente debería viajar y eso produciría un enorme sacrificio, gastos y muchos inconvenientes.

¿No sería mucho mejor tener una institución amplia y de confianza que pueda cumplir con esa función satisfactoriamente a un costo mínimo? Dicha institución es el banco.

Una persona recibe una herencia y desea depositar parte de ese dinero para que el día de mañana, solventar sus gastos, pero tiene miedo de perderla o de que se la roben. Sería una gran dicha que una institución seria guarde sus ahorros y se los devuelva cuando los requiera. Esta es otra útil función del banco.

No se pueden negar estas y otras tantas ventajas del sistema bancario y sería tonto subestimarlo. Los bancos con sus amplias organizaciones y una posición digna de confianza, rinden un provechoso servicio al cubrir tales requerimientos de la vida.

La prohibición de la usura, cualquiera sea la amplitud que abarque, no impide de ninguna manera las actividades bancarias antedichas.

En la sociedad islámica tanto el estado como el individuo pueden edificar instituciones para llevar a cabo funciones como las anotadas, cargando su comisión a porcentaje por los servicios prestados, sin verse por ello envueltos en la usura.

No hay ninguna razón por la que los bancos, en lugar de llevar a cabo transacciones de cuenta corriente sin intereses - dando interés en las cuentas de ahorro y cubrir sus gastos cobrando a los prestatarios una comisión - no fuesen a cargar una comisión adecuada a las cuentas corrientes y cuentas de ahorro de la misma manera que hace con las letras de cambio y las cartas de crédito. De esa manera no solamente serán capaces de cubrir sus gastos sino también de tener un beneficio sin implicarse la usura.

De tal forma, la total prohibición de la usura en el islam, de ninguna manera obstaculiza las actividades bancarias del primer tipo, ni priva a la sociedad musulmana de esas facilidades útiles y beneficiosas en la vida diaria.

En cuanto al segundo tipo de actividad es, en la mayor parte del mundo, donde no apuntan ni siquiera simplemente a un mejor bienestar económico. Su principal objetivo es la usura acompañada de la adquisición del poder y el establecimiento de grandes estructuras. El bienestar económico y el progreso de la industria y el conocimiento en caso de ser tenido en cuenta, ocupan un lugar secundario.

Los bancos están siempre a la expectativa de los proyectos más provechosos para invertir sus capitales en vista a obtener la máxima ganancia. Si en ciertos casos presta dinero para fortalecer la economía de una institución o un país, lo hacen solamente sirviendo a sus propios intereses y no a la institución o país en cuestión.

Los capitalistas que manejan esos préstamos son bastantes hábiles para mantener las fuentes de sus ganancias indefinidamente. Son sanguijuelas discretas (F.M.I.; Deuda Externa). Cuando se fijan a un cuerpo le chupan tanta sangre como para que quede totalmente exhausto. Le dejan algo de vida porque de esa manera pueden continuar manteniéndolo entre la vida y la muerte y sirviendo a sus intereses.

Sin lugar a dudas, las leyes financieras y comerciales islámicas prohiben este tipo de bancos.

Es posible que con dicha prohibición los grandes capitalistas no deseen invertir sus capitales en préstamos bancarios al no estar dispuestos a hacerlo sin ningún interés, planteándose las siguientes cuestiones:

Los grandes proyectos agrícolas, industriales, de transporte y comerciales requieren altas inversiones de capital. Una parte de los mismos es provista normalmente por los bancos; si los intereses sobre los préstamos están prohibidos, la expansión de esas actividades y consecuentemente de la ciencia, la industria y la economía, se verían minadas.

Los préstamos para edificación de la vivienda e inicio de una empresa, aunque sean con intereses, son un medio para el mejoramiento de las capas menos pudientes. Estas capas no deberían ser privadas del único medio del que disponen, debido a la prohibición de la usura.

Solución del problema

Es cierto que la ejecución de un vasto proyecto agrícola e industrial y el progreso científico y técnico en los campos de la industria y la agricultura requieren altas sumas de dinero, pero no es necesario que los grandes capitales fuesen a pertenecer siempre a una persona o a un grupo limitado de ellas y la manera de obtener grandes capitales no se confina a la práctica común de los países capitalistas de tomar préstamos a distintos intereses de los bancos. Los grandes fondos se pueden crear con los capitales pertenecientes a pequeños capitalistas y con la formación de compañías de capital social y sociedades cooperativas, que inviertan en los proyectos de desarrollo. No hay necesidad de buscar ayuda de los grandes capitales y usureros. Los beneficios de tales compañías, si los hay, serán distribuidos entre gran número de individuos, asegurando así la justicia social y previniendo la concentración de la riqueza en manos de un número limitado de capitalistas indulgentes y sensuales.

De esta manera la prohibición de la usura no impide la creación de grandes capitales. Solamente detienen la aparición de grandes capitalistas y eso es lo que quiere el islam.

Además los gobiernos firmes y eficientes pueden invertir en gran escala en una industria de proporciones y en grandes proyectos mucho mejor que los capitalistas privados. En tanto un buen gobierno representa al pueblo, las inversiones hechas por el mismo, serán utilizados de la mejor manera en función de los intereses de la Nación, la nacionalización de las grandes industrias y su actividad en la construcción de represas, caminos, vías férreas y líneas de navegación en el sector público, muestra que la gran inversión no es el monopolio de los usureros y los grandes capitalistas.

Los grandes grupos económicos y las multinacionales no se cansan de repetir,por boca de los lacayos que trabajan para los enemigos de las naciones que quieren ser libres y poder decidir que hacer con sus riquezas y ser artífices de su propio destino. Que los gobiernos no son buenos empresarios ni buenos empleadores y por lo tanto, es mejor dejar la dirección de las cuestiones económicas e incluso de otros sectores del desarrollo, como la educación, la salud, el desarrollo y la construcción, en manos del sector privado, y sometido a la libre competencia. Que los gobiernos deberían abstenerse de involucrarse directamente en esas actividades;los resultados catastróficos que produjo en los países del tercer mundo la implementacion de estas políticas neoliberales están a la vista ,opino que lo correcto es todo lo contrario a esas recetas. El deber de una Nación que quiera crecer en forma independiente, no solamente debe fomentar una política de proyectos especiales y proveer las directrices correctas en interés de la Nación, incluso será deber de los gobiernos fundar bancos especiales en el sector público para proveer créditos sin intereses a los individuos y a las instituciones privadas y así controlar la economía del país. Tal posición dará al gobierno automáticamente una buena oportunidad para preferir el interés de la nación sobre los especiales intereses de los prestadores y cuidar que el capital nacional no caiga en manos de los negociantes y acaparadores privados. El gobierno puede imponer fuertes impuestos sobre los beneficios obtenidos por quienes recibieron esos préstamos. De esta manera puede también controlar la aparición de pequeños capitalistas dedicados al lujo y al libertinaje, evitando profundas desavenencias y divisiones clasistas en la sociedad.

En cuanto a la segunda y tercera cuestión, hay dos maneras posibles de tratarlas:

1) Construcción de sociedades para préstamos sin intereses para individuos o grupos de personas. Dios ha prometido premiar a quienes hagan préstamos sin intereses y consideró este acto superior al de dar limosna o ayuda. Si este trabajo se organiza de una manera apropiada tanto en su criterio como en su publicidad, dichas sociedades necesariamente se harán populares. Actualmente existen tal tipo de sociedades. Estas pueden cargar un porcentaje fijado a sus servicios para cubrir sus gastos diarios, lo que no significa ningún tipo de interés sobre el dinero en préstamo. El balance anual de cuentas no debería arrojar ningún beneficio.

2) El establecimiento de bancos sin interés. Si el método anterior no resulta adecuado, es deber del gobierno fundar bancos con parte del presupuesto público para adelantar préstamos para la agricultura, la industria, la construcción, etc. Para cubrir los gastos diarios, estos bancos pueden cargar gastos por los servicios pero no se debería permitir que cargaran interés sobre el préstamo.

Conclusión

La prohibición de la usura no impide u obstruye el beneficio económico y social que deparan los bancos. Verdaderos bancos que no cobren interés, solamente los gastos por servicios no sólo son lícitos sino deber nacional para la comunidad musulmana en general.

Bibliografía: "Introducción a la filosofía del Islam" de A. Beheshtí y H. Bahonar; Ed. Alborada, Bs. As., 1988