ISLAM Y AL-ANDALUS. YIA.LM.
SEÑUELO PARA INVESTIGADORES
CARMEN CEREZO PONTE . MUSEO DE AMÉRICA
ANALES DEL MUSEO DE AMÉRICA 13 (2005). PÁGS. 339-358 [ 339 ]
HALLAZGO DE UNOS AMULETOS MUSULMANES EN EL INTERIOR DE DOS PIEZAS DE LA CULTURA ATACAMEÑA. DESCRIPCIÓN, ESTUDIO HISTÓRICO, TRADUCCIÓN Y ANÁLISIS QUÍMICO DE LOS MISMOS.
I. INTRODUCCIÓN
En enero de 2002,comenzaron en el Museo de América, los trabajos de estudio y catalogación de las piezas pertenecientes a la Expedición al Pacifico (1862- 1865) con el fin de realizar una exposición- homenaje a la misma.
Entre los objetos que íbamos seleccionando, figuraban dos contenedores de pigmentos pertenecientes a la cultura atacameña, forman parte del ajuar funerario de unas momias encontradas en Chiu- Chiu, por Almagro.
En el interior del primero, que es un hueso de camélido que ha perdido las dos tapas de piel, apareció un manuscrito en caracteres árabes, a los dos días dentro de otro contenedor en este caso de madera, apareció un segundo manuscrito envuelto en una tela de algodón, otro trozo de la misma tela, servía de tapón del bote.
FIGURA 1: CANUTO DE HUESO N.º INV. 13.982 (MUSEO DE AMÉRICA),
CON EL AMULETO QUE CONTENÍA EN SU INTERIOR.
La premura de tiempo que toda exposición y su correspondiente catálogo conllevan, no nos permitieron realizar el análisis químico ni la traducción del texto, trabajos que prometimos dar a conocer cuando acabase la itinerancia de la exposición por distintas ciudades españolas. Los resultados de ambos estudios nos obligan a corregir la hipótesis que anunciábamos en la ficha de catálogo. En esta, atribuíamos los alherces o amuletos a algún soldado o esclavo morisco de los albores del virreinato del Perú, ya
FIGURA 2: AMULETO, CON SU ENVOLTORIO DE TELA,
CONTENIDO EN LA CAJA DE MADERA N.º INV. 13.443 (MUSEO DE AMÉRICA).
que, a pesar de tener de tener prohibido su paso a las Américas, la necesidad hizo de las Leyes de Indias virtud y, o bien importando de la península moriscas llamadas "esclavas blancas" que llegaron a ocupar elevados puestos entre la sociedad de su época como la famosa Beatriz de Salcedo , madrina de la hija de Pizarro y esposa del Veedor del Rey, o, como ya decíamos, a través de esclavos negros o de Berbería, los modos y costumbres musulmanas se introdujeron en el nuevo mundo.
Prueba de que los amuletos se utilizaban, nos la da Antonio de Calancha, al hablar de una tal "Lucía", hechicera morisca, que acompañó a Fernández Girón cuando entró en Lima, lo cual nos lleva de la mano al tema de la magia morisca. Cuenta Miró Quesada que: ".....cerca de este puente, que antes denominaba de Abancay, el Mariscal Alonso de Alvarado sufrió, en la época bravía de la conquista y la iniciación del virreinato, sus dos graves derrotas: la primera frente a Diego de Almagro, el 12 de Julio de 1537; y la segunda, en el encuentro con Fernández Girón, junto a la fortaleza de Chuguinga, el 21 de Mayo de 1554. Tremenda derrota y dispersión la de este último combate, que iba a quitar para siempre el reposo al viejo y ardido Mariscal, cuyo destino le había ya anunciado, en una extraña forma, la morisca Lucía de Herrera. Fue en ésta guerra –según Montesinos- la primera vez que se consultara hechiceras para los sucesos, pues, si bien para las cosas de amor se practicaban mucho, para las de la guerra sólo Francisco Hernández usó de esas hechicerías" (Cáceres, 2002:5).
Según J. Albarracín Navarro, la voz "alherce" deriva del árabe HIRZ, que significa "amuleto" cuando lo lleva una persona, y "talismán" cuando se utiliza para proteger bienes materiales de las malas influencias.
La estrella de David, conocida en Magia como Sello de Salomón, que figura en ambos amuletos, simboliza la penetración de el mundo espiritual en el material.
Entre los musulmanes, Salomón es reconocido como Profeta y Sabio entre los Sabios ó NABÍ ALLAH. Su poder y conocimiento de todas las criaturas, le convierten en el más indicado para informar al creyente sobre la elaboración de los alerces. Conocimiento, lugar y tiempo indicados para su mayor efectividad. Debe confeccionarlos un iniciado, un FAQÎH, que posea la BARAKA ó bendición, conseguida principalmente por su conocimiento del CORÁN que debe saber de memoria, y del FIQH, término que se aplica al conocimiento de la Ley Religiosa. Las Suras Coránicas refuerzan la protección del alherce. Tanto el "Libro de dichos maravillosos" como el "Misceláneo de Salomón" figuran entre cientos de recetarios para confeccionar talismanes. Sin duda uno de los más completos y eruditos es el "Picatrix: el fin del Sabio y el Mejor de los dos medios para avanzar".
Su autor Seudo Abul-Casim Maslama ben Ahmad "el madrileño", dice haberlo compuesto en el s. X, pero hay quien lo atribuye a un morisco del S. XV ó XVI, En cualquier caso su autor hace gala de gran erudición y otorga a su amalgama de ciencia y magia, una extraña modernidad, creando una fusión de elementos cosmológicos y mágicos de un curioso regusto borgiano.
Sin más preámbulos damos paso al estudio y traducción de la Profesora Ana Labarta, y seguidamente, a los análisis realizados por los Técnicos del HIPHE: David
Juanes, Carmen Martín de Hijas y Marian del Ejido.
II. INFORME SOBRE EL CONTENIDO DE DOS TEXTOS EN ÁRABE CONSERVADOS EN EL MUSEO DE AMÉRICA
ANA LABARTA. UNIVERSIDAD DE VALENCIA
Aspecto externo
Los dos documentos están escritos sobre papel, con tinta de color negro, en letra árabe cursiva, sin vocalizar. El documento número 1 (204 x 136 mm) contiene 45 líneas de texto. En realidad no todo es escritura, pues vemos también, abajo, estrellas de seis puntas, signos raros y dos rectángulos divididos en casillas con cifras en su interior. El documento número 2 (160 x 100 mm.) presenta 15 líneas de escritura, incluidas las dos últimas, en las que las letras van repartidas en dos filas de casillas. Ambos escritos se han realizado de manera rápida; la letra, que pertenece a dos manos diferentes, no pretende ser caligráfica y es bastante descuidada en los dos casos. Una vez leídos atentamente, puede afirmarse que quien escribió el texto 1 conocía bien el Corán, era posiblemente profesional de la escritura, habituado a redactar cartas y documentos, mientras que el autor del texto 2 escribía con una letra francamente fea y, además, en su texto unas veces faltan letras, otras están equivocadas y presenta algunos trazos anómalos; no parece que fuera muy experto.
Respecto al lugar de procedencia de los documentos y su época, poco puede deducirse de la letra, ya que no responde a ningún estilo caligráfico y carece de rasgos específicos. El único elemento que puede constituir una pista son las cifras que figuran en el texto número 1, cuyo trazado corresponde al tipo denominado hindi. La ausencia de obras generales y específicas que traten del uso y formas de este tipo de numeración en los países árabes hace imposible decantarse por cualquier localización precisa. Lo único que puedo afirmar es que difieren de las series de cifras atestiguadas en los textos árabes de la Península Ibérica (Labarta-Barceló: 48), por lo que debe excluirse tajantemente dicha procedencia.
Traducción de los textos
Presento a continuación la traducción de los textos. No me parece que sea necesario ofrecer su transcripción en árabe, ya que, como se verá, se componen casi exclusivamente de fragmentos coránicos. Sí me parece interesante, en cambio, incluir el facsímil de los dos documentos, para que puedan apreciarse el tipo de letra y los signos que contienen.
En los textos que siguen los fragmentos entrecomillados son pasajes coránicos; al final de cada uno, entre paréntesis, se encontrarán el número de la azora (romano) y el de la aleya (arábigo); los puntos entre paréntesis indican que en el original falta una palabra del texto coránico; entre corchetes y en letra cursiva se incluyen comentarios míos.
Texto Nº 1
FIGURA 3: AMULETO Nº 1 CONTENIDO EN EL CANUTO DE HUESO Nº INV. 13.982.
« En el nombre de Allah, el Clemente, el Misericordioso. Allah bendiga y salve a nuestro señor Muhammad, a su familia y a sus compañeros. No hay poder ni fuerza más que en Allah, el Alto, el Todopoderoso. » «¡Allah! No hay más Allah que Él, el Viviente, el Subsistente. Ni la somnolencia ni el sueño se apoderan de Él. Suyo es lo que hay en los cielos y en la tierra. ¿Quién podrá interceder ante Él si no es con Su permiso? Conoce su pasado y su futuro, mientras que ellos no abarcan nada de Su ciencia, excepto lo que Él quiere. Su Trono se extiende sobre los cielos y sobre la tierra y Su conservación no le resulta onerosa. Él es el Altísimo, el Grandioso» (Q II, 255 "aleya del Trono") «Os ha venido un Enviado salido de vosotros. Le duele que sufráis, anhela vuestro bien. Con los creyentes es manso, misericordioso. Si te vuelven la espalda dí: '¡Allah me basta! ¡No hay más Allah que Él! ¡En Él confío! ¡Él es el señor del Trono augusto!'» (Q IX, 128-129)
En el nombre de Allah. En el nombre de Allah. En el nombre de Allah. Busco refugio en la gloria y la fuerza de Allah contra cualquier mal que encuentre y me pongo en guardia. Busco refugio en la gloria y la fuerza de Allah contra cualquier mal que encuentre y me pongo en guardia. Busco refugio en la gloria y la fuerza de Allah contra cualquier mal que encuentre y me pongo en guardia. Busco refugio en la gloria y la fuerza de Allah contra cualquier mal que encuentre y me pongo en guardia. Busco refugio en la gloria y la fuerza de Allah contra cualquier mal que encuentre y me pongo en guardia. Busco refugio en la gloria y la fuerza de Allah contra cualquier mal que encuentre y me pongo en guardia. «Y curará los corazones de los creyentes y desvanecerá la ira de sus corazones» (Q IX, final de 14 y principio de 15) «¡Hombres! Habéis recibido una exhortación procedente de vuestro Señor, remedio para los males de vuestros corazones, dirección y misericordia para los creyentes» (Q X, 57); «de su abdomen sale un líquido de diferentes clases, que contiene un remedio para los hombres» (Q XVI, 69, parcial. «Hacemos descender, por medio del Corán, lo que es curación y misericordia para los creyentes» (Q XVII, 82, parcial); «El que me ha creado y me dirige, me da de comer y de beber, me cura cuando enfermo» (Q XXVI, 78-80). «Dí: Él es dirección y curación para quienes creen» (Q XLI, 44 parcial). Allah bendiga y salve a nuestro señor Muhammad, a su familia y a sus compañeros.
[Cuadrado mágico de la derecha:]
66 | 129 | 84 |
111 | 93 | 75 |
102 | 57 | 120 |
[Lateral derecho:] «Hacemos descender, por medio del Corán, lo que es curación y misericordia para los creyentes» (Q XVII, 82).
[Arriba:] «Esto es un alivio, por parte de vuestro Señor, una misericordia» (Q II, 178 parcial).
[Dentro, primera línea dentro de cada uno de los tres recuadros:] «Allah es / bondadoso / con Sus siervos» (Q XLII, principio de 19).
[Lateral izquierdo:] «Allah quiere aliviaros» (Q IV, principio de 28).
[Abajo:] «Ahora, Allah os ha aliviado» (Q VIII, principio de 66).
[Cuadrado mágico de la izquierda:]
2 | 9 | 4 |
7 | 5 | 3 |
6 | 1 | 8 |
[En la última línea los símbolos representan "el nombre supremo de Allah"]
Texto Nº 2
FIGURA 4: AMULETO Nº 2 CONTENIDO EN LA CAJA DE MADERA Nº INV. 13.443.
En el nombre de Allah. [la segunda mitad de la línea primera, toda la segunda y la primera mitad de la tercera me resultan incomprensibles]
«Dí: se me ha revelado que un grupo de genios estaba escuchando y decía: 'hemos oído una recitación maravillosa, que conduce a la vía recta. Hemos creído en ella y no asociaremos a nadie a nuestro Señor'. Y: 'Nuestro Señor -¡exaltada sea Su grandeza!- no ha tomado compañera ni hijo'» (Q LXXII, 1-3). «Y: 'Cuando el siervo de Allah se levantó (...), poco les faltó para, en masa, arremeter contra él'» (Q LXXII, 19). Le dijeron: «Dí: Él es Allah, Uno. Allah, el Eterno. No ha engendrado ni ha sido engendrado. No tiene par» (Q CXII, 1-4).
[Repartido en dos filas de siete casillas, simulando un cuadrado mágico:]
«Dí: Me refugio en el Señor de los hombres» (Q CXIV, 1) «Allah de los hombres, del mal de la insinuación » (Q CXIV, 3 y principio de 4).
Comentario sobre el contenido de los textos
El texto número 1 empieza por las fórmulas de inicio habituales en cualquier escrito árabe algo solemne -carta o documento público-, lo que sugiere que quien lo redactó estaba familiarizado con la redacción de escrituras públicas. Sigue la denominada «aleya del Trono» (Corán II, 255), muy recitada en momentos de apuro y dificultades, que aparece en todo tipo de textos -incluidos los amuletos (Doutté: 212-214; Pareja: 211)- como declaración resumida de la omnipotencia de Allah. La aleya siguiente incide en la unicidad de Allah y en su poder, a la vez que alude al profeta Muhammad, a quien le duele que los creyentes sufran. Una frase no-coránica repetida seis veces parece dar la clave de la finalidad del escrito: su portador busca protección en Allah contra cualquier mal.
A partir de ahí el documento va acumulando aleyas en las que se afirma que Allah curará los corazones de los hombres, desvanecerá la ira de los corazones, es remedio para los males del corazón humano, es curación y misericordia, cura al hombre cuando enferma; es dirección y curación. El hecho de que se haya omitido la aleya XXVI, 81 «me hará morir y luego me volverá a la vida», que cerraría el párrafo iniciado en los versículos 78 a 80, muestra claramente que el texto es para un enfermo o un necesitado, no para un difunto.
Las aleyas que rodean al cuadrado mágico son muy explícitas; se han elegido y ordenado de modo progresivo: hacemos descender por medio del Corán lo que es curación y misericordia; esto es un alivio por parte de vuestro Señor, una misericordia; Allah es bondadoso con sus siervos; Allah quiere aliviaros; ahora Allah os ha aliviado.
A la vista de los textos presentes en el documento, parece que su destinatario sufría de alguna dolencia y que ésta estaba relacionada más con su espíritu que con su estado físico.
Cierran el texto dos "cuadrados mágicos". No podemos resumir en estas breves líneas algo sobre lo que existe una ciencia entera, tanto dentro como fuera del Islam. No obstante, indicaremos que el de la izquierda es el conocidísimo y omnipresente cuadrado de nueve casillas de valor 15 al que se le atribuye un gran poder. El de la derecha es un cuadrado de valor 279, cifra que se ha obtenido por numerología, probablemente a partir de la suma de los valores numéricos de las letras de dos de los nombres de Allah: Allâh ('Allah', valor numérico 66) y Bâri' ('Hacedor', valor numérico 213), aunque también podrían ser 'Alîm ('Sabio', valor 150) y Latîf ('Bondadoso', valor 129). Los grandes signos que vemos al pie del documento son la representación del «nombre supremo de Allah» (un roto en el centro del borde inferior del papel ha hecho desaparecer el cuarto signo, de los siete que lo integran). Su presencia responde a una intención clara de cerrar el documento invocando a Allah, sin cuya ayuda nada es posible; nada se consigue sin la omnipotencia, la generosidad y la clemencia de Allah.
Anawati (1967: 23-28) reproduce y traduce un capítulo del Shams al-ma'ârif de al-Bûnî (m. 1225) con dibujo, glosa y explicación de las propiedades de la representación del nombre supremo de Allah mediante la figura de siete signos, cuyo origen atribuye a diversos compañeros de Muhammad y musulmanes de la primera época. Esta obra es el vademécum de todos los profesionales de los talismanes en el Islam y la fuente principal de todos los escritos musulmanes ocultistas posteriores, como señala Anawati (1967: 22).
En el amuleto que estamos comentando, los dos cuadrados mágicos y el nombre supremo de Allah refuerzan el valor de los textos coránicos y su intención curativa. El texto número 2, mucho más breve que el otro, empieza con tres aleyas que se refieren a la unicidad de Allah, y manifiestan expresamente que Allah no tiene compañera ni hijo, que no ha engendrado ni ha sido engendrado, que no tiene asociados, según reza el credo islámico. El portador del documento afirma así su fe monoteista frente al politeismo, a las doctrinas de tipo maniqueo o al dogma de la Trinidad. El pasaje alude al Corán, recitación maravillosa que conduce a la vía recta y que logra la conversión de los humanos y de los espíritus. En las dos aleyas que concluyen el texto se exhorta al ser humano a buscar refugio en Allah contra todos los males que puedan sucederle y contra las tentaciones del
demonio.
Se trata, pues, de un documento que manifiesta fe en Allah único y confianza en su protección.
Comentario final
Basta un vistazo superficial a los documentos en árabe, sin necesidad de leer sus traducciones, para darnos cuenta de que se trata de textos con finalidad mágica. Su aspecto es similar al de otros escritos árabes de parecida intención de cualquier época y latitud. Cuando el ser humano se siente débil, incapaz de alcanzar por sus propios medios lo que desea, recurre a pedir ayuda a los seres superiores y, para ello, utiliza tradicionalmente una serie de elementos entre los que se hallan el fuego, el agua, el soplo, la palabra. La utilización con fines mágicos de la palabra comprensible [poderosa por su significado], o de «palabras mágicas» incomprensibles [de poderoso significante] se remonta a los tiempos más antiguos.
Todas las religiones con textos sagrados los utilizan para obtener fines mágicos, y el Islam no es una excepción; la palabra privilegiada en ambiente musulmán es, evidentemente, el Corán. Y el uso de los versículos sagrados para conseguir la ayuda sobrenatural está atestiguado en el mundo musulmán desde la época de Muhammad hasta nuestros días.
La persona lleva consigo (en la ropa, en un recipiente o en una bolsita colgada) un papel en el que se han copiado algunas aleyas o azoras breves. Confía en que su presencia le protegerá y le ayudará a obtener lo que anhela.
Este tipo de escritos se compra, aún hoy, en los zocos. Por lo general el que los vende tiene varios ya preparados: son objetos que cualquiera puede comprar y llevar, en los que figura un texto de tipo genérico, con el que el portador del documento manifiesta su fe musulmana, afirma la unicidad de Allah y pide protección divina indiscriminada contra toda clase de peligros. Para dar testimonio de la pertenencia al Islam y guardarse de las tentaciones y peligros se utilizan habitualmente las azoras CXII, CXIII y CXIV y la «aleya del Trono». A este grupo pertenece nuestro texto número 2.
Pero también pueden escribirnos el documento en el momento, si deseamos algo más específico, e incluso personalizarlo con el nombre de quien lo va a llevar. Es frecuente que se escriban textos de este tipo para una finalidad concreta: para no sufrir daños ni heridas de arma; contra tal o cual enfermedad; para facilitar el parto; para que nuestro negocio sea próspero... En estos casos se utilizan versículos que contengan palabras evocadoras del fin que se persigue, buscando una analogía evidente entre lo que describen las aleyas coránicas citadas y lo que se desea que suceda.
Un buen complemento al texto son los signos mágicos. Entre éstos tienen un valor especial el «nombre supremo de Allah», la estrella de seis puntas, relacionada en el Islam con el poder de Salomón para dominar a los espíritus, genios, animales, seres humanos y fuerzas de la naturaleza, y los cuadrados mágicos en los que la suma de los valores numéricos de cada columna y de las diagonales es constante. Un ejemplo de este tipo puede verse en nuestro número 1.
Estos textos protectores equivalen en la devoción cristiana a medallas, cruces o estampas. Nada tienen de herético ni de anómalo; pueden catalogarse, en consecuencia, como manifestaciones de la religiosidad popular.
Señalemos antes de terminar que los dos amuletos que nos ocupan estaban destinados a ser llevados por personas vivas. Queda totalmente descartada la posibilidad de que hayan sido escritos para enterramientos. En el Islam existen textos específicos para acompañar a los difuntos; las frases, fórmulas y pasajes coránicos que figuran habitualmente en ellos son bien conocidos y nada tienen que ver con los de los dos papeles conservados en el Museo de América.
B I B L I O G R A F Í A
ANAWATI, G. C. «Le nom suprême de Dieu». Atti del Terzo Congresso di Studi Arabi e Islamici (Ravello, 1966). Napoli, 1967, 7-58 [incluye un utilísimo Apéndice bibliográfico].
ANAWATI, G. C. «Trois talismans musulmans en arabe provenant du Mali (marché de Mopti)». Annales Islamologiques XI (1972), 287-339 [incluye el Apéndice bibliográfico de 1967 puesto al día]. El Corán. Edición preparada por Julio Cortés. Madrid 1980.
DOUTTÉ, E. Magie et religion dans l'Afrique du Nord. Alger 1908 [facsimil Paris 1984].
LABARTA, A. «Introducción». Libro de dichos maravillosos. Madrid 1993 [en especial § 4, pp. 0.21-0.43].
LABARTA, A. & BARCELÓ, C. Cifras y números en los documentos arábigohispanos. Córdoba 1988.
PAREJA, F. M. La religiosidad musulmana. BAC. Madrid 1975 [en especial pp. 207-213].
III. ANÁLISIS REALIZADOS POR LOS TÉCNICOS DEL INSTITUTO DEL PATRIMONIO HISTÓRICO ESPAÑOL
MARIAN DEL EGIDO, DAVID JUANES y CARMEN MARTÍN DE HIJAS
LAB. MATERIALES I.P.H.E.
Expediente / Nº de Reg: 22749 y 22750
Departamento Científico de Conservación
Laboratorios de Materiales
Informe: Caracterización del soporte y tintas de dos talismanes morisco y un textil
DATOS DE LA OBRA
Titulo de la obra Talismanes Moriscos
Atribución / Datación Siglos XV-XVI
Procedencia: Museo de América
Comunidad Autónoma Madrid
Solicitado por: Mª del Carmen Hidalgo Brinquis
Realizado por: Marián del Egido, David Juanes y Carmen Martín de Hijas
Fecha de entrega: 11 de abril de 2005
1. IDENTIFICACIÓN DEL OBJETO
Nº de Reg. : 22749 y 22750
Procedencia: Museo de América
Situación actual:
Solicitado por: Mª del Carmen Hidalgo Brinquis
Información solicitada: Caracterización del soporte y tintas de dos talismanes morisco y un textil
2. TÉCNICAS EMPLEADAS EN LOS ANÁLISIS
– Microscopia óptica.
– Test microquímicos
– Fluorescencia de Rayos X
3. DESCRIPCIÓN DE LAS MUESTRAS
Dos talismanes moriscos procedente de unas excavaciones realizadas en Atacama, Costa de Chile. Uno de los talismanes se encontró doblado en el interior de tubo de hueso para pigmentos (13982 Ref. M. A.), el segundo talismán estaba doblado y envuelto en una gasa y depositado en el interior de una caja de pequeñas dimensiones (13443 Ref. M. A.), los textos de ambos talismanes son arábigos y símbolos hebreos, escritos por una cara.
La observación de las muestras con microscopio estereoscópico se vio que el talismán y textil (13443 Ref. M. A.) en una cantidad muy pequeña había depositadas fibrillas de color rojo, en las dos muestras de papel la distribución del material fibroso no presenta las características superficiales de los papeles de trapos.
4. RESULTADOS
Documento 13443
|
Documento 13982
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Textil 13443
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IV
Descartada por tanto, la autoría del morisco del virreinato, el enigma era aun mayor. ¿Quién introdujo los amuletos en los contenedores de pigmentos de Atacama?.
Cuando encontramos el primero, dentro del canuto de hueso nº 13.982, fuimos los primeros en creer en una intrusión accidental, fruto de un descuido. Al aparecer el segundo, días más tarde, en el bote de madera nº 13.443, la primera impresión cambió:
<había sido introducido, ejerciendo una gran presión, estaba envuelto en una tela de algodón cuidadosamente doblada, con otro fragmento de tela haciendo de tapón. Todo indicaba que se había escondido en el bote intencionadamente. La contaminación de titanio que los análisis detectan en los amuletos y las telas puede ser debida a una transferencia de los propios contenedores, ya que su datación como pertenecientes al S.XIX, excluye la producida directamente por el suelo de la huaca.>
Regresamos al peligroso terreno de la conjetura. Los avatares que sufrieron las piezas recogidas por los componentes de la Expedición, fueron casi más azarosos que los que habían padecido en las ignotas selvas amazónicas.
El 5 de febrero de 1.866, se nombran seis subcomisiones que atendieran a los distintos ramos de la Ciencia. Janer y Almagro, son los encargados de la antropología, etnografía y fotografía.
El 15 de mayo de 1.866,se inaugura la Exposición en la Estufa del Real Jardín Botánico. En el 68 se encomienda a Jiménez de la Espada y a Manuel Mª José de Galdo, que trasladen parte de las colecciones arqueológicas y etnográficas al recién creado Museo Arqueológico Nacional, traslado que no se efectuará hasta 1.871. El resto de las piezas que integran estos campos quedan en el Botánico de donde saldrán hacia su destino originario en el Museo de Ciencias Naturales. De allí junto con la sección de etnografía y antropología pasarán en 1.895 al recién creado Museo de Antropología del Dr. Velasco. Finalmente en 1.965 se inaugura el Museo de América, y las Antigüedades Americanas de la sección IV del M. Arqueológico pasan a ser custodiadas en él.
¿ En que momento de este fatigoso periplo son introducidos los talismanes y por quien? En cuanto al momento, nos inclinamos a pensar que pudo darse entre el año 68 y el 71,y en cuanto a los autores, nos parecen posibles dos candidatos. Ambos poseen conocimientos, tanto del mundo americano como del islámico, pero tienen personalidades muy diferentes.
Florencio Janer (1.831-1.877) y Marcos Jiménez de la Espada (1.831- 1.898) trabajaban juntos en el Museo de Ciencias Naturales desde 1.858. Este mismo año, D. Florencio es nombrado responsable de las antigüedades histórico-etnográficas. Janer era sobre todo un erudito en historia medieval y moderna. Su tesis doctoral versó sobre "La condición social de los moriscos de España: causas de su expulsión, y consecuencias que ésta produjo en el orden económico y político. Se trata de un profundo estudio que mereció el premio de la Academia de la Historia en 1857, que a nuestro humilde parecer adolece de un único defecto, a saber: la funesta manía de todos los arabistas decimonónicos (también algunos del XX) de despreciar e incluso odiar a aquellos sobre los que cimentaban fama y honores, esos "moros" que como muy bien denuncia Juan Goytisolo, nutren la extraña esquizofrenia que todo español sufre ante su pasado histórico.
Pero ¿cuál habría sido la finalidad perseguida por Janer?.Si su amor por los moriscos hubiera sido desmedido, se podría pensar en un intento de recrear unos "Plomos del Sacromonte" americanos(1)..
Como en los originales, se habría intentado dar a los moriscos carta de antigüedad y naturaleza en el nuevo continente, lo que les hubiese concedido un derecho a existir en un mundo en el que por principio y ley, tenían vetada la entrada.
Que posteriormente intereses económicos y sociales les permitiesen entrar y en ocasiones alcanzar un estatus privilegiado, no deja de ser una excepción a la regla y lo que está claro es que a Janer, las desdichadas victimas de la diáspora granadina, no le inspiraban una excesiva compasión. Por todo esto nos inclinamos a descartar a Janer como autor, pero no, como posible victima de la trama. Al regreso de su odisea americana (1.862-1.865), se había operado en Jiménez de la Espada, una profunda transformación. Enviado como naturalista experto en reptiles, aves y mamíferos, se despertó en él un tremendo interés por la faceta antropológica del viaje, especialmente durante el arduo recorrido amazónico.
Publicados los resultados de su trabajo en un estudio herpetológico, que obtuvo reconocimiento unánime. D. Marcos, que se había adentrado cada vez más en el terreno de la historia, pretendió, ya que se consideraba capacitado para ello, y lo demostró sobradamente con su obra, entrar a formar parte del cuerpo de Archiveros, bibliotecarios y museólogos, basándose en que los responsables de las colecciones americanas, no estaban especialmente formados en este campo.
No fue admitido, pero esto no impidió que entablara fogosas polémicas con Janer y con Rada Delgado. En 1.867, se funda el Museo Arqueológico Nacional y Janer considerado experto en temas americanos, es invitado a colaborar en la revista "Museo español de antigüedades", publicando un artículo( Naipes y cartas de jugar y dados antiguos con referencia
a los juegos del Museo Arqueológico Nacional), y escogiendo como tema una baraja americana de naipes de cuero, cuya fabricación atribuye a soldados españoles.
Accidentalmente, Jiménez de la Espada tiene ocasión de leer las pruebas de imprenta y le avisa que la baraja no es española, sino patagónica. Janer y las autoridades del Arqueológico hacen caso omiso de la advertencia, y publican el artículo sin la menor modificación. Contraataca D. Marcos, y escribe en "La ilustración española y americana", su "Carta sobre cartas", en la que, acertadamente, otorga la autoría de los naipes a los indios patagones, y adjunta como prueba unos dibujos realizados por el fotógrafo de la Expedición, Castro y Ordóñez. Las autoridades del arqueológico no se dieron por aludidas. Sus críticas fueron en aumento y debieron clamar al cielo en 1.876,cuando pudo leer en la "Noticia histórico- descriptiva del Museo Arqueológico Nacional" que dos escudos de madera que los miembros de la Expedición habían comprado a los indios "canelos" en 1.865, eran atribuidos a la época medieval. Por entonces era responsable de la sección de etnografía, Rada Delgado.
Confesamos sinceramente nuestra simpatía por Jiménez de la Espada como persona y como científico, pero es que además le asistía toda la razón cuando opinaba que el trabajo de clasificación y estudio de las colecciones era rutinario y poco científico, y condenaba la metodología empleada por los "sabios oficiales". En 1.860 Janer había elaborado un "Catálogo general de colecciones histórico etnográficas" del Museo de Ciencias Naturales, En sus asientos, contabiliza grupos de piezas pertenecientes a muy diferentes culturas, piezas que a veces regresaban a España transportadas por los miembros de alguna expedición científica, a quien él atribuía la recolección de las mismas. Esta mezcolanza crea una confusión en los investigadores de la que aún no hemos salido. También suele traducir el nombre de la pieza a idiomas americanos que no se corresponden con el objeto, como el guaraní en el caso de un espejo azteca ó, casi siempre, el quechua, sea cual fuere el origen de la pieza. Nos consta que Janer era un hombre trabajador y bien intencionado, brillante en los temas que dominaba, pero al enfrentarse al maremagnum de objetos americanos que habían ido acumulándose y migrando a través de la muy accidentada Historia de España, victimas de la desidia de sus custodios, simplemente debió sentirse superado. Hizo lo que pudo, y bastante hizo con ponerlo por escrito. No era americanista y por tanto carecía del sentido crítico adecuado para enfrentarse al caos que se acumulaba ante él. Por el contrario a Jiménez de la Espada, como buen científico, el rigor y la sistematización le sobraban. Si a esto unimos el profundo conocimiento adquirido en el trabajo de campo y el posterior estudio de la Historia Americana en que se sumergió, podemos comprender que el ninguneo y el desdén al que le sometieron quienes debieran haber sido sus colegas, le hicieran sentirse, como poco, "molesto".
No vamos a entrar aquí en la muy meritoria faceta americanista de D. Marcos, consúltese para ello la excelente biografía de López-Ocón y Pérez Montes, pero si nos interesa cierta zona marginal de su obra. Sus opúsculos "España en Berbería" (Boletín de la Sociedad Geográfica de Madrid.1.980) y "La guerra del moro a finales del S.XV (Boletín de la Real Academia de la Historia.1.894), así como su nombramiento como socio de la Comisión Española encargada de la exploración de África, que nos indican que los caminos del Islam tampoco le eran desconocidos. ¿Pudo ser D. Marcos quien introdujo los alerces en los contenedores de pigmentos atacameños?.Bien pudo ocurrir que la nula receptividad de los conservadores del arqueológico, y del museo de ciencias le indujesen a realizar un pequeño experimento: si Janer u otro conservador encontraban los manuscritos, sufrirían un notable desconcierto, no
olvidemos que carecían de los actuales métodos de análisis. Si no los encontraban, se confirmaba su acusación de que el estudio de los objetos era bastante negligente.
Fuera quien fuese quien colocó el cebo, los peces no picaron hasta el año 2002 en que los encontramos al estudiar las piezas para la exposición "Historia de un olvido"(La Expedición Científica del Pacífico 1.862-1.865), celebrada en el Museo de América donde se guardan parte de las piezas que con enorme sacrificio recolectaron Jiménez de la Espada y los otros cinco miembros de la expedición. Aunque los amuletos hayan resultado ser del S.XIX, para nosotros su mensaje sigue siendo válido: Escondidos tras las glorias virreinales, los moriscos, refugiados en América esperan a que se revele su historia, que discurre paralela, pero oculta, detrás de la oficial. Celebramos que algunos autores como Hernán G.H. Taboada, Jaime Cáceres Enríquez y algunos otros comiencen a arrojar luz sobre el tema. Sin este esclarecimiento, la Historia de América y también la de España, seguirán incompletas.
NOTAS
1) En 1.588 apareció entre los cimientos del demolido minarete de la Mezquita Aljama de Granada, en cuyo lugar se estaba levantando la Catedral, una caja metálica que contenía un pergamino y unos huesos. El pergamino escrito en castellano, latín y árabe, decía que aquellas eran las reliquias de S. Cecilio, cristiano de raza árabe. Este habría llegado a Granada acompañando a Santiago, y habrían recibido orden de la Virgen de esconder u nos libros. Se originó el consiguiente revuelo, acompañado de milagros y visiones. De 1.594 a 1.599, fueron apareciendo en el Monte Valparaíso que a raíz de estos sucesos, pasó a llamarse Sacromonte, una serie de láminas de plomo circulares de aproximadamente 10 cm. de diámetro, escritas en unos caracteres árabes extraños y picudos que trataban de imitar al árabe antiguo, al que dieron el nombre de letras salomónicas. Llamado a dictaminar D. Benito Arias Montano, los declaró falsos, ante la indignación del Obispo de Granada, D. Pedro de Castro, que ya se veía compitiendo con Santiago de Compostela. Parece que algunos notables moriscos, fueron los autores de la falsificación, con el fin de dotar a sus desdichados hermanos musulmanes, de una antigüedad equiparable a la de los cristianos viejos.
Ante el escándalo originado, el Vaticano requisó los Plomos y no los ha devuelto hasta el año 2.000, en que los depositó en la Abadía del Sacromonte. En el S. XIX, la polémica resurgió de un modo un tanto ocioso, ya que nadie pasó de declarar que efectivamente, eran falsos. Actualmente están siendo estudiados por un equipo que dirige M. García Arenal,
Departamento de Estudios Árabes del C.S.I.C.
B I B L I O G R A F Í A
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