Actores como Richard Gere y Matt Damon, y magnates como Ted Turner, Luciano Benetton, Ward Lay y nuestro conocido Douglas Tompkins, han aprovechado el bajo precio del suelo para comprar amplias extensiones de terreno a lo largo de todo el país.
Christine Legrand
Buenos Aires.-Argentina está en venta, ésa es la voz de alarma lanzada en Buenos Aires por economistas y ecologistas, pero también por la Iglesia Católica. El terrateniente más grande de este país es un grupo familiar italiano y multinacional de la moda: los hermanos Benetton, que llegaron a la Patagonia en los años '90. Ahora poseen 900 mil hectáreas y se han convertido en los principales criadores de corderos y productores de lana en Argentina. También se dedican a la reforestación, con una gran variedad de árboles cuya madera es utilizada en la fabricación de muebles.
En septiembre de 2006, la Iglesia publicó un documento titulado "Una tierra para todos", en el que criticaba la concentración de la propiedad y la venta masiva a extranjeros de terrenos productivos y recursos naturales. La Iglesia reclamó una política federal para resolver un problema que afecta a las comunidades indígenas y a los pequeños campesinos expulsados de sus tierras.
Desde hace 15 años, cada vez son más numerosos los extranjeros que compran vastas extensiones de tierras, desplazando a las familias tradicionales de la oligarquía argentina. "Tenemos tierra en exceso", declaró en los años '90 el Presidente Carlos Menem, invitando a corporaciones extranjeras y a particulares a invertir. Desde 2002, la devaluación del peso, otrora vinculado al dólar, implicó un cambio favorable, acelerando un proceso de venta desenfrenado y sin control.
"En las provincias de Santiago del Estero y el Chaco, la hectárea cuesta lo mismo que una hamburguesa", critican los periodistas Andrés Klipphan y Daniel Enz, autores de "Tierras, S.A.", una investigación realizada durante tres años por todo el país. Señalan que hay "30 proyectos para regular esas ventas, en el Parlamento y en los gobiernos de las provincias, pero siguen en el cajón".
NEGOCIOS Y PLACER
Unos 300 mil kilómetros cuadrados (el 10% del territorio nacional) están en manos de extranjeros, según la Federación Agraria Argentina. Esa cifra puede parecer mínima en relación con la superficie del país, que alcanza los 2.780.000 kilómetros cuadrados, pero equivale a más de la mitad de Francia. "Se puede comprar lo que quiera, en cualquier lugar, si se tiene el capital suficiente, incluso en los parques nacionales", asegura Gonzalo Sánchez, autor de "La Patagonia vendida", que entrevistó a la mayoría de los extranjeros que han comprado tierras en el sur.
En efecto, la Patagonia es una de las regiones más codiciadas. Tan sólo el 5% de los 37 millones de argentinos vive en esa región austral que, no obstante, representa la tercera parte del territorio nacional y contiene sus principales riquezas: energía hidroeléctrica, 80% del petróleo y gas natural y una de las grandes reservas de agua dulce del planeta. Ese legendario cabo del mundo se ha convertido en el paraíso de millonarios extranjeros que, según los autores de "Tierras, S.A.", "se han beneficiado de la actitud flexible de los diferentes gobiernos nacionales y provinciales para adquirir millones de hectáreas y recursos no renovables, sin restricciones y a precios módicos".
Además de los Benetton, otros millonarios extranjeros han comprado tierras en la Patagonia para su placer personal. Ex hombre de negocios convertido a la ecología, el estadounidense Douglas Tompkins, que hizo su fortuna con la ropa deportiva North Face y Esprit, posee unos 4.500 kilómetros cuadrados, de los cuales el 20% está consagrado a la producción y el resto es parte de un proyecto de conservación de la naturaleza. También es propietario de 179 mil hectáreas en la provincia de Corrientes y de 300 mil en el sur de Chile, es decir, el equivalente del Parque Nacional Yosemite, en California. Algunos lo acusan de querer apropiarse de una de las reservas de agua dulce más grande del mundo. El filántropo responde que él sólo quiere proteger el ambiente y que ha cedido al Estado grandes extensiones de tierras a condición de que fueran consideradas reservas naturales.
LA BURGUESÍA TERRATENIENTE
El vicepresidente de AOL Time Warner y fundador de la cadena CNN, Ted Turner, posee 45 mil hectáreas en la región, en donde le gusta pescar trucha. Joseph Lewis, uno de los hombres más ricos del Reino Unido, pasa el verano austral en sus 14 mil hectáreas, que rodean el lago Escondido. El belga Huber Grosse compró 11 mil hectáreas en la provincia de Río Negro, donde los turistas ricos van a jugar polo y golf.
"La Patagonia me recuerda al Texas de los años'50", asegura Ward Lay, magnate de las papas fritas y amigo de George W. Bush, que se compró miles de hectáreas en esa provincia y viñedos en Mendoza. Enamorado del sur argentino y de una argentina, el cantante Florent Pagny vive parte del año entre sus dos estancias de la provincia de Chubut. Estos nuevos terratenientes tienen frecuentes altercados con las comunidades indígenas, que los acusan de apropiarse de las tierras de sus ancestros. Los habitantes de la Patagonia se quejan también de no tener acceso libre a algunos lagos y senderos en las montañas donde se encuentran las propiedades privadas.
Hay otras provincias también codiciadas. Los actores Robert Duvall, Richard Gere y Matt Damon son propietarios de varias estancias en las provincias norteñas de Tucumán, Salta y Jujuy. Grandes grupos vinícolas franceses, españoles e italianos se han instalado en Mendoza, al pie de la cordillera de los Andes, que ofrece tierras y un clima excepcional para el cultivo de la vid. Ahí, la hectárea vale diez veces menos que en California. Grandes grupos mineros, en su mayoría canadienses, explotan minas de oro y plata en las provincias de San Juan, La Rioja y Santa Cruz. Entre los inversionistas figura Bill Gates, el hombre más rico del planeta.
La estampida sobre las tierras no es exclusiva de los extranjeros. Los nuevos ricos argentinos, principalmente estrellas del espectáculo y del deporte, pero también políticos, constituyen a su vez una nueva burguesía terrateniente. El jugador de básquetbol Emanuel Ginobili, estrella de los Spurs de San Antonio en la NBA, invirtió más de dos millones de dólares en proyectos turísticos de gran lujo en las costas del río Negro y en la ribera del lago Correntoso, en la Patagonia. El futbolista Gabriel Batistuta, ex delantero de la Fiorentina, se ha convertido en uno de los grandes terratenientes de la fértil provincia de Santa Fe.
Según una encuesta publicada por el periódico "Clarín", nueve de cada diez argentinos se inquietan porque los recursos naturales del país están en manos de extranjeros. Y seis de cada diez piensan que eso atenta contra la soberanía nacional.
© Le Monde
(The New York Times Syndicate)