Bambú Press Prensa alternativa políticamente incorrecta Carta de una amiga desde México Los partidos de fútbol eran sin público. Y festejaron los goles igual desde casa. Acerca de la gripe (mal llamada) porcina o H1N1 Hola, amigos y amigas de Argentina: La verdad solamente tengo ganas de compartirles un poco de buena onda para este momento pesadito que están pasando con la influenza. Por un ratito y aunque nos dé gracia, risa y no sé que más, hay que ponerse el barbijo. El primer día te sentís un idiota, pero después te sentís un idiota si te lo olvidaste. Y ni te digo como te sentís cuando recorres cada farmacia de tu ciudad y no existen. Y parece que todos los que sí tienen están a salvo y vos sos el próximo por no tener. Y empezás a pensar cómo fabricar uno, si el filtro de café servirá, o las tazas para rellenar corpiños. ¡Hasta te los mandas a traer de Argentina como en mi caso! El gel es básico, también te da un poco de vergüenza ponerte gel porque te dieron la mano o tocaste algo. Pero más vergüenza es no hacer nada para evitar el contagio, por prejuicio o por " no ser exagerado". El botón del ascensor se tocaba con guantes o un trapito. El típico ejemplo es en el súper: agarras un yogurt de fresa que pasó por casi 48 manos antes de llegar a la góndola. Dos minutos antes que vos lo agarres, una señora que llegó en el avión de Chile de las cuatro de la tarde donde viajaban dos infectados, estornudó en su mano (no en su codo), agarró el yogurt, y decidió que mejor llevaba de otro sabor. Entonces lo volvió a poner en el estante. Y vas vos, lo agarrás con estornudo y todo por el mismo precio y tratás de sacarte la pestaña que se te acaba de meter en el ojo. Y no te das cuenta que te convertís en el próximo. Después llegas a tu casa, ¿y qué haces? Metés el yogurt en la heladera. Saludás a cada hijo tuyo haciéndole que les robas la punta de la nariz. Convirtiéndolos en los próximos. Suena muy CSI, pero es así. Acá conocí cinco personas que me contaron de gente cercana que se enfermó. No lo lees sólo en el diario, estás cerca. Acá se cerro el gimnasio, ¿y que paso? ¡Nada! Empezamos a correr en vez de en la cinta en la cuadra y si decían que en el aire libre no, no corrimos más. Sólo por 15 días. No había piletas, no nadamos. No había escuela, estudiaban en casa. Se suspendieron bodas, cumples, babyshowers. La gente se escapaba a estados donde no hubiera, y así los de Acapulco teníamos terror al ver placa del DF. Es increíble cómo te cambia la cabeza. No había restaurantes ni cines, y descubrimos lo lindo que puede ser comer casero, y ver una peli en la tele. Ni hablar de los que no tuvieron donde dejar por 15 días a sus hijos ( las guarderías publicas y privadas, cerradas) No había gel, nos lavábamos más las manos. No había Lysoform, pero aprendimos a ventilar e iluminar los ambientes de trabajo. A usar alcohol por las superficies. Extrañamos los besos y abrazos, cerramos pactos con los ojos, sin darnos las manos, el vecino parecía un virus caminando si subía al elevador, y tus mejores amigos se convirtieron en tus mejores compañeros telefónicos. Y costaba decirles "no vengas". Todos nos extrañamos y sirvió para casi un mes después reencontrarnos con más ganas. La escuela tan odiada por los niños, nunca fue mas extrañada. Las vacaciones obligadas, pero encerrados en casa, a veces alteraba pero otras dejaba volver a lo natural, a lo simple. A pensar cuántas cosas nos separan. A ver más de cerca todo. A valorar lo que tenemos cuando no está. Un estornudo ya no se respondía con un "salud" sino con un "¡"corran!". Una simple tos, ya era motivo de caras y alejarse. El técnico de la lavadora tenia más miedos de mis hijas que yo de él. Yo tenia miedo de abrirle la puerta. ¡Y al abrir veo un diminuto hombrecito embarbijado y enguantado! Un presidente que vemos pocas veces sale a decirnos como si fuera nuestro doctor, más que a decirnos a pedirnos por favor que seamos cívicos, que nos apoyemos en la contingencia. Y todo un pueblo que se caracteriza por ser sumiso, no sólo obedece, sino que se concientiza, se cuida y cuida al otro, cuida a los niños. Y hay pérdidas, y hay pánico, y hay pérdidas económicas, y la gente se deprime. Pero se la aguanta y así México sale. Aguantándose la discriminación desde otros países, la burla, y saliendo con el antídoto más importante en una sociedad: la educación y el civismo. Aprendimos a los 30 años como toser y estornudar en el ángulo interno del codo. Y también en las axilas. Nos reímos de vernos enguantados y embarbijados en la escuela, en las juntas y hasta en el súper. No faltaba gel ni en el baño de pozo de la carretera a Chilpancingo. Aprendimos a extrañarnos Aprendimos a dibujar, recortar, ver la misma película 30 veces, otra vez dibujar, leímos todo los cuentos de la casa. Aprendimos a comer más limpio. A lavarnos 20 veces por día las manos. A limpiar los productos que entrábamos a la casa. A saludarse de lejitos. Nos sentíamos mal, nos daba vergüenza, pero bueno. ¡Y a preocuparnos cuando alguno se nos tiraba encima y nos daba un beso de una! Los chiquitos aprendieron a decir "hola" a la maestra y a ponerse gel en la mera puerta del kinder. Los niños incorporaron en su vocabulario palabras como: antibacterial, cubrebocas, codo, no toques, lávate, no toques, lávate, ¿te lavaste? Andá a lavarte. No toques. Mi más peque decía que había que lavarse por la "influencia". La información estuvo siempre y en todos lados, sin alarmismos, tranquilamente protegiéndonos psicológicamente durante la contingencia y después. Al principio sí fue feo, no se sabia qué onda. Yo me asusté, pero con asustarte tampoco logras mucho (bueno, sí, lo que lográs es tener alcohol y agua oxigenada, atún y toallitas hasta el 2015) Y si, de a ratos nos sentíamos ridículos, penosos, cansados. Pero nos la bancamos. Y salimos. Sé como argentina, que pensamos diferente. Somos orgullosos, altaneros, agrandados, nos creemos que a nosotros nada puede pasarnos. Nos reímos de todo y de todos. Pero vamos a tener que empezar porque como siempre nos gusta quedar primeros, en esto ya estamos terceros y no nos conviene ningún ascenso. Por una vez, creo que hay que bajar la cabeza y llegar últimos. Aprender de los demás. Pedir disculpas. Dejar la burla para otros eventos. Esto es serio. Y es momento de dejar de tomarse todo a joda. Si pueden estar en sus casa, qué bueno. Los que tengan que salir sí o sí a trabajar no olviden sus cubrebocas, desinfectar seguido el escritorio el teléfono, el celular, las llaves, la compu. Al comprar, limpiar lo productos antes de meterlos a la heladera o la alacena con alcohol y un trapo. No cuesta mucho tiempo más y ayuda. Lavarse las manos, no tocarse la cara, no saludar de beso ni de mano. Estornudar en el ángulo interno del codo y toser. También en la axila. Ponerse gel antes de comer si no te pudiste lavar y al tocar dinero en el súper o en la calle. Llevar cubrebocas en el subte y colectivos y trenes. Las vacaciones serán distintas pero se pueden disfrutar igual. Hacer conciencia. No pasa nada si no ves el estreno. Todo después se va a extender por la contingencia, van a ver. Nosotros suspendimos el festival del Día de las Madres, que es lo máximo para México y hace dos semanas lo hicieron y fue hermoso. No pasó nada que en vez de en mayo fuera en junio. Los partidos de fútbol eran sin público. Y festejaron los goles igual desde casa. Por eso espero que esto les llegue, no para entrar en pánico sino para crear conciencia. ¡Mucha suerte! Y espero que a los argentinos no les pegue tan duro como a nosotros. * * * * * * Bambú Press -publicación puntualmente irregular- está contra lo «políticamente correcto», el «pensamiento único» y la «globalización» impuesta desde arriba. Archivo y actualizaciones: http://bambupress.wordpress.com/ Esto no es SPAM, ni GLUP, ni SPLASH. En cambio es copyleft. |
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