sábado, 22 de noviembre de 2014

MÉDICOS EN EL ISLAM.

viernes, 21 de noviembre de 2014

MÉDICOS EN EL ISLAM.

CURIOSIDADES:

 

 

MINIATURA DE UN CODICE DEL SIGLO XIV

 

En el año 958, Sancho I de León fue depuesto por nobles rebeldes, que esgrimieron como excusa para su actuación el hecho de que el monarca no podíacumplir con dignidad las funciones regias debido a su extrema gordura. Su abuela, la reina Toda de Navarra, buscó ayuda en la corte califal de Córdoba: pidió a Abderramán III cura para la obesidad mórbida de su nieto y apoyo militar para que pudiera recuperar el trono. En la capital andalusí, el médico Hasday ibn Shaprut, judío jiennense, sometió a un estricto régimen al monarca leonés y logró rebajar su peso. De este modo el soberano pudo cabalgar como era debido, y el auxilio de tropas cordobesas le permitió recuperar la corona perdida.

 

 

La anécdota ilustra el amplio y justificado reconocimiento de que gozaban los médicos de países islámicos en la Edad Media. Ibn Shaprut no era el único facultativo que sobresalía en la corte de Abderramán; en ella destacaba, por ejemplo, la sabiduría del cirujano Abul-Qasim al-Zahrawi, a quien los cristianos conocieron como Abulcasis. La excelente formación de todos estos personajes y la amplitud de los conocimientos que tenían a su disposición, y que compartían con sabios del norte de África o de los confines de Irán, se explica por la construcción de una vasta comunidad científica merced al empleo de un mismo idioma, el árabe, en los inmensos territorios unidos por la fulgurante expansión del Islam.

 

 

Antes de que el mensaje de Mahoma se extendiera más allá de la península Arábiga, los árabes ya contaban con una primera cultura médica, llamada «islámica o profética» por ser su protagonista Mahoma, el Profeta. Arcaica y piadosa, abunda en exhortaciones genéricas. Dice, por ejemplo: «Haced uso de tratamientos médicos, pues Dios no ha creado enfermedad ninguna sin disponer un remedio para ella, con la excepción de una sola enfermedad, la vejez». Muchos de sus recursos, como el uso de la miel, del aceite de oliva o de la succión con ventosas (hijama), forman parte de prácticas curativas o profilácticas –preventivas– que se remontan a la Arabia antigua y poseen rasgos babilónicos, de modo que sus raíces se extienden hasta el III milenio a.C. Todavía hoy se recurre a ellas en muchos países islámicos.

 

 

En un campo paralelo se sitúa la «interpretación de los sueños» (tabir al-anam), a los que el mismo Profeta concedía gran importancia. Ya en el siglo VIII, Ibn Sirin compuso la primera gran obra árabe en esta materia, que tenía como fuente principal la Onirocrítica del autor griego Artemidoro de Éfeso, escrita ocho siglos antes. Sin duda, la extremada atención de los árabes por la vida psicológica nace ahí. Por otra parte, el socorro a la sanación espiritual es más común de lo que se piensa. Son muchas las medicinas paracientíficas y astrológicas: en los tratados de medicina aflora a veces todo un mundo de rituales, repleto de sellos y talismanes. El Islam no lo rechaza en bloque, y la magia «blanca» es lícita dentro de ciertas normas.

 

 

Pero los límites de la medicina árabe se ampliaron infinitamente después de que, en el año 622, Mahoma proclamara su mensaje a las tribus árabes. Los califas, sus sucesores, extendieron sus dominios desde la India hasta el sur de Francia en apenas dos siglos. Las élites del Islam pronto comprendieron la importancia de adoptar los rasgos más brillantes de la cultura grecorromana, preservada en Egipto y el Oriente Próximo, y quisieron para sí todos los saberes y tecnologías que llamaban «ciencias de los antiguos», entre las que se contaba la medicina.

 

Con la expansión del Islam cayeron bajo dominio musulmán las ciudades donde se cultivaba la ciencia griega que había irradiado desde el foco de Alejandría: Edesa y Nisibis, en la Siria bizantina, y Gundishapur, en la Persia sasánida. A esta última ciudad se habían dirigido los médicos griegos después de que, en el año 529, el emperador Justiniano cerrase la academia de Atenas. Y también se instalaron allí médicos cristianos de credo nestoriano, a quien los bizantinos habían expulsado de Edesa porque su fe era contraria a la ortodoxia religiosa.  

 

 

La ciencia griega preservada en esos territorios se convirtió en la base para el desarrollo de la medicina árabe, gracias a la labor de médicos políglotas que, entre los siglos IX y X, ejercieron como maestros y traductores. Entre ellos figuran Yuhanna ibn Masawaih, conocido en Occidente como Ioannis Mesuae, nacido en  el seno de una cultivada familia de Gundishapur, y su discípulo Hunayn ibn Ishaq, llamado Iohannitius en latín, responsable de unas cincuenta traducciones de gran calidad. Ambos eran cristianos nestorianos, comunidad de habla siríaca cuya lengua era muy parecida al árabe, lo que facilitaba la traducción de textos griegos. Esta labor gozó de un amplio mecenazgo, que tuvo su máximo exponente en la fundación de la famosa Casa de la Ciencia o Bayt al-Hikma en Bagdad por el califa al-Mamún; el soberano puso a Ibn Ishaq al frente de los traductores. Con la traducción de obras en griego, persa y sánscrito, la medicina árabe se convirtió en la más informada y diversa del planeta en los albores del siglo X.  Sabios paganos, cristianos, judíos, hindúes y muchos otros adoptaron el árabe como lengua científica. Es decir, médicos de distintas creencias trabajaron juntos, discutiendo y estudiando en árabe, como hoy se hace en inglés. Por esta razón hablamos aquí de «medicina árabe»: no nos referimos a una etnia «árabe», sino a una comunidad intelectual que compartió el idioma del Corán, convertido en lengua común de ciencia y cultura.

 

 

Este fenómeno también fructificó en al-Andalus, la España musulmana, durante el siglo X. Allí fue traducido un clásico, la Materia médica de Dioscórides, para el califa Abderramán III, en cuya corte figuró, como ya hemos dicho, Abulcasis, cirujano eminente cuyo Libro de la disposición (que bebía de la obra de un médico bizantino, Pablo de Egina) gozó de extraordinario prestigio. Córdoba, la capital de al-Andalus, rivalizaba con los nuevos centros de enseñanza islámicos del Mediterráneo: Cairuán, en Túnez; Fez, en Marruecos, y El Cairo, en Egipto. Conocemos más de un centenar de obras médicas árabes anteriores al año Mil; la transmisión del pasado era una realidad, y una ciencia propia empezaba a ver la luz.

 

 

Gracias al prestigio del saber y a cierta libertad intelectual, durante el período de esplendor del califato abbasí de Bagdad –entre los siglos X y XI– la compilación de grandes obras sistemáticas fue el distintivo de sabios de talla universal, que ejercían la medicina junto a la filosofía, las ciencias y las tareas políticas.  

 

 

De entre todos ellos brillaron tres. Uno es al-Razi (Rhazes para los latinos), iraní polifacético y experto farmacólogo, que vivió en la corte, dirigió el gran hospital de Bagdad y escribió casi doscientas obras. El segundo es al-Majusi, cuya compilación, el Libro total sobre el arte de la medicina, es una obra maestra por su equilibrio entre teoría y práctica. Sin embargo, este texto quedó oscurecido por la obra del tercer gran nombre de la época: Ibn Sina, al que conocemos como Avicena.

Este extraordinario filósofo ya era médico a los dieciocho años. En aquel entonces, la curación de un emir llevaba a dirigir un ministerio, como fue su caso. Escribió extensamente sobre todas las ciencias, y su Canon (o «norma») de medicina es una de las obras más célebres de la medicina de todos los tiempos. Su éxito se debe a su fuerza teórica y su esfuerzo de racionalización; para Avicena, sistemático y claro, la lógica es la base del diagnóstico.

 

 

En Occidente, la ciencia árabe brilló en la obra de dos famosos filósofos y médicos cordobeses del siglo XII: Averroes, ibn Rushd, cuya Kulliyat o Totalidad se convirtió en el Colliget de los latinos; y el judío Maimónides, Musa ibn Maimón, que llegó a ser médico personal del campeón musulmán de las cruzadas: Saladino, sultán de Egipto. Su caso no es único: la medicina judía brilló al implicarse con la dominación islámica; de hecho, el árabe fue la lengua de cultura judía durante toda la Edad Media.

 

a base teórica de la medicina árabe no difiere esencialmente de la griega y romana. En su base se encuentra la medicina humoral, atribuida a Hipócrates –que vivió en el siglo IV a.C.–, la cual divide en cuatro los fluidos humanos básicos: sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra; la salud y la enfermedad dependen del equilibrio entre ellos. Así, quienes sufren exceso de bilis negra son personas tristes, diciéndose que tienen «humor negro», pues eso es lo que significa «melancólico» en griego. De igual modo, los temperamentos «sanguíneos», «flemáticos» y «coléricos» padecen algún desequilibrio de los otros humores. La salud se obtiene restableciendo el balance entre ellos con dietas y purgas; de ahí la importancia que en la medicina árabe tienen la higiene y la dieta.

 

 

Pese al predominio de esta medicina «teórica» se desarrollaron terapias y observaciones anatómicas nuevas. En especial, destaca la oftalmología. La utilización de una jeringuilla hueca para succionar las «cataratas» constituye una notable innovación debida a Ammar ibn Alí , en el siglo X, quien desarrolló, además, un método para diagnosticar las cataratas operables basado en la reacción de la pupila ante la luz. Con todo, el mayor especialista en cirugía fue el andalusí Abulcasis, que empleó un instrumental variadísimo: tenazas, pinzas, trépanos, bisturíes, sondas, cauterios, lancetas o espéculos, cuyos dibujos ilustran su Libro de la disposición. Durante el siglo XVI, los cirujanos de Occidente seguían estudiando esta auténtica enciclopedia del saber médico, que otorga tanta importancia a las técnicas para combatir el dolor (con frío o con esponjas soporíferas) como a las suturas y los vendajes.

Mención aparte merecen los cirujanos prácticos o médicos empíricos, expertos en el tratamiento de inflamaciones y tumores, así como en la extracción de flechas y curación de heridas, fracturas y luxaciones. Por su parte, la farmacología y la toxicología evolucionaron con la alquimia, a la cual debemos los alambiques, el amoníaco y el alcohol, entre otras aportaciones.

 

Un trazo distintivo de la cultura islámica fue la construcción de centros de estudio, las madrasas, y de hospitales públicos, los bimaristanes, mantenidos por medio de donaciones, aunque no deben ser vistos como una novedad respecto del mundo cristiano o budista. Cada gran ciudad rivalizó para albergar ambas instituciones, entre las cuales hubo un tránsito constante de profesores y libros. Los hospitales permitían a los más pobres beneficiarse del saber de médicos tan notables como al-Razi, director del hospital de Bagdad. El bimaristán más conocido es el que el sultán al-Qalaun edificó en El Cairo, en 1285:  podía atender a ocho mil enfermos en cuatro pabellones destinados a diferentes patologías y dispuestos alrededor de un patio climatizado con fuentes. Algunos de estos establecimientos siguen funcionando, como el bimaristán fundado por Nur al-Din en Damasco, en 1154. También había hospitales que acogían a enfermos mentales, algo desconocido en Occidente. En el siglo XII, el viajero judío Benjamín de Tudela describió el de Bagdad: «En él detienen a todos los dementes que se encuentran en la ciudad durante el verano, que han perdido la razón por el calor excesivo, sujetando a cado uno de ellos con cadenas de hierro; todo el tiempo que permanecen allí son alimentados por la casa real y cuando recobran la razón los despiden y cada cual vuelve a su casa y a su hogar. [...] Cada mes los interrogan los oficiales del rey para observar si algunos han recobrado la razón».

 

 

Aunque la medicina árabe brilla por sí sola, en el Occidente cristiano sólo se supo de unos cuarenta textos sobre un millar de escritos médicos censados. Los últimos autores conocidos fueron los andalusíes Ibn Zuhr (Avenzoar), que mejoró la traqueotomía y descubrió la causa de la sarna y la pericarditis, y Averroes. Pero del gran botanista Ibn al-Baytar y del epidemiólogo Ibn al-Jatib (que dejó testimonio de la peste negra) ya nada se supo, aunque también eran andalusíes y vivían en la frontera misma de la Cristiandad. De ahí que sea exagerado pensar, como se había creído, que la medicina islámica se estancó después del siglo XIII;  aún desconocemos muchísimos escritos tardíos.

 

 

 

FUENTE- Víctor Pallejà de Bustinza. Instituto de Estudios Medievales.

 

viernes, 14 de noviembre de 2014

14/11/14

La Patagonia Argentina agredida

Escribo con honda preocupación sobre los sucesos que están ocurriendo en nuestra patagonia argentina y también del lado chileno, como sabrán en los últimos días un grupo fundamentalista indigenista que se declara de origen étnico mapuche ha realizado una serie de acciones violentas que nos deben llamar fuertemente la atención y tomar una posición sobre este gravísimo problema antes de que se desmadre la situación (Llamada: agrupación Resistencia Ancestral Mapuche aseguró que es la responsable por los ataques al refugio Neumeyer, el Consulado de Chile y la Iglesia Catedral. Piden crear una nueva nación)http://www.infobae.com/2014/11/13/1608502-grupo-mapuche-se-adjudico-incendios-bariloche-y-declaro-la-guerra-chile-y-argentina

 

 

 

El refugio andino “Juan Javier Neumeyer” incendiado por el “Movimiento Mapuche Autónomo Puel Mapu” Rio Negro

 

A mi entender como analista geopolitico comenzaron los movimientos en el sur de Argentina y Chile. Era lo esperado, una pregunta que nos surge en primer lugar es: Porque el sistema de inteligencia nacional (?) No alertó al estado Nacional y Provincial sobre estos elementos desestabilizadores

Segundo: Nuestro Sur es cada día más rico, nuevos recursos naturales se descubrirán desde el 2015 y por supuesto entramos en conflicto. Como todos los países que tienen Gas y Petróleo y no están subordinados a USA y las finanzas de Wall Street y Londres, o que en la zona están operando China y Rusia, todo lo demás es cháchara !!!!!!

Recordemos que luego de la nacionalización de Yacimientos Petrolíferos Bolivianos, el gobierno de Evo Morales tuvo que enfrentar una división regional de la media luna boliviana (Tarija-Beni-Santa Cruz de la Sierra) y también a grupos de indios organizados por la embajada de EEUU y los separatistas también para dar un ejemplo cercano y limítrofe que necesito de la intervención de las FFAA Bolivianas y también de un despliegue de tropas de Brasil (para asegurar las vidas y las inversiones empresariales brasileñas)

Tercero: a mi entender son dos (2) las tenazas geopolíticas que nos están condicionando: Una los financistas (Buitres) que quieren “garantía” con las reservas petroleras (para occidente) y por otro lado los fundamentalismos indigenistas. Simplemente navegando por internet se puede visitar el sitio de la Nación Mapuche con su sede en Bristol, Gran Bretaña (?) Ver: http://mapuche-nation.org/espanol/nosotros.htm , donde tambien se fagocita el Reino de la Araucania http://mapuche-nation.org/espanol/html/reino/inicio.html , solo para entender que no estamos a salvarguardia de ninguna accion desestabilizadora y tambien recuerdo cuando unos “extranos”  gremialistas los “Dragones” que ocuparon con capacidad casi de comando militar instalaciones petroliferas y desarmaron a un escuadron de Gendarmeria Nacional enviados para disolverlos, luego desaparecieron y nunca mas se hablo del tema.

Y recordemos que la argentina es un país inerte en tema de defensa y seguridad (fronteras abiertas, carteles de narcos y zonas sin protección ni control aeroespacial y marítimo).

Debemos prepararnos para tiempos difíciles, yo sé que lo urgente relega siempre lo importante. Quisiera hacerles llegar estas reflexiones y preocupaciones que se irán seguramente profundizando y agravando, si no sabemos montar un medio defensivo concreto. Y tambien les recuerdo a los lectores, que la Hipótesis de Conflicto que se incorporó a los ejércitos de Suramerica deben prepararse para enfrentar el desafío de defender NUESTROS Recurso Naturales.

Y recordemos nuevamente que extrañamente los países poseedores de recurso naturales: fundamentalmente energéticos están monitoreados y siendo en muchos casos agredidos con conflictos socio-políticos que deriva en conflictos bélicos de media intensidad: Libia (petroleo), Irak (petróleo), Afganistán (Gas y paso de oleoductos hacia China), Ucrania (paso de los gasoductos hacia Europa), Nigeriadonde operan el grupo Boko Haram para expulsar a China o Siria (Gas) donde operan los auto titulados Califatos islámico todos en regiones donde EEUU y sus socios tratan de impedir que la “competencia” China y Rusa hagan pie. En nuestro continente como Venezuela trata de salir de ser dependiente sólo del mercado norteamericano deribando parte de su producción a China se le instaló un conflicto de baja intensidad y es notable cómo la prensa occidental trata al presidente Maduro cuasi-dictador para esa prensa y a Peña Nieto de México como líder democrático que se le “desaparecieron” 43 estudiantes hoy sabido que fueron cruelmente asesinados a lo que le sumaremos las consecuencia de la guerra contra los narcos que ya causó 85000 muertos y 22000 desaparecidos, eso si Mexicovende petroleo a USA y a sus socios; si nos damos cuenta de cómo funciona el sistema mundo. Donde hemos afirmado reiterada veces que el siglo XXI es la lucha por los grandes espacios geoeconómicos y por el control de los Recursos Naturales. También recuerdo que nuestra visión del nuevo orden mundial en formación se conformará con grandes remezones conflictivos y por ello el pueblo argentino y suramericano deben estar alertas y preparados para hacer frente a estos desafíos

Carlos Pereyra Mele

Director de Dossier Geopolitico

 

Lic. Carlos A. Pereyra Mele

Licenciado en Ciencia Política , Analista Político, especialista en Geopolítica Suramericana, Prof. invitado Cátedra Libre del Pensamiento Nacional Unv. de la Patagonia; CEES, y CIVIS.